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El origen de la zona Atalayas, como un lugar de concentración de locales del ocio nocturno en Murcia, se remonta al año 2000. Tuvo su ... nacimiento con la apertura, con un permiso excepcional, de la primera discoteca que se levantó en ese polígono industrial. La expropiación por parte del Ayuntamiento de los terrenos para equipamientos colectivos donde se ubicaba uno de los templos del baile más populares en Murcia, La Carroza, en la pedanía de Santiago y Zaraíche, hizo que sus dueños buscaran una nueva ubicación para el establecimiento, que había sido renombrado en 1997 por el de ¡Viva Murcia!
Con la licencia de la discoteca debajo del brazo, encontraron una nave, en el carril Molina de Nelva, que se alquilaba de una empresa de telecomunicaciones, en el polígono industrial de Atalayas, el sitio idóneo para levantar el nuevo local.
«El problema era que se trataba de una zona catalogada de uso industrial compacta en la que no se podía construir una edificación de estas características, pero pedimos una autorización especial tras la expropiación, para cambiar la licencia de un local a otro. Esperamos un año y en 1999 nos concedieron el permiso», recuerda Tomás Sánchez, uno de los dueños. La apertura, en octubre del año 2000, fue una sensación en la noche murciana y durante varios años fue la referencia de la marcha nocturna en la capital. El éxito de ¡Viva Murcia! atrajo la mirada de más empresarios de la noche y el Ayuntamiento, en un intento de sacar el ocio nocturno del centro de la ciudad, que provocaba las quejas vecinales, aprobó un cambio de uso de suelo, del industrial por el de servicios, catalogación que permitía establecer este tipo de negocios. A partir del año 2000 abrieron numerosas discotecas, bares y pubs y la zona Atalayas comenzó su andadura.
«Esa aglomeración de locales de ocio en una misma zona hizo que poco a poco el ambiente se fuera degradando. Comenzaron la peleas y los altercados continuos. Empujados por el entorno, el perfil de la gente que acudía cambió, eran clientes conflictivos, y dejamos la zona, alquilamos la discoteca para marcharnos de nuevo al centro para abrir nuevos negocios», apunta Sánchez. Durante esa década también se produjeron varios sucesos similares en la zona Atalayas a los acontecidos la semana pasada en las discotecas Teatre y La Fonda. En el año 2001, en el primer aniversario de una de las discotecas, El Palacio del Caribe, hubo un incendio que ocasionó veinte heridos leves. Por su parte, la discoteca Teatre (anteriormente conocida como Glub) también sufrió un fuego en el año 2009 al quemarse unos cables y provocar un incendio que afectó al techo. En este caso, no hubo que lamentar daños personales.
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