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JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
Martes, 7 de enero 2020, 21:25
En las últimas décadas hemos asistido a una intensificación de la agricultura que ha llevado a la conversión de grandes extensiones de zonas naturales en ... terrenos de cultivo y a la simplificación de los paisaje agrarios, lo que ha provocado una pérdida de biodiversidad a escala global. De esta transformación también hemos sido testigos en la Región de Murcia, donde en pocos años hemos visto como aumentaba el tamaño de las parcelas, desaparecían estructuras típicas como setos y ribazos, disminuía la abundancia de vegetación silvestre en los cultivos y su entorno, y aumentaba el consumo de agroquímicos. En nuestro afán por maximizar la producción a corto plazo, nos hemos obsesionado tanto con eliminar la parte de la biodiversidad que nos afecta negativamente (la de las plagas y enfermedades que afectan a nuestros cultivos) y hemos usado técnicas tan agresivas para combatirla, que hemos acabado también con la parte positiva: la de los enemigos naturales y otros antagonistas que controlan aquellos organismos perjudiciales. Uno de los aspectos más negativos de la pérdida de biodiversidad es la merma de la actividad de los organismos que controlan las plagas (el control biológico natural), lo que generalmente se compensa con el uso de productos químicos. Problemas asociados con el control químico de plagas han llevado al replanteamiento de las estrategias de producción y a la valorización del papel de los enemigos naturales.
El control biológico mediante el manejo de enemigos naturales autóctonos ha reportado grandes beneficios a la Región. Fue el control biológico el que a mediados de los 90 salvó al cultivo de pimiento en invernadero de un sistema de producción en crisis, inmerso en una espiral ascendente de tratamientos y con estrechos márgenes de rentabilidad. El nuevo programa supuso una reducción drástica en el uso de pesticidas, así como una mejora de la producción y de la calidad de vida de los agricultores, sin olvidar los beneficios medioambientales. Del mismo modo, en la actualidad el control de plagas en tomate no se concibe sin el empleo de especies de depredadores que forman parte de nuestra rica biodiversidad local. En los huertos de peral en ecológico de Jumilla, la comunidad de depredadores que se establece de manera natural en los cultivos consigue realizar un control de plagas mucho más eficaz que la química usada en los huertos convencionales. Los beneficios del respeto y manejo de esta biodiversidad, solo en ahorro de insecticidas, se han estimado en una horquilla de entre 300 y 800 euros anuales
En estos momentos urge tomar medidas para frenar y corregir los procesos de degradación del paisaje agrario. Entre las técnicas que podemos emplear para aumentar la biodiversidad están la diversificación de los cultivos, el manejo de la hierba que crece entre las calles de los árboles, y la implantación y restauración de setos e islas de vegetación silvestre. No obstante, tenemos que ser conscientes de que el manejo de la biodiversidad es complejo y requiere de un profundo conocimiento del funcionamiento de los agroecosistemas. Estas medidas nos pueden ayudar a mejorar la sostenibilidad de nuestra agricultura y al mantenimiento de la biodiversidad 'per se' si actuamos con criterio, pero puede provocar efectos indeseados si el diseño del paisaje se realiza de manera arbitraria.
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