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Interior del nuevo John Deere 6r. Avanterra
La agricultura en España frente a la falta de mano de obra y la urgencia de automatización

La agricultura en España frente a la falta de mano de obra y la urgencia de automatización

ESPECIAL AGROALIMENTARIO ·

El experto en el sector agro Javier Soto reclama actualizar la percepción del campo para atraer a los jóvenes e incrementar la innovación en esta industria

EFQ

Torre Pacheco

Sábado, 1 de marzo 2025, 08:20

La agricultura ha evolucionado con el tiempo, incorporando tecnología y automatización sin perder su esencia. Desde el arado de acero de John Deere hasta la maquinaria guiada por inteligencia artificial, el sector ha avanzado con sistemas de riego computarizados, sensores inteligentes, drones y vehículos autónomos que optimizan la producción, aunque aún persisten percepciones ancladas en el pasado.

Hoy en día, la agricultura no es solo trabajo físico bajo el sol, sino también tecnología de vanguardia y automatización, de ahí la importancia de transformar la percepción del campo para atraer a nuevas generaciones.

Si a los jóvenes se les ofreciera pilotar un robot agrícola autónomo con GPS, climatización, asiento ergonómico y hasta hilo musical durante una jornada de ocho horas y salario competitivo, la visión del sector cambiaría. Es la opinión de Javier Soto Martínez, ex CEO del Grupo BEHR en España, considerado un referente en la industria agroalimentaria europea por su amplia trayectoria orientada a la innovación y la sostenibilidad. Ha liderado la gestión de miles de hectáreas de cultivo e impulsado la modernización del campo, y actualmente continúa su carrera en esta actividad aportando su experiencia en sostenibilidad, gestión eficiente de recursos y desarrollo de nuevas iniciativas que buscan modernizar y fortalecer el sector.

Industria esencial

Javier Soto asegura que seguir llamando tractores a los vehículos autónomos más avanzados del mundo le resta atractivo, por ello recomienda comunicar el verdadero valor de la agricultura imprescindible para atraer a las nuevas generaciones y que la perciban como lo que realmente es: una industria esencial, innovadora y con futuro. «Es cierto que trabajamos al aire libre, con viento, frío, lluvia y calor, pero la mecanización ha reducido considerablemente la dureza del entorno», contextualiza.

Vehículo con sistema autoguiado para cultivos de alto valor. Avanterra

La imagen obsoleta y poco atractiva de la agricultura, que tiende a desincentivar el relevo generacional, se agrava con la falta de mano de obra. En España, como en otros países desarrollados, la producción agrícola depende en gran medida de trabajadores migrantes y temporales, pero el aumento de costos y las restricciones administrativas están haciendo que muchas explotaciones sean inviables. Ante esta realidad, algunos productores recurren a la automatización y la mecanización, mientras que otros se ven obligados a reducir su actividad. «La diferencia la marca cómo cada país afronta el desafío: mientras algunos impulsan soluciones tecnológicas para garantizar su competitividad, otros se arriesgan a quedar rezagados por falta de acción», apostilla.

Avanza la mecanización

En la agricultura actual, el tipo de producto cultivado y la labor a realizar determinan tanto la cantidad como la diversidad y cualificación del personal necesario. Evidentemente, aún se requieren grandes volúmenes de mano de obra poco cualificada para tareas como la recolección, por ejemplo, de pimiento de Padrón o la judía verde, que demandan una cosecha manual intensiva. Sin embargo, es una realidad que las labores manuales están disminuyendo progresivamente gracias a la mecanización. Hoy, una cosechadora puede hacer el mismo trabajo con un solo operador, que probablemente se convierta, en un futuro, en un técnico de maquinaria capaz de pilotar varias cosechadoras simultáneamente, al igual que ocurre ahora con los drones en exhibiciones.

Lo mismo sucede con los tractores modernos, cuyas cabinas se asemejan más a las de un avión o nave espacial que a las de un tractor tradicional. De hecho, si la legislación fuera más flexible en las zonas de producción agrícola alejadas de áreas de tránsito o debidamente señalizadas, y si las autoridades y administraciones europeas colaboraran estrechamente con empresas de maquinaria agrícola, como en EE UU, esta realidad ya estaría plenamente implantada en Europa.

Monitor táctil de 12,8 pulgadas con resolución HD de 1080p. Avanterra

Al respecto, Soto Martínez explica que la demanda de mano de obra en la agricultura está influenciada, entre otros factores, por los avances tecnológicos (automatización, robótica, drones) y por las nuevas exigencias de los consumidores, que priorizan aspectos como el bienestar animal, la huella ambiental y la calidad de los alimentos. En la actualidad, cualquier agricultor que cultiva, cosecha y envasa sus productos necesita contar con perfiles técnicos altamente cualificados, que abarcan desde informática, mecánica y electrónica hasta recursos humanos, contabilidad y gestión financiera. «Es fundamental que el sistema educativo y de formación profesional implemente programas de colaboración con empresas más allá de simples prácticas, ofreciendo incentivos reales para atraer a los jóvenes al sector agrícola», reclama. Asimismo, «hasta que la automatización y mecanización sean plenamente operativas en todas las tareas agrícolas, se necesitan políticas de inmigración y contratación que faciliten la incorporación de trabajadores extranjeros mediante medidas adaptadas a las necesidades del sector», incide.

Menos burocracia y regulación

El experto sostiene que la automatización ha transformado la agricultura y seguirá haciéndolo, reduciendo la necesidad de mano de obra y aliviando la dureza del trabajo. Sin embargo, este avance podría acelerarse si se eliminaran las trabas burocráticas y regulatorias, puesto que ya existen sistemas de autoguiado capaces de operar sin conductor, pero la normativa aún no lo permite, incluso en entornos rurales seguros.

«Mi experiencia laboral con Avanterra me permitió descubrir otra perspectiva del mundo agrícola. Gracias a su profesionalidad y a mi contacto con el concesionario de El Jimenado (Torre Pacheco), empecé a trabajar con su concepto de agricultura de precisión. En nuestras visitas y experiencias por a EE UU y Hannover, me hicieron ver que el futuro del mundo rural está muy cerca de la automatización total», confiesa.

Futuro tecnificado

La agricultura ha evolucionado hasta el punto de poder gestionar tareas y enviar instrucciones a los tractores directamente desde un portátil. Con herramientas como John Deere Operations Center, es posible tener las parcelas completamente mapeadas, mientras que JDLink permite reportar incidencias en tiempo real. En esta línea, Javier Soto hace hincapié en que los tractores ya tienen la capacidad de operar de forma autónoma y que, cuando la normativa lo permita, incluso podrán trasladarse solos por los campos. Es más, «la automatización avanza hacia aperos que se cambian solos y tierras que se preparan sin intervención humana», subraya, agregando que «ya existen máquinas que cortan, clasifican y pesan verduras, y sistemas capaces de diferenciar malas hierbas de cultivos».

Centro de operaciones de John Deere. Avanterra

Ante la falta de mano de obra y la necesidad de avanzar en automatización, España puede aprender de países que han sabido equilibrar la regulación y la innovación. Precisamente, los países líderes han realizado importantes inversiones en investigación y desarrollo agrícola, creando un entorno propicio para la innovación en automatización. La colaboración entre gobiernos, industria e instituciones de investigación ha sido clave para acelerar la adopción de tecnologías avanzadas en el sector.

Sin embargo, la automatización debe adaptarse a las necesidades específicas de cada región y tipo de cultivo, ya que no existe una solución única para todos. Aunque es importante contar con regulaciones que garanticen la seguridad y sostenibilidad, Soto Martínez considera que un enfoque demasiado restrictivo puede frenar la innovación: «Los países que lideran este cambio han logrado equilibrar regulación y promoción tecnológica de manera eficiente».

Buenas prácticas

«No sé quién tiene la razón al actuar de una forma u otra, pero lo que está claro es que quien no hace nada no puede esperar un resultado distinto. Es cierto que los aspectos sociales y éticos de la automatización deben abordarse con seriedad», afirma el experto agroalimentario.

Entre los casos de éxito, destacan EE UU y Canadá, que han impulsado la inversión en tecnología y formación mediante incentivos y colaboración entre industria y academias. «El Gobierno australiano ha implementado políticas para incentivar la adopción de tecnologías agrícolas avanzadas y buscado colaboraciones internacionales, incluyendo reuniones con empresas españolas para importar tecnología. Este interés se debe a la proyección de que para 2050 Oceanía y Asia serán las regiones con mayor población de clase media del mundo, lo que generará una gran demanda de alimentos y una creciente escasez de mano de obra», señala.

Los vehículos de John Deere otorgan un rendimiento eficiente en los campos. Avanterra

Japón, con una población agrícola envejecida, ha desarrollado programas de atracción de jóvenes al sector incluyendo subsidios, formación especializada y mejoras en las condiciones laborales, buscando hacer la agricultura una carrera más atractiva. Por su parte, Israel lidera en riego de precisión y robótica como respuesta a su problema ante la escasez de agua y mano de obra, mientras que Países Bajos cuenta con un modelo de agricultura de alta tecnología que integra la automatización en sus invernaderos y sistemas de producción intensiva. Nueva Zelanda también ha mejorado salarios y fomenta la inclusión maorí en la agricultura.

El futuro del sector en España dependerá de cómo se integren la tecnología, el talento y una regulación que facilite su adopción en el campo», concluye Javier Soto.

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