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Encarna Jiménez (derecha), paciente de cáncer de mama, charla con Marina Costa, trabajadora social y orientadora laboral de la AECC. NACHO GARCÍA
Día contra el cáncer de mama: «Volví al trabajo con mucha ilusión, pero no podía seguir ese ritmo, y me hundí»
Día contra el cáncer de mama

«Volví al trabajo con mucha ilusión, pero no podía seguir ese ritmo, y me hundí»

Encarna Jiménez es una de las muchas pacientes que se encuentran con muros que dificultan su regreso a la vida laboral

Miércoles, 19 de octubre 2022, 02:12

Encarna Jiménez comenzó el curso con «mucha ilusión». En septiembre se reincorporó a su trabajo, en un colegio concertado, después de más de año y medio de baja por un cáncer de mama que, afortunadamente, ha sido tratado con éxito. A sus 50 años, «tenía muchas ganas de volver, de recuperar mi vida, pero me encontré con unos horarios imposibles. Empezaba a las ocho de la mañana y luego tenía clases sueltas, la última hasta las nueve de la noche», relata.

El primer día regresó a su casa de La Ñora echa polvo. «Me dio tal mareo en la autovía que tuve que salirme y llamar a mi hermana para que viniese a recogerme», recuerda. A pesar de ello, siguió intentándolo. Dos semanas después tenía crisis de ansiedad. «Lloraba todo el rato», pero trató de aguantar con ayuda de medicación. Hasta que al final no tuvo más remedio que parar. «Me hundí, pero afortunadamente llamé a la Asociación Contra el Cáncer y aquí me ayudaron. Tengo ansiedad y una depresión, pero en el centro de salud no me derivaron a ningún sitio. Aquí tengo ayuda psicológica y apoyo», explica.

Los efectos secundarios

Su caso no es único. Cuando terminan los tratamientos, las pacientes de cáncer de mama arrastran aún muchos efectos secundarios. «A mí la inmunoterapia me produjo una astenia tremenda, y todavía la tengo», señala Encarna. Pero las bajas laborales solo se alargan más allá del año y medio en casos excepcionales, y por un máximo de seis meses, explica Marina Costa, trabajadora social y orientadora laboral de la AECC. Así que las alternativas son la incapacidad permanente o volver al trabajo, aunque en muchos casos aún se esté recibiendo inmunoterapia o terapia hormonal.

«Cuando se cumplió el año y medio de baja pedí una prórroga, al menos hasta que terminase con la inmunoterapia. Me la concedieron por tres meses. Pero una vez completado el tratamiento, yo quería volver, quería trabajar. Quedarte en tu casa es volver a estar enferma», explica esta profesora. Pero sin facilidades, este deseo puede llegar a convertirse en un imposible.

«Muchas pacientes no están preparadas al año y medio para el alta. Pueden presentar muchos efectos secundarios, pero no se reconoce la gravedad. Si el tratamiento ya se ha terminado, parece que ya no hay enfermedad», explica Marina Costa. Para otras pacientes, sin embargo, volver al trabajo puede ser la mejor opción para su salud mental. Pero para ello se necesita concienciación y soporte en empresas y Administración.

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