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:: ILUSTRACIÓN ÁLEX
El discreto encanto de la fortuna familiar
PERFIL

El discreto encanto de la fortuna familiar

Santos Montoro dirige Monthisa mientras su apellido acumula un patrimonio digno de aparecer en la lista Forbes

GUILLERMO HERMIDA Twitter: @WHermida

Miércoles, 13 de noviembre 2013, 14:13

A sus 80 años largos y con una trayectoria empresarial trufada de avatares, poco puede sobresaltar ya a Santos Montoro. Pero el pasado miércoles, su apellido salió a la palestra cuando la revista Forbes lo incluyó en su famosa lista de las cien fortunas españolas, colocándola como la segunda de la Región, solo por detrás de los Fuertes.

La saga de los Montoro Muñoz apareció en el puesto 73, con una fortuna estimada en 400 millones de euros, lejos de los 900 de los responsables del grupo charcutero con sede en Alhama y a años luz de los 5.900 millones que atesora la rama de los Roig ligada a Mercadona. Aunque la mayoría de medios puso entonces el foco en Santos y su empresa, Monthisa -700 millones de facturación anual y unos 200 empleados-, la parte del león se la lleva la otra rama familiar, la que fundó su recientemente fallecido hermano mayor, Francisco, a través del grupo inmobiliario GMP, poseedor de una amplísima cartera de edificios en alquiler -sobre todo en Madrid- para oficinas.

Monthisa, sin embargo, es una promotora más discreta y que capeó mucho mejor que otras la tormenta que se llevó por delante a muchas inmobiliarias. Fundada en 1968, dispone de una cartera de suelo de 1,6 millones de metros cuadrados -48.000 de ellos en Murcia- y actualmente desarrolla 14 promociones en Madrid, Málaga, Almería y Córdoba, además de dos en la Región, una de ellas en Altorreal. Además, cuenta con una reserva de 1,4 millones de metros cuadrados de suelo industrial en la Región, a través de su filial Prossan Desarrollos Empresariales. También ha entrado en el sector turístico gestionando apartahoteles destinados al turismo familiar.

No podía ser de otra manera, porque Santos Montoro es hoy, ante todo, un hombre de familia. Por sus seis hijos -dos de ellos, María y Santos, llevan ahora las riendas del día a día de la empresa- pero también por sus 21 nietos, que reconoce que le llevan de cabeza en el buen sentido y le obligan a ejercer de abuelo casi a tiempo completo.

Santos también es un hombre de familia por parte de padre. Rufino, el fundador de la saga empresarial, gestionaba Fraymon, una firma dedicada a la fabricación de cajas de cambio y embragues, en el murciano barrio de San Basilio, aunque la casa familiar se encontraba en San Antolín. En 1968, sus tres hijos -Francisco, Santos y Luis- dan el salto y crean por un lado Monthisa y por otro GMP, que al final sobrevivirían a Fraymon. Poco a poco, las inversiones fructifican y ambos grupos crecen hasta convertirse en lo que son hoy. La relevancia y murcianía de la que ha hecho gala siempre Santos, pese a que desde 1974 vive en Madrid, hicieron surgir su nombre cuando se conformaba Aeromur, la sociedad que aglomerada en torno a Sacyr impulsó y construyó el aeropuerto de Corvera, de la que el propio Santos llegó a ser presidente. Hoy, mantiene un 6,6% de participación y sigue con la fe intacta en el proyecto, del que dice que en dos o tres años se convertirá en un aeródromo rentable y que dará riqueza a la Región.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Murcia y bachiller en Maristas, Santos conoció a su mujer, María Zulueta, en los pasillos de La Merced. Pese a su marcha a Madrid, llegó a veranear durante años en La Manga y La Ribera, que ahora ha cambiado por Mallorca, donde tiene atracado un pequeño barco de recreo. Reconoce que le gustaría pasar más tiempo en la Región, pero su cargo de abuelo y la presidencia de Monthisa le atan demasiado ahora a Madrid. Sus conocidos en la Región coinciden en calificarlo de amable y educado, además de como una persona bondadosa y sincera.

La tercera generación de su apellido, el que Forbes ha destapado esta semana, ya está tomando el mando de un grupo que con discreción y buen hacer ha logrado capear la crisis. «No entramos en la vorágine», reconoce Santos, quien además tuvo la prudencia de diversificar y no poner todos los huevos en la misma cesta. Ahora, a cambio, cuenta con el discreto encanto de la fortuna.

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