

Secciones
Servicios
Destacamos
Vanessa Roldán (Salamanca, 1969) lleva casi un año al frente del servicio de Hematología del Hospital Virgen de La Arrixaca. Dirige un potente equipo al ... que su antecesor, José María Moraleda, convirtió en referencia en campos como el de las nuevas terapias CAR-T (tratamientos para diferentes cánceres hematológicos basados en la 'reprogramación' de los linfocitos del propio paciente para que ataquen a las células malignas). Pero antes de llegar hasta aquí, la doctora Roldán se curtió durante años en otro potente servicio, el de Oncohematología del Morales Meseguer, donde trabajó bajo la coordinación de Vicente Vicente. Allí fue construyendo una brillante carrera investigadora y docente que le ha llevado a convertirse este año en la primera catedrática del Departamento de Medicina de la Universidad de Murcia. Pocos días después alcanzó también la cátedra María Luisa Lozano, actual jefa de Hematología en el Morales Meseguer. Roldán Schilling, que se ha centrado en el campo de la hemostasia y la anticoagulación, se ha convertido en una de las investigadoras de mayor impacto de la Región de Murcia.
-Nació en Salamanca y creció y estudió en Granada. ¿Cómo surgió su vocación y qué le atrajo a la Región de Murcia?
-En mi casa no había médicos, no sé de dónde me vino la vocación. Siempre quise ser médico, me atraía sobre todo la investigación, el laboratorio. Hice la carrera en Granada y allí fui durante cinco años alumna interna en el departamento de Anatomía. Mi idea inicial, de hecho, era hacer carrera universitaria, pero al final me examiné del MIR. Hice la residencia en Alicante, y en el último año completé una rotación en lo que entonces era el Hospital General con el profesor Vicente Vicente [exjefe de Oncohematología del General y después del Morales Meseguer]. A raíz de aquello mantuvimos la relación investigadora. Yo venía a Murcia por las tardes, me traía mis muestras al laboratorio. Desgraciadamente, cuando terminé la residencia había paro médico. Estuve año y medio con un contrato de guardias en San Vicente, en un hospital de crónicos. Pero la bolsa [de trabajo] de Murcia es muy generosa en comparación con las de otras regiones, y al final me vine.
-El servicio de Oncohematología del Morales Meseguer, al que se incorporó, era y es muy potente en actividad investigadora. También lo es Hematología en La Arrixaca. Pero, ¿la investigación está bien imbricada en el Sistema Nacional de Salud o no se le da la importancia que realmente tiene?
-¿Qué es investigar? Muchas veces la gente tiene la idea de que el médico que investiga está liberado [de la asistencia]. Pero investigar es plantearse dudas con los pacientes, porque no todo está en las guías. La investigación está mucho más implicada en la práctica clínica de lo que realmente somos conscientes. En el fondo todos los médicos investigan; no todas las respuestas están en las publicaciones o en las guías.
-Su primer trabajo de investigación, la tesis doctoral, no versó sobre Hematología. Su título llama la atención: 'Injertos de tercer arco branquial en embriones de pollo. Origen de las células paratiroides'.
-Durante la carrera estaba en el departamento de Anatomía como alumna interna y una parte de esta disciplina es la embriología. Empecé a trabajar en el proyecto de investigación que estaba desarrollando el departamento. Así que hice la tesis sobre el origen de las glándulas paratiroides, y eso se estudia en embriones de pollo. Una tesis es una forma de aprender a investigar. Aprendí mucho. La primera cosa que me mandaron fue ordenar la biblioteca. Lo segundo, limpiar el laboratorio. He empezado desde muy abajo.
-Desde ahí fue desarollando una trayectoria que la ha situado como una de las cinco científicas de la UMU con publicaciones de más impacto.
-Bueno, no lo he hecho yo sola.
-La investigación es un trabajo en equipo, claro, pero son proyectos que ha liderado. Se ha centrado sobre todo en la anticoagulación. La introducción de los nuevos fármacos anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) ha supuesto un avance muy importante para muchos pacientes.
-Me he dedicado a la hemostasia y fundamentalmente a la prevención del ictus y la fibrilación auricular, a la anticoagulación. Una de las pocas cosas buenas que tuvo el covid es que ayudó a impulsar el uso de estos nuevos fármacos anticoagulantes de los que habla. El Ministerio de Sanidad había impuesto muchísimas restricciones: había que hacer un visado y no podíamos utilizarlos 'de novo', sino solo para aquellos pacientes que iban mal [con el tratamiento de Sintrom, que era el habitual] y que presentaban una serie de características. Antes del covid la implementación de estos tratamientos en España era muy baja en comparación con el resto de Europa, a pesar de que las guías dicen que son la primera opción terapéutica. Con el covid pudimos impulsar el cambio.
Nuevas terapias «Se impusieron muchísimas restricciones a los nuevos anticoagulantes orales, hasta que llegó el covid»
Igualdad «Ha habido techo de cristal en las jefaturas de servicio, pero es algo que caerá por su propio peso»
Trasplante «Hemos iniciado un programa ambulatorio para humanizar la atención»
-¿Por qué?
-Porque estos fármacos no necesitan un control tan estrecho como el del Sintrom (antivitamina K), que antes era el tratamiento estándar. Los pacientes tenían que venir a consulta al menos una vez al mes para el control [de las dosis]. Durante la pandemia se pretendía que la gente estuviera en casa y sobre todo que no acudiese a los centros sanitarios si no era necesario. Así que se abrió la mano y durante ese periodo pudimos usar esos nuevos anticoagulantes casi sin restricciones. Y eso se ha quedado.
-¿Qué aportan estos fármacos, más allá de no necesitar un control tan estricto?
-Son más eficaces y, sobre todo, más seguros. Todos los fármacos anticoagulantes tienen riesgo hemorrágico, pero con estos tratamientos ganamos seguridad. Eso no quiere decir que ya no se utilice el Sintrom. Hay pacientes que lo siguen teniendo indicado. Por ejemplo, los que llevan una prótesis mecánica en el corazón.
-Habla de los problemas que hubo para extender el uso de estos nuevos anticoagulantes orales. ¿Detrás de esto están las dificultades del Sistema Nacional de Salud para asumir el alto coste de los tratamientos innovadores?
-En este caso, más que por el precio, el problema era el volumen de pacientes. Estamos hablando de que cerca del 2% de la población está anticoagulada. Hubo un informe de posicionamiento terapéutico [el documento en que se fijan las indicaciones del tratamiento en el sistema público], había que cumplimentar un visado, etc.
-Muchas voces señalan que el proceso para la incorporación de nuevos tratamientos es demasiado lento en España, si se compara con otros países.
-El Ministerio va muy lento para la aprobación de fármacos. Le hablo de lo mío que es lo que conozco: estos anticoagulantes de acción directa se aprobaron primero para la fibrilación auricular y después para la trombosis venosa. Pero aquí el único que está financiado para la trombosis venosa es el primero de todos estos anticoagulantes, que ya ha entrado en la fase de genéricos. Se supone que los demás se irán incorporando conforme vayan saliendo los genéricos.
-El servicio de Hematología de La Arrixaca ha ido avanzando en el programa de trasplante de progenitores hematopoyéticos (médula ósea). ¿Qué balance hace?
-En los últimos tres años la cifra de trasplantes se ha ido igualando a las de los grandes centros en España. Se ha pasado de 60 o 70 trasplantes al año a casi 100. En 2023 se realizaron 99. Hemos ampliado el número de camas para trasplante y hemos puesto en marcha además un programa de trasplante ambulatorio.
-¿En qué consiste?
-Es un intento de humanizar el trasplante. El paciente está en su casa y cada día acude el médico y enfermera. Es un programa pequeño, dirigido solo al trasplante autólogo [cuando se utilizan células madre del propio paciente]. Incluímos aproximadamente un paciente al mes. Tiene que vivir cerca del hospital, no podemos incluir, por ejemplo, a una persona que viva en Caravaca de la Cruz. Tiene que residir cerca, y aquí en el hospital se le reserva una cama por si se necesita.
-El catedrático José María Moraleda, anterior jefe del servicio, hizo una apuesta muy fuerte por las terapias de células CAR-T (unos tratamientos basados en la 'reprogramación' de linfocitos T del propio paciente para que sean capaces de reconocer y destruir las células malignas).
-Ya llevamos 21 pacientes tratados y esperamos que a final de este año alcancemos las cifras de los hospitales que se incorporaron a las CAR-T en la primera oleada [de acreditaciones por parte del Ministerio]. Hemos tratado a pacientes con mieloma múltiple y también linfomas de célula B grandes. Las CAR-T también están aprobadas para su uso en leucemia aguda linfoblástica, sobre todo en niños, y se acaba de ampliar su indicación para el linfoma de células del manto. Estamos participando en ensayos clínicos y esperamos en breve poder tomar parte en otro en el cual daremos un paso importante, porque empezaremos a fabricar aquí el propio fármaco. Es el ensayo ARI-0003 [se trata de un estudio dirigido a pacientes de linfoma que está liderado por el Clínic de Barcelona y en el que participará La Arrixaca, entre otros hospitales de España].
-Es un salto importante. Las potencialidades de la terapia CAR-T son enormes.
-Hasta ahora se ha utilizado para linfoma [y otros cánceres hematológicos], pero en el futuro habrá ensayos clínicos CAR-T para enfermedades autoinmunes y tumores sólidos.
-Las mujeres son ya mayoría en la profesión médica, pero las jefaturas de servicio siguen muy copadas por hombres. Lo mismo ocurre en puestos de responsabilidad en investigación. ¿Hay un techo de cristal? ¿Esto irá cambiando en los próximos años?
-Techo de cristal lo ha habido. Durante mucho tiempo las jefaturas han sido más masculinas. Las mujeres conciliamos más, siempre paras un poco más tu carrera para tener hijos. También creo que somos menos ambiciosas. Pero conforme van avanzando las nuevas generaciones hay cada vez más mujeres [en puestos de responsabilidad]. Es algo que caerá por su propio peso. Las mujeres representan el 60% de la profesión médica, pero solo el 20% de los jefes de servicio son mujeres. Conforme se vayan jubilando jefes, esto irá cambiando.
-Lleva un año al frente del servicio. ¿Con qué se ha encontrado?
-El servicio funcionaba muy bien y me ha recibido muy bien. Me siento una más. Poco después de llegar se resolvió la gran OPE [oferta pública de empleo] que estaba pendiente, y eso ha sido una suerte. Es un servicio relativamente joven y estable, algo que es importante en un hospital como La Arrixaca, donde necesitas subespecialistas. Ahora queremos acreditar la Unidad de Hemofilia: los papeles ya están preparados y vamos a pedir el sello europeo [de calidad]. Tenemos además a un investigador del IMIB liderando un proyecto europeo sobre anemias. También estamos en dos proyectos europeos para la prevención del ictus y la fibrilación auricular. En la parte asistencial vamos a toda pastilla, con el programa de trasplantes y las terapias CAR-T. Y estamos participando en ensayos clínicos.
-Muchos pacientes se preguntarán, posiblemente, si desde la Región de Murcia pueden acceder a ensayos clínicos y tratamientos innovadores en igualdad de condiciones que quienes viven en otras comunidades, como Madrid o Cataluña.
-Los pacientes tienen acceso a ensayos clínicos en Hematología y Oncología tanto aquí como en el Morales Meseguer. Hay veces que hemos derivado pacientes a otras comunidades: cuanto más rara es la enfermedad, más se centraliza el ensayo clínico. Pero, en la Región de Murcia, si tienes un cáncer hematológico se te puede tratar igual que se te trataría en Madrid, Pamplona o Barcelona.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Premios a las mejores campañas publicitarias de España
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.