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FRANCISCO J. OLIVA PATERNA
Martes, 15 de octubre 2019, 21:44
Ultimamente me toca informar, sensibilizar y opinar sobre aspectos muy variados relacionados con las especies exóticas invasoras (invasoras de forma más reducida). Sin duda, tiene algo que ver el hecho de estar involucrado en un proyecto europeo denominado Invasaqua que tiene como objetivos principales mejorar la prevención y respuesta rápida en la gestión de invasoras acuáticas, junto con aumentar la sensibilización e información sobre las mismas.
Las especies exóticas invasoras son especies no nativas o alóctonas que se han transportado fuera de su ámbito ecológico natural por acción humana (voluntaria o accidental) y constituyen una amenaza real para la biodiversidad y la economía. Al menos, es así como lo define la propia Comisión Europea en varios de sus documentos oficiales y de divulgación.
¿Pero por qué son un problema tan importante? De forma sencilla podemos decir que producen múltiples impactos ecológicos, económicos y sobre la salud humana. Desde el colectivo científico existe un gran consenso a la hora de afirmar que, después de la destrucción de ecosistemas, las invasoras constituyen la principal causa de pérdida de biodiversidad y extinción de especies a nivel planetario.En lo relativo a la economía, se calcula que, aproximadamente, en las últimas dos décadas las especies invasoras han provocado un gasto en la Unión Europea que supera los 12.000 millones de euros por año, casi el PIB de pequeños países europeos, y no deja de crecer. Las pérdidas económicas que provocan se relacionan, principalmente, con daños sobre el rendimiento de actividades agrícolas, turísticas, ganaderas o relativas a la pesca. En España tenemos ejemplos carismáticos y muy recientes que han supuesto importantes pérdidas en determinados sectores sociales. Busquen información sobre el coste que conlleva la gestión de especies como el camalote o el mejillón cebra para algunas comunidades y confederaciones hidrográficas de nuestro país. Por cierto, son gastos que finalmente pagamos entre todos. Después, valoren la necesidad de nuestra Región de Murcia, o de nuestra Confederación Hidrográfica del Segura, a la hora de actuar preventivamente y evitar la entrada de estas especies. Además, muchas invasoras son reservorios de parásitos y patógenos que pueden provocar importantes enfermedades en la población humana. Por desgracia, en nuestra Región estamos cada vez más familiarizados con el mosquito tigre.
También, en lo relativo a la salud humana, me gustaría resaltar el peligro que tienen otras invasoras que son estrellas del mascotismo, como mapaches, cotorras y galápagos. Todas éstas acaban estableciendo poblaciones en medio silvestre, muchas veces por el desconocimiento social de su peligro, y otras por la ausencia de una respuesta rápida en su control. El escenario de gestión de las especies invasoras es complejo y muchas veces controvertido. Hay que sopesar intereses económicos, efectos sobre la salud y efectos sobre la biodiversidad. Algunas especies son, al mismo tiempo, oportunidad comercial y amenaza ambiental -busquen información sobre el cangrejo azul en el Mar Menor- lo que dificulta su gestión. En este contexto, la formación e información sobre sectores involucrados y de la sociedad en genral es esencial para la obtención de soluciones.
Finalmente, la solución a los problemas que nos pueden generar pasa por abordar todas las fases de su proceso de invasión: introducción, establecimiento o naturalización, expansión.
Pero, sin dudas, su gestión preventiva y estratégica, involucrando a la sociedad, es esencial para mantener el bienestar social y aumentar la salud ambiental.
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