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GONTZAL DÍEZ
Viernes, 14 de octubre 2011, 19:10
Un mundo de miradas y objetos. Señales. Avisos. Un mundo de perplejidades, de miradas redondas y melancólicas; de objetos circulares que levitan a nuestro alrededor. Ocurre como ocurren los misterios, los sueños, las realidades paralelas, los deseos. Cosas ingrávidas, leves, triviales. Las miradas tienen un asombro antiguo, interno, profundo. Los objetos aéreos no despiertan curiosidad ni pasmo en quienes los miran y conviven con su levedad. Es otro el asombro.
En el mundo pintado de Paco Ñíguez las cosas ocurren, sin más explicaciones, con el rastro enigmático que dejan los pequeños milagros, y las pequeñas miserias, cotidianos.
'Prodigios' se llama la nueva aventura pintada de Ñíguez en la galería Bambara de Cartagena. Asombro de estar vivo, asombro por mantener intacto el asombro. Todo ocurre en un desconcertante sosiego. Todo ocurre mientras todo sigue igual.
- Esa gente, sus personajes, parecen preguntarse 'qué hago yo aquí'.
- Es posible, en realidad esa es la gran pregunta y es el no conocer la respuesta lo que nos lleva a fabricar mecanismos contra la incertidumbre. Esos mecanismos son, al fin y al cabo, respuestas de urgencia que nos ayudan a darle sentido a todo esto. No obstante, la pregunta sigue ahí y la filosofía, el pensamiento y el arte se aventuran a veces a perfilar el contorno de una respuesta o, como en el caso de mi pintura, simplemente a plantearla.
- ¿Y usted, qué hace usted aquí?
- Bueno, no sé realmente hacemos lo que podemos. Hay tantos condicionantes que uno no puede plantearse grandes cambios. Creo que a eso se refieren con la expresión 'forma de vida', si lo visualizamos, nos veremos metidos en una superficie limitada en cuyos contornos se levanta una niebla inexpugnable. También es cierto que si somos capaces de ir eliminando condicionantes, esta plataforma se hará más grande. El arte no nos permite cambiar nuestra condición de habitantes cercados, pero sí el adentrarnos en la niebla.
- Cuadros con misterios que levitan, con objetos ingrávidos. ¿Qué son esos 'prodigios'?
- Son incursiones erráticas en el espacio aéreo de nuestra existencia, señales que nos advierten de algo, respuestas del destino a la forma de gestionar nuestra vida.
- ¿Sabe qué se esconde dentro de ellos?
- Yo puedo saber lo que para mí esconden, pero eso es secundario, lo realmente importante es lo que descifre cada cual.
- ¿Un pintor es su mirada?
- Sería simplificar demasiado. Un pintor, tal como yo lo entiendo, debe tener un enorme archivo de sutilezas, trabajar con la esencia de las cosas, que es lo que alimenta, y desechar la evidencia que es como la cáscara, el envoltorio. Si pintamos cuadros de evidencias, no pasará de lo meramente visual y seguiremos con hambre.
- Cuénteme un secreto
- Lo decía Pessoa: somos lo que no somos
- ¿Qué le deja perplejo?
- Este mundo.
- ¿Es optimista, queda en estos tiempos algún resquicio para el optimismo?
- El optimismo o el pesimismo están relacionados con la percepción de las cosas. Mi percepción varía en función de qué cosas. La situación mundial, por ejemplo, no da pie al optimismo porque se persigue erradicar la esperanza, se nos ha desposeído, además, de la capacidad de resolver nuestro destino y nos encontramos inmersos en un juego macroeconómico que elucubra sobre la manera de perpetuarse de forma radical. Por otro lado, soy optimista y un tanto ingenuo, lo sé, al pensar que la imaginación y la creatividad pueden dale un vuelco a todo.
- ¿Qué es la belleza?
- Durante mucho tiempo se ha asociado al orden, la proporción, la medida; atendiendo siempre a la necesidad de encarnar lo absoluto. La humanidad necesita ponerle cara a todo lo que le sobrepasa, por eso establece dogmas para que sepamos en qué creer, a dónde ir, cómo vivir, cómo reconocer lo que es bello sobre lo que resulta vulgar La belleza está, simplemente, donde uno la ve y cualquiera reconocerá que está hecha de una materia que no se puede medir ni manipular, es, precisamente eso, algo extraño que se manifiesta: un prodigio.
- ¿Qué le obsesiona?
- Creo que no me obsesiona nada, sólo tengo algunos temores como todo el mundo.
-¿Por qué merece la pena pelear, seguir peleando, resistir, seguir resistiendo?
-En mi caso, por mis hijos. También por mantener mi concepción del arte y la vida.
- ¿Cómo huir del aburrimiento, hacia dónde huir?
- No lo sé, no recuerdo haberme aburrido nunca. Creo que si te has hecho un mundo interior, es difícil aburrirse. Todo lo que está fuera es el escenario de nuestra experiencia, pero si esta experiencia es banal y no atesoramos nada, nada nos puede salvar del tedio.
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