![¿Por qué estamos viviendo este intenso episodio de alergia en mayo?](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202105/21/media/cortadas/nacho2-kU9D-U140448020417VwG-1248x770@La%20Verdad.jpg)
![¿Por qué estamos viviendo este intenso episodio de alergia en mayo?](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202105/21/media/cortadas/nacho2-kU9D-U140448020417VwG-1248x770@La%20Verdad.jpg)
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Estornudos, picor en garganta y nariz y ojos llorosos. Si no lo estás viviendo en tus carnes en las últimas semanas, hay altas probabilidades de que alguien a tu alrededor se esté quejando de estos molestos síntomas. No es casualidad: mayo está siendo un mes difícil para los alérgicos, que no logran separarse del paquete de pañuelos. El episodio está afectando de manera más intensa incluso a personas que solían pasar esta época con afecciones leves. La razón es que el ambiente en la Región de Murcia está plagado de partículas de polen en unos altos niveles de alerta.
Este incremento lo está comprobando en su consulta el jefe de Alergología del Hospital Reina Sofía de Murcia, Juan Carlos Miralles: «Llevamos tres o cuatro semanas notando que la gente está peor y está claro que se debe al olivo», afirma tras comparar los niveles de polen de esta planta con los de otras también típicas de esta época. También ha observado que el olivo está este año más activo que en ocasiones anteriores, aunque en 2020 también experimentó fuertes picos. No obstante, entonces el país estaba inmerso en el más estricto confinamiento, por lo que los síntomas se sufrieron de forma más suave.
Los niveles llevan subiendo exponencialmente desde 2010, y de manera más notable desde 2017. Así lo afirma Stella Moreno, catedrática de la UPCT y responsable de los radares de polen de la Región, quien da las claves de este episodio de fuertes estornudos y picores en mayo: si llueve mucho en el periodo previo a la polinización y después la primavera es seca con altas temperaturas, los pólenes suben. La experta explica que los síntomas pueden haber aparecido ahora y no antes debido a la menor floración de especies alergénicas invernales, como el ciprés o el pino.
2017 12.871 granos/m2
2018 18.876 granos/m2
2019 26.052 granos/m2
2020 27.257 granos/m2
Sin embargo, «después del abril lluvioso que hemos vivido en la Región, ha habido un resurgir en la floración primaveral, sobre todo de olivo, que es tremendamente alérgico», informa Moreno, quien cifra un acumulado en lo que va de año de 4.896 granos por m² frente a los 2.238 del mismo periodo de 2020, por lo que «da la sensación de que 2021 va a superar los registros de la última década». Este aumento se relaciona directamente con los períodos de bonanza hidrológica, de manera que si llueve más, las plantas florecen mejor, mientras que los años de sequía prolongada producen estrés a la planta, lo que disminuye la polinización.
Según el alergólogo, «lo normal es que a final de mayo comience a disminuir la cantidad de polen en el ambiente». Hasta entonces augura todavía unas dos semanas intensas para los alérgicos. Será el fuerte calor de principios de junio el que empiece a disminuir los síntomas, aunque es cauto porque hay muchos factores: «En primavera, sube el calor y sube la polinización. Si ahora en plena estación polínica hubiera lluvias continuadas, el nivel de polen bajaría mucho y la gente estaría mejor», asegura.
Los alérgicos lo están teniendo difícil para disfrutar al aire libre de los rayos de sol de mayo. El polen campa a sus anchas en todos los rincones de la ciudad y, por supuesto, del campo. Nacho Medina es uno de esos pacientes que está sufriendo este año los síntomas de la actual invasión ambiental: «No recuerdo un año que haya estado tan mal, con tanta congestión y tanta molestia en la garganta y en los ojos», afirma.
Su malestar está justificado: es alérgico al olivo y la gramínea, dos de las especies primaverales cuya floración está siendo más intensa este mes. A pesar de que sufre los síntomas cada año, destaca que ahora lo está pasando peor e incluso ha tenido que aumentar su medicación:«Normalmente me suelo tomar un antihistamínico, una pastilla al día, y este año llamé al médico y me recetó dos».
Aún así todavía le afecta cada vez que sale a la calle, porque «la única forma de relajar un poco los síntomas y sobrellevarlo es estando encerrado en casa a cal y canto», asegura. Medina reconoce que la mascarilla, incómoda en otros aspectos, ayuda a esquivar los granos de polen, ya que se la pone incluso si tiene que salir a la terraza de su casa. Con ella tiene protegidas la nariz y la boca, pero los ojos quedan descubiertos y también son un problema: «Para aliviar el picor, a veces me intento secar el lagrimal con un pañuelo, para tapar así todos los orificios».
«No hay una solución mágica». El consejo del alergólogo es tratar de evitar la exposición al polen, pero reconoce que «es complicado, porque está en el aire por todas partes». La vida en el exterior será en todos los casos complicada, pero podemos intentar suavizar los síntomas alejándonos de los focos más claros de concentración. Los parques, jardines y campos son zonas rojas, por lo que se deberían evitar los paseos, las excursiones y las actividades al aire libre. Miralles, por ejemplo, cambiaría correr en el parque por utilizar la cinta o la bici estática en el gimnasio.
En el interior del domicilio, el picor y los estornudos pueden continuar. La solución para mitigarlo sería mantener las ventanas cerradas durante las horas de sol y por la noche, recurriendo al aire acondicionado si es necesario, y abrirlas por la tarde, cuando la concentración de polen es algo menor. También recomienda llevar las ventanillas cerradas cuando se viaja en coche y evitar los trayectos en moto. Sin embargo, estas recomendaciones pueden no ser suficiente, ya que hay quienes lo pasan verdaderamente mal. Muchos tienen mediación sintomática como antihistamínicos o corticoides, pero además Miralles recomienda que se vacunen cuando los síntomas son muy intensos y duran mucho, porque «suele ser bastante eficaz».
A pesar de los fuertes síntomas que se están sufriendo en los últimos días por la alta concentración de polen, está claro que la mascarilla hace un papel importante suavizando los efectos. El alergólogo asegura que «la gente que lleva la mascarilla y se encuentra mal, probablemente sin ella estaría peor». La razón es que actúa como filtro de los granos de polen, que en el caso del olivo son de un tamaño considerable. Pero el experto alerta de que no vale cualquier mascarilla: «las que sirven son las FFP2 y FFP3; las quirúrjicas pueden proteger algo, pero su eficacia es mucho menor».
Cuando se usa de manera adecuada y se cambia respetando sus horas de vida útil, la mascarilla, que cubre la boca y la nariz, es un aliado para combatir la alergia; sin embargo, el polen tiene otra vía de entrada al cuerpo: los ojos, por lo que los síntomas conjuntivos pueden darse, incluso con más fuerza, aunque usemos esta barrera impuesta por la pandemia de Covid-19.
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