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Bajo el lema 'Acogiendo a la infancia que migra sola', la Sociedad de Pediatría del Sureste (SPSE) celebra este viernes unas jornadas que suponen toda ... una declaración a favor de los derechos de los más vulnerables en un momento en que los menores migrantes no acompañados están en el centro de discursos de odio y disputas políticas. La pediatra Rosa Gloria Suárez, presidenta de Unicef en Canarias, será una de las voces que podrán escucharse a partir de las 17.30 horas en el IES Licenciado Cascales de Murcia. La SPSE le entregará uno de sus premios InspiraP por su labor.
–¿Cuál es la situación de los menores migrantes que están llegando a Canarias?
– La situación actual en Canarias es muy dramática. Estamos ante una emergencia humanitaria que compromete los derechos de la infancia. El sistema de protección está muy tensionado en Canarias: está preparado para atender a unos 2.000 niños y niñas, y han llegado unos 5.500 menores no acompañados. Tal es así que las autoridades advierten de que la situación es insostenible.
–El Gobierno de Canarias ha pedido ayuda a Unicef ante esta crisis. ¿Qué papel están asumiendo?
– Desde Unicef estamos muy preocupados. La situación más trágica la vivimos la semana pasada en la isla del Hierro, con el naufragio de una patera. Han desaparecido en torno a 50 migrantes, y uno de los pocos cuerpos que se han podido rescatar es de un menor. En la anterior legislatura, con la crisis de 2020 [cuando se produjo otra llegada masiva de cayucos], ya acompañados al gobierno de Canarias, y también lo estamos haciendo ahora. Ponemos a su disposición todo nuestro conocimiento para una mejor atención de esos niños. Unicef está ayudando al diálogo entre el gobierno estatal y la comunidad autónoma para que encuentren soluciones que sean ágiles, eficaces y, sobre todo, duraderas.
–¿Las comunidades autónomas deben mostrarse más solidarias? ¿Debe la Región de Murcia dar el paso de acoger a más menores procedentes de Canarias?
– De acuerdo al actual modelo de gestión, cuando se reúne la Mesa Sectorial de Infancia cada comunidad decide cuántos menores puede acoger. Desde Unicef no solo pedimos un criterio de solidaridad, sino la modificación del artículo 35 de la Ley de Extranjería para que exista un cierto grado de obligatoriedad en el traslado de estos niños, porque es imposible mantenerlos en Canarias. Esto no salió adelante [el Congreso rechazó la reforma con los votos de PP, Vox y Junts]. En la última conferencia sectorial, el compromiso [de las comunidades] fue el reparto de 400 niños que iban a salir de Canarias. Esto no resuelve el problema.
–¿Asisten con frustración a este rifirrafe político? ¿De verdad España no tiene capacidad ni mecanismos para acoger a 5.000 niños?
– Exactamente. A principios de este año, Unicef presentó un informe sobre la gestión de la acogida a los niños refugiados de Ucrania. En ese caso hubo una voluntad política, social e institucional muy importante. España acogió a 40.000 niños ucranianos. Si pudo hacerse entonces, ¿por qué no ahora? Abogamos por una respuesta similar, tanto desde Europa como desde España. Existe una pugna política y abogamos porque se despolitice el tema de la infancia.
- ¿Cuál es el estado de salud física y mental de estos menores? Vienen de situaciones de vulnerabilidad y tras una travesía peligrosa para llegar a España.
– Llegan tras recorrer unas rutas migratorias muy duras, llenas de violencia e inseguridades. Sufren hambre, sed y abusos durante la travesía. Llegan con deshidrataciones muy importantes y con muchas lesiones y traumatismos, aunque la salud física se puede recomponer en uno días. Llegan con su salud mental muy quebrada y luego se ven frustrados porque no encuentran la respuesta esperada en nuestra comunidad. Eso les lleva a una situación de vulnerabilidad mental, y en los centros de acogida inmediata no hay personal suficiente y capacitado para poder valorar [la salud mental]. Es una de las cosas que a Unicef le preocupan. Estamos trabajando desde 2023 en un programa de psiquiatría transcultural con el hospital Vall D'Hebron para formar a los profesionales que atienden a estos niños.
–Desde la política estamos escuchando discursos que presentan a estos menores como potenciales delincuentes.
– Esas actitudes de xenofobia y racismo nos preocupan mucho. Realmente, cuando uno trabaja con ellos se da cuenta de que se integran. La gran mayoría empatiza con el entorno, e incluso el entorno se vuelve muy acogedor con estos niños. No quiero decir que todos sean perfectos y buenísimos, tampoco en nuestra sociedad tenemos eso. Nos gustaría vivir en una sociedad muy equilibrada, muy trabajadora y sin ningún problema de seguridad, pero ese miedo que se inyecta con esos mensajes a veces cala y no es bueno, porque se estigmatiza a estas personas como si fueran delincuentes, y realmente no lo son.
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