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La incertidumbre sobre los modelos de examen de la nueva Ebau, ahora Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), que tendrán que realizar en junio más de 10.000 estudiantes murcianos, aumenta, y con ella, la tensión de alumnos, familias y profesores. Los detalles últimos de las pruebas no se conocerán hasta la que Consejería de Educación llegue a un acuerdo con las universidades. Entre tanto, el tiempo juega en contra de alumnos y docentes, que ya deberían estar trabajando con los modelos de examen, de los que puede depender su futuro académico.
La Coordinación General de las Pruebas, que depende de la Universidad de Murcia, se niega a seguir trabajando con los institutos en un escenario de «falta de garantías» generado por el afán de las comunidades del PP, entre ellas Murcia, de introducir cambios en los exámenes. La Universidad, que había convocado reuniones preparatorias de coordinación para las 32 asignaturas con los profesores de los institutos esta semana para marcar las estructuras y los términos generales, decidió este miércoles cancelar 'sine die' esos encuentros porque «no se dan las garantías suficientes de que esas propuestas puedan convertirse en un acuerdo firme, como siempre ha ocurrido». El comunicado remitido a primera hora por la comisión a los institutos detalla que «por muy necesario que sea publicitar esa información, más aún cuando se conoce ya en otros distritos, nos vemos en la obligación de cancelar todas esas reuniones, pues no podemos hacernos responsables de un trabajo quizás baldío, ni de una composición de lugar incierta, entre docentes, estudiantes, equipos directivos y familias».
La suspensión de las reuniones preparatorias con los institutos se produce después de que la Universidad y la Consejería de Educación hayan celebrado ya los primeros encuentros para concretar el modelo. La definición de las pruebas no termina de detallarse en la Región después de que a mediados de julio los presidentes de las once comunidades del PP, entre ellas Murcia, firmaran un acuerdo para establecer una prueba de acceso común en las autonomías gobernadas por los populares. Ese acuerdo se hizo público cuando todas las universidades, en el seno de la CRUE, daban los últimos retoques a su propuesta de homogeneización de las pruebas, adaptadas al real decreto que rige este curso el examen, y que ya está acabado.
Ese documento, que refrendan los 17 distritos universitarios del país, y no solo las comunidades del PP, contempla una propuesta común sobre el tipo de examen, la estructura y el grado de opcionalidad de las pruebas. Sin embargo, la Consejería de Educación quiere que también se tengan en cuenta cuestiones planteadas en el documento del PP 'Por una Ebau común'. La Consejería de Educación, por su parte, insistió este miércoles en que la comunicación con las universidades es fluida, y calcula que «en breve» podrán conocerse los modelos de examen.
En esas condiciones, los más de 10.000 estudiantes matriculados este año en segundo de Bachillerato siguen sin tener claras las condiciones de la nueva prueba de acceso a la universidad, que sí se han concretado en lo fundamental. La incertidumbre ha provocado el hartazgo de los alumnos, que han decidido echarse a la calle en manifestación mañana para exigir claridad. «Estamos a tan solo unos meses de un examen que definirá nuestro futuro académico y carecemos de la información esencial para prepararnos de manera efectiva. La falta de claridad y la constante postergación en la publicación de los detalles oficiales y finales nos deja en un limbo académico y emocional. Nos negamos a ser víctimas del desorden institucional», exigen.
Los detalles de las pruebas, que 'a priori' pueden parecer secundarios a ocho meses vista, son cruciales para los estudiantes que quieren optar a una plaza en los grados universitarios que exigen nota de corte, que son la mayoría.
Los alumnos y profesores de segundo de Bachillerato centran habitualmente los esfuerzos desde principio de curso en preparar las pruebas de acceso, ya que los estudiantes se juegan en esos exámenes su futuro académico. Para ello, practican con modelos de exámenes de otros años, pero este curso será de momento imposible, ya que aún no está claro cómo serán las pruebas, especialmente en las comunidades del PP, que van a una.
Los profesores también están indignados con la indefinición, que les impide trabajar con eficacia con los estudiantes. «Pedimos que no se politice una cuestión tan sensible para los alumnos, que tienen ya unos niveles de ansiedad altos ante las pruebas», demanda la presidenta de la Asociación de Directores de Enseñanza Secundaria, Isabel Saturno.
En cualquier caso, los estudiantes que se examinen este curso serán los primeros que no lo harán con el 'modelo pandemia' y estrenarán el nuevo formato, de transición, que contempla el real decreto aprobado el pasado junio. La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas propuso esta semana a las comunidades celebren las pruebas de accesos los días 3, 4 y 5 de junio del próximo año (con posibles excepciones a causa de los calendarios festivos locales), según acordaron los coordinadores de las diferentes comunidades tras reunirse en Bilbao la semana pasada.
La comisión sectorial de CRUE-Asuntos Estudiantiles pactó en ese encuentro la 'Propuesta de acuerdos mínimos sobre las orientaciones de materias de acceso y admisión a la universidad' para el curso académico 2024/2025. Los expertos pactaron una armonización de la prueba sobre una base principal: a partir de junio, solo habrá un modelo de examen, y no dos, como hasta ahora, entre los que escogía el alumno. Pero aun así, no habrá unas preguntas cerradas, sino que existirá la posibilidad de elegir ciertas cuestiones del ejercicio. Para sacar la mejor nota, los estudiantes tendrán que estudiar más del 75% del temario, al contrario que en los últimos cursos, donde era suficiente con dominar la mitad de los contenidos.
Otra novedad es que las pruebas serán, en un 20% o 25%, de tipo competencial, es decir, que buscarán (en línea con los exámenes del Informe PISA) que el estudiante aplique sus conocimientos para resolver problemas, más que el conocimiento memorístico. Como ya se había acordado, a partir de ahora las faltas de ortografía podrán restar hasta el 10% de la nota final. La duración de los exámenes será de 90 minutos y las preguntas abiertas deberán representar por lo menos el 70% de la prueba.
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