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A no pocos vecinos de Campos del Río y de otros municipios de las comarcas del río Mula, del Valle de Ricote y de la ... Vega Media del Segura (entre ellos Pliego, Mula, Bullas, Albudeite, Cieza y Abarán), el temblor les pilló sentados a la mesa el pasado domingo. En plena cena, exactamente a veintidós segundos de las diez de la noche, se vieron sobresaltados por un terremoto de magnitud 3,3 en la escala Richter, con epicentro en Ricote. La intensidad fue de III-IV (moderada-baja), lejos de la de VII alcanzada en los seísmos de mayo de 2011 en Lorca (4,7 y 5,1 de magnitud). Pero se llevaron un buen susto al sentir cómo se movía el suelo. En algunas casas también vieron moverse las ventanas y sus inquilinos salieron a la calle.
Como en ocasiones similares, en Campos decenas de personas tomaron la calle por precaución. Y el número de congregados fue a más, porque la tierra siguió agitada y en los minutos y horas siguientes se sucedieron las réplicas, la mayor de ellas, de 2,5, a las 2.50 horas de la madrugada. Entre los vecinos asomó el recuerdo de otras sacudidas, como la que llegó el 2 de febrero de 1999 desde La Puebla de Mula, donde un seísmo de 4,7 grados dejó varios heridos y cuantiosos daños materiales.
En sus redes sociales, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) informó de inmediato del temblor de Ricote, al igual que hizo los días 12 y 13 respecto a Calasparra (1,6); y el día 9 sobre Moratalla (1,5). Y la estadística de estos pequeños seísmos creció la semana pasada, con uno de 1,5 en Abanilla, e incluso este lunes, con otro temblor en Puerto Lumbreras (2,1). La profundidad del temblor, a 24 kilómetros de profundidad en la pedanía de Barinas, evitó que fuera perceptible para los vecinos. Pero este seísmo en la comarca Oriental se sumó a una larga lista que refleja una de las singularidades de la Región de Murcia: ser una de las áreas de España, junto a las provincias Almería, Alicante y sobre todo Granada, con mayor actividad y riesgo sísmico de España, según el mapa de peligrosidad publicado por el IGN en 2015, para un periodo de retorno de 475 años.
«En la Región de Murcia ocurren este tipo de terremotos de forma habitual. Uno de magnitud 3,3 no es preocupante, simplemente sentimos vibrar los objetos que ahí en ellas, las ventanas… pero no producen ningún daño en general», explica a LA VERDAD Juan Vicente Cantavella, geólogo y director de la Red Sísmica Nacional. Este experto del Instituto Geográfico Nacional explica que estos seísmos «son positivos en cuanto a que nos recuerdan la peligrosidad sísmica de una zona y que debemos construir viviendas con cierta resistencia y conocer las medidas de autoprotección personal».
El terremoto del día 15 en Ricote fue muy cercano a la falla activa de Crevillente, una de las tres que afectan a la Región de Murcia junto a la de Socovos y a la de Alhama (la que afectó a Lorca hace trece años y ocasionó nueve muertos y más de 300 heridos). Los habitantes del centro de la Región sintieron más el seísmo porque su origen fue superficial, «a menos de 5 kilómetros de profundidad», y ocurrió cerca de sus localidades.
El catálogo oficial de terremotos más importantes en la historia de España sitúa el de Lorca entre los 29 principales. No faltan otros de zonas próximas a la Región, como el del 21 de marzo de 1829 en Torrevieja, de 6,6 y que obligó a reedificar esta ciudad y Guardamar; y el de 1048 en Orihuela, de intensidad VIII (la escala Richter de magnitud data de 1935) y que destruyó la mezquita.
En la Comunidad, la relación incluye el seísmo del 29 de enero de 2005 en Aledo, de 4,8 grados, con más de 30 réplicas y que originó fuertes daños en las diputaciones lorquinas de La Paca y Zarcilla de Ramos; el del 6 de agosto de 2002 en Bullas, de 5: el del 13 de junio de 1936 en Cieza, de 4,5; y en la capital, el del 20 de mayo de 1952 en la pedanía de El Palmar, de 4,4.
Las repercusiones y cifras de víctimas no tienen nada que ver con las de otros lugares de Europa y del mundo. Basta citar los más de 3.000 muertos de Marruecos y los cerca de 60.000 de febrero de Turquía y Siria en 2023. La Península Ibérica se sitúa sobre la placa litosférica Microplaca Ibérica, en una zona de fricción entre las placas continentales euroasiática y africana, responsable de la actividad sísmica en los países mediterráneos. Y España presenta una peligrosidad sísmica moderada, lejos de Japón, Chile o Italia. Eso sí, la actividad sísmica mayor está en las provincias del Sureste «y, específicamente, en la Región de Murcia y Granada», recalca Cantavella. Hay temblores con más frecuencia y más riesgo de que sean de gran intensidad.
El mapa del IGN, basado en datos históricos, es una llamada de atención permanente a las autoridades y a la sociedad sobre la calidad de las construcciones y la respuesta adecuada de la población ante un temblor. «Hay que construir pensando en que edificios e infraestructuras aguanten las aceleraciones en la vibración del suelo esperables y cumplir las normas de construcción sismorresistente», señala Cantavella. La normativa actual data de 2002. Y, «por supuesto, es aconsejable actualizarla; de hecho hay un borrador en trámite», responde Cantavella. Y apunta que el IGN dejó de presidir en marzo la Comisión Permanente de Normas Sismorresistentes, por decisión del Ministerio de Transportes y Movilidad.
La norma 'NCSR-23', propuesta por el Gobierno central para sustituir a la 'NCRS-16' está pendiente de aprobación por la Unión Europea. El documento ha generado una fuerte oposición entre cientos de profesionales de la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de la Ingeniería Civil y del Colegio de Geólogos. Afirman que no se ajusta al estándar europeo y a los avances científicos y tecnológicos en la protección de vidas humanas y bienes. Y exigen endurecerla.
Mientras, el análisis de datos de miles de GPS permitió el año pasado a investigadores franceses detectar una fase previa a grandes terremotos. Y la Universidad de Texas, con Inteligencia Artificial, ha desarrollado un algoritmo que pronosticó un 70% de terremotos en China durante siete meses. Pero «en el mundo todavía no hay ningún sistema de predicción», lamenta Cantavella. En todo caso, insiste: es preciso «actualizar las normas y mejorar la concienciación y formación de la población, para saber cómo reaccionar de forma segura» cuando la tierra tiembla.
En la Comunidad, rige el Plan Especial de Protección Civil ante el Riesgo Sísmico en la Región de Murcia (Plan Sismimur), aprobado en 2006 y actualizado en 2015, tras «la experiencia» de los terremotos de Lorca. Según el Gobierno regional, se creó el Grupo de Evaluación de Daños y «todos los centros educativos de la Región realizan un simulacro obligatorio en el primer trimestre del curso». El Servicio de Protección Civil de la Dirección General de Seguridad Ciudadana y Emergencias elabora una media de 150 informes de riesgo sísmico al año, dentro de la evaluación de impacto ambiental de proyectos como instalaciones solares fotovoltaicas y cambios de planes de ordenación urbana. Y difunde «consejos para la población sobre qué hacer antes, durante y después de un terremoto sentido».
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