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Trono del Cristo de la Oración en el Huerto a su paso por la carrera oficial de la Semana Santa Lorquina.:: SONIA M. LARIO / AGM
Cristo orando en el huerto de los olivos
IMAGINERÍA DE LA SEMANA SANTA LORQUINA

Cristo orando en el huerto de los olivos

PPLL

Jueves, 14 de abril 2011, 04:26

El Cristo de la Oración en el Huerto, del Paso Blanco, es una talla de vestir en madera de pino del imaginero murciano José Hernández Navarro. El conjunto reproduce la imagen de igual iconografía que aparece en el estandarte cuyo bordado dirigió entre 1915 y 1918 Emilio Felices Barnés, el primer misterio doloroso del Santo Rosario. Anterior a esta imagen, en 1950 se adquirió en Granada la figura de Cristo y un ángel que pudo estar saliendo en la procesión hasta 1956, según información aportada por el escritor Francisco Tudela Tudela en su libro 'Los dominicos en Lorca'.

La escultura representa a Cristo orando en el huerto de los olivos, solo, de rodillas, como lo relata el evangelista Lucas (22, 39-46), con la mirada hacia lo alto, mientras los discípulos duermen. Es una iconografía, según expresa el archivero municipal Eduardo Sánchez Abadíe en el libro 'Perspectivas de la Semana Santa de Lorca', «de gran efecto intimista asociada a la idea de la soledad de Jesucristo en los momentos de la Pasión, en el que el sufrimiento y la angustia del momento representado provoca en el espectador una honda emoción».

El artista ha reproducido la roca, sobre la que Cristo posa sus manos entrelazadas, el arbusto seco de espinos, símbolo del pecado. Como adorno, lleva una tupida fronda de flores, a semejanza del estandarte que sirve de modelo. En la obra, según Sánchez Abadíe, «se observan las principales cualidades de este artista, con el rostro de Cristo de bellos rasgos, de un idealismo clásico».

El trono en el que procesiona es de madera de caoba tallada y adornos dorados. Se hizo, según el director del Museo del Paso Blanco, Mubbla, David Torres del Alcázar, para la 'Oración en el Huerto' de 1950. Su autor fue Espinosa Cuadros. «Ese conjunto procesionó durante dos o tres años y dejó de salir».

Años después, cuenta Torres del Alcázar, se utilizó para la salida procesional del Cristo de Medinaceli. «Cuando el trono de San Juan Evangelista estaba en el taller restaurándose y se produce un fatal incendio, se opta porque procesione la imagen en el de Medinaceli». Más tarde, añade el director de Mubbla, cuando se recupera el de San Juan, vuelve a acoger la imagen del Cristo de la Oración en el Huerto en la procesión del Jueves Santo y Viernes Santo desde el año 2000.

Acompaña al trono del Santísimo Cristo de la Oración en el Huerto el estandarte de la Oración en el Huerto, conocido popularmente como 'Paño de las flores', por la orla que rodea a la escena principal. En ella, aparecen primorosamente bordadas rosas, claveles, pasionarias, azucenas, pensamientos, girasoles, crisantemos... en una amplia variedad de tonalidades.

El 'Paño de las flores', «obra señera del bordado lorquino», según relata David Torres del Alcázar en el libro 'Mirabbilia', iba a constituir el techo del palio del trono de la Virgen de la Amargura, «pero una vez estrenado éste, sin estar terminado aún el bordado, se varió su destino y se configuró como estandarte».

Fue entonces, cuando se le añadió la parte inferior rematada en pico y el bordado en oro de la cenefa. La obra fue dirigida por Emilio Felices Barnés y, entre otras, trabajó la bordadora Encarnación Iglesias, quien más tarde se convertiría en su mujer.

En el reverso del estandarte, sobre raso morado y enmarcada en una cartela rococó, lleva otro paño bordado por José Cánovas con el busto de una Dolorosa, según Tiziano, que se añadió cuando fue adaptado como estandarte. El bordado, según Torres del Alcázar, reproduce el óleo de 1890 de igual tema que se conserva en la iglesia de Riverside en Nueva York, «una bella composición del pintor decimonónico alemán Heinrich Hormann, que se distinguió por sus idealizadas escenas de la vida de Cristo, de refinada hermosura y armonía de color, muy queridas de la devoción popular». Se demuestra así que, en muchas ocasiones, los modelos del bordado lorquino solían proceder de biblias, revistas religiosas ilustradas o cromolitografías, muy populares entonces.

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