Bioeconomía circular
JOSÉ MARTÍN SORIANO DISLA
Martes, 20 de septiembre 2022, 00:20
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JOSÉ MARTÍN SORIANO DISLA
Martes, 20 de septiembre 2022, 00:20
Resulta evidente que vivimos en un planeta con recursos finitos, no renovables, que estamos sobreexplotando. Pero no nos conformamos con eso, también estamos alterando y ... amenazando los no renovables. Es también evidente que necesitamos y dependemos de esos recursos para continuar prosperando como especie. Esta realidad, muy condicionada por pandemias y conflictos, no hace más que poner de manifiesto que nuestro modelo de consumo es inadecuado y obsoleto. Debemos pues reconsiderar y cambiar la forma de obtener y utilizar nuestros recursos. Hablamos de un cambio de paradigma, una nueva forma de desarrollo, una nueva economía: debemos dejar atrás la economía basada en usar y tirar, y cambiarla por otra mucho más acorde con los límites de nuestro planeta, la economía circular. Esta última puede ser vista como aquella en la que el valor de los recursos se mantiene durante el máximo tiempo posible en el sistema productivo y la generación de residuos se reduce al mínimo. El enfoque se extiende a la regeneración activa de los sistemas naturales. Este concepto no consiste en volver atrás, sino en aplicar algunos principios que se han venido utilizando en el pasado utilizando los conocimientos que existen actualmente.
Ejemplos de economía circular son la obtención de productos de alto valor a partir, por ejemplo, de residuos, la reparación, el ecodiseño. Aplicando principios de economía circular que permitan alargar la vida útil de los recursos solucionaríamos en gran medida el enorme desafío impuesto por los acontecimientos actuales. Y qué mejor si somos capaces de obtener recursos a partir de residuos y/o subproductos orgánicos (hablaríamos entonces de bioeconomía), es decir, a partir de recursos que el sistema produce y que actualmente desecha o dota de una utilidad mucho menor a la que podrían tener. Este enfoque aboga por producir recursos a escala local que antes se obtenían de forma insostenible, recorriendo grandes distancias, contribuyendo al mismo tiempo a resolver el enorme problema que suponen los residuos para nuestras ciudades.
Y es precisamente aquí, en la obtención de productos de alto valor a partir de residuos/subproductos orgánicos bajo el nuevo paradigma de las 'biorrefinerías', donde se inserta una de las áreas más importantes de mi actividad profesional y de donde trabajo, el Centro Tecnológico de la Energía y del Medio Ambiente (Cetenma). Uno de los proyectos europeos que coordinamos, 'Valuewaste', ha desarrollado una experiencia piloto pionera en Murcia en la que, a partir de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, se obtienen proteínas y otros compuestos para alimentación, así como biofertilizantes. En un evento en el Comité de las Regiones en Bruselas que se celebra el próximo 27 de septiembre presentamos los principales resultados del proyecto ante la Comisión Europea. También lo haremos a nivel local en el evento final del proyecto, el 20 de octubre en Cartagena, donde Cetenma tiene su sede. La continuación del proyecto Valuewaste está asegurada con el Hoop, otro proyecto europeo que Cetenma coordina y del que Murcia es ciudad faro. En él también se persigue el desarrollo de proyectos de bioeconomía urbana a escala local.
Estos proyectos persiguen derribar barreras (económicas, sociales, legislativas, tecnológicas...) y recopilar datos relevantes que contribuyan al desarrollo de políticas que permitan crear el marco adecuado para la implantación de proyectos de bioeconomía circular. Estamos ante un campo de enorme interés, y prueba de ello es el desarrollo por parte de la Unión Europea de la taxonomía verde, un sistema de clasificación de actividades económicas que busca ofrecer una definición clara de lo que es y no es sostenible que ayude a las empresas y los inversores en la toma de decisiones.
En definitiva, nuestro futuro pasa por la bieconomía circular, de cuya implantación efectiva se derivarán múltiples beneficios ambientales, económicos y sociales. Los beneficios ambientales: derivan de la reducción de la extracción de recursos naturales y la disminución de los impactos generados por la producción de residuos. Los beneficios económicos son consecuencia de la reducción de costes asociados a la extracción y procesamiento de recursos naturales, la gestión de residuos y la restauración de ecosistemas degradados, así como de los servicios prestados por ecosistemas regenerados. Y los beneficios sociales son resultantes de la generación de nuevas oportunidades de negocio, del acceso a un medio ambiente menos degradado, etc. El reto actual para el desarrollo de una Europa verde y circular radica en resolver las barreras todavía existentes y en llevar a cabo este proceso de la forma más rápida posible. Nosotros estamos en ello, ¿nos acompañáis?
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