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Investigación: ¿aprenderemos algo tras la situación provocada por la Covid-19?

ROSA MARÍA ROS ESPÍN

Martes, 19 de mayo 2020, 21:34

Se han escrito ríos de tinta sobre la situación actual de la investigación en España y más aún en las últimas semanas, en las que se ha hecho patente la importancia de tener una buena red de científicos y centros de investigación preparados para abordar problemas urgentes como el provocado por la Covid-19.

Sin embargo, son muchos los problemas que arrastra el sistema español de investigación y que quizás ahora sería un buen momento de plantearlos y tratar de solucionarlos. Uno de ellos se ha puesto de manifiesto ahora y es el retraso en la publicación de la concesión de la convocatoria de los Proyectos I+D+i 2019 del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación, gestionados por la Agencia Estatal de Investigación (AEI). El inicio del periodo de ejecución estaba previsto por la propia agencia para junio de 2020, y obviamente ya no se cumplirá. Y no ha sido la crisis del coronavirus la causante de este retraso, ya que, para cumplir la planificación prevista, la resolución provisional tenía que haberse publicado en febrero o principios de marzo. Sin embargo, es algo que no nos ha sorprendido a los investigadores españoles, aunque, dicho sea de paso, la escasez de fondos que el estado español dedica a estos proyectos hace bastante improbable estar entre los afortunados que consigan ser beneficiarios de estas ayudas. Mientras que la AEI, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación dedicó 362 millones de euros en 2019 a estos proyectos, la institución alemana equivalente, la Deutsche Forschungsgemeinschaft, invirtió 2.400 millones.

Sin esas subvenciones, la mayoría de los grupos de investigación españoles no podemos llevar a cabo prácticamente nuestras investigaciones. Las universidades asignan unos escasísimos fondos a sus grupos, con los que apenas podemos pagar unas cuantas facturas o quizás adquirir algún equipamiento no muy caro. Si comparamos esta situación con lo que ocurre en las universidades alemanas, probablemente cunda más el desánimo, aunque no es mi intención. En el país germano cada universidad dota a sus profesores titulares y catedráticos de una asignación anual muy superior a la nuestra, les asigna de por vida un técnico de laboratorio que trabaja exclusivamente para él y les provisiona del equipamiento básico necesario para sus laboratorios. Incluso a los catedráticos les asignan fondos para poder pagar al menos un contrato posdoctoral por año.

Ha quedado patente la importancia de tener una buena red de científicos y centros de investigación ante problemas urgentes

Otra diferencia por la que diría que envidio al sistema alemán es la reducida burocracia para la gestión de la investigación. Muchos son los tediosos procesos burocráticos que debemos hacer en España los investigadores responsables (IR), pero uno de los que más me gustaría que se agilizara es la selección de los investigadores para contratos predoctorales. Este es un proceso que suele durar en España unos ocho meses, mientras que en Alemania apenas necesita unas semanas. Aunque, afortunadamente, también en el sistema español prima finalmente la opinión del IR para seleccionar al candidato que le parece más adecuado. La esperanza es lo último que se pierde.

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