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El incremento progresivo del caudal ecológico en el Tajo no será fijo, sino que estará sometido a revisión. De esta forma, los regantes del Trasvase Tajo-Segura recibirán un balón de oxígeno. El Ministerio para la Transición Ecológica no aplicará el aumento de caudal en el Alto Tajo a partir del año 2026 si comprueba que se cumplen los objetivos ambientales en esa fecha, con lo cual el aumento de caudal se quedaría en 7 metros cúbicos por segundo, uno más que ahora, pero no llegaría a los 8,6, como temían los regantes. Con este cambio, el Trasvase se recortará en 32 hectómetros anuales los tres próximos años. Y después dependerá del estado de las masas de agua del Tajo.
El Ministerio, el Consell valenciano y los socialistas murcianos han llegado a este acuerdo en la antesala del Consejo Nacional del Agua, que se reunirá el día 29 para aprobar los planes de cuenca y el borrador del decreto que se enviará al Consejo de Ministros. Dicho acuerdo está supeditado también a la puesta en marcha de un Programa Especial de Vigilancia y control en el ámbito del Trasvase, donde se pone en foco en los regadíos del Campo de Cartagena y la protección del Mar Menor. Así figura en la documentación remitida a los miembros del Consejo Nacional del Agua, como avanzó este viernes LA VERDAD.
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El cumplimiento de los objetivos ambientales afectan a un amplio tramo del Tajo, desde la presa de Bolarque, en Cuenca, hasta la de Valdecañas, en Extremadura. Si el incremento se queda en los 7 metros cúbicos por segundo, el recorte del Trasvase sería de 32 hectómetros al año, frente a los 80 que perderían los regantes si se sube a los 8,6 metros al final del ciclo de planificación.
El peldaño de los 7 metros cúbicos fue apuntado por la CHS como menos lesivo para el Trasvase. En los últimos meses, las negociaciones han girado en torno a ese nivel de referencia, para evitar llegar a 8,6, como ha publicado esta Redacción, pero faltaba por concretar el mecanismo y las condiciones para llevarlo a cabo.
Concretamente, el borrador del real decreto señala que «antes de proceder para los años 2026 y 2027 a la aplicación de los caudales ecológicos mínimos fijados en el Plan Hidrológico de la parte española de la Demarcación Hidrográfica del Tajo en las masas de agua superficial comprendidas entre los embalses de Bolarque y Valdecañas, el Ministerio evaluará, teniendo en cuenta los resultados del Programa Especial de Seguimiento, si con las medidas aplicadas se cumplen los objetivos ambientales fijados para esas masas de agua, en cuyo caso no será necesario aplicar los escalones previstos en el Plan Hidrológico a partir del 1 de enero de 2026 para los caudales mínimos en vigor desde la aprobación del plan».
El Consejo Nacional del Agua aprobará, en una sesión maratoniana, todos los planes de cuenca pendientes del tercer ciclo de planificación, entre ellos los del Segura y Tajo. Este último establece una subida escalonada de los caudales ecológicos en la zona alta. Dicha propuesta se mantiene, pero su aplicación completa quedará supeditada a la nueva disposición ministerial.
En concreto, la propuesta de la demarcación del Tajo prevé subir progresivamente los caudales mínimos en la zona comprendida entre Aranjuez y los embalses de cabecera (Entrepeñas y Buendía), donde nace el Trasvase. Ahora es de 6 metros cúbicos por segundo, que pasará a 7 hasta finales de 2025; al año siguiente subiría a 8 metros cúbicos, y en 2027 alcanzaría los 8,65 metros cúbicos, cuando acabe el ciclo de planificación. En los tres próximos años, la subida será de 1 m3/s, que restará al Trasvase 32 hectómetros anuales. Con el acuerdo alcanzado se pretende que el listón se quede ahí a lo largo del próximo periodo hidrológico. «Antes estábamos muertos, pero de momento puede haber una salida», fijo el presidente de los regantes del Trasvase, Lucas Jiménez, en su primera reacción.
El Ministerio explica en el borrador del real decreto que ha introducido un «mecanismo de necesaria coordinación» de los planes hidrológicos relacionados con el Trasvase. En este sentido incluye una amplia disposición adicional en la que alude a los objetivos del Programa Especial de Vigilancia. El seguimiento se centrará en los caudales circulantes entre Bolarque y Azután y la evolución del estado ecológico y químico de sus masas agua superficiales. También incluye las derivaciones por el acueducto Tajo-Segura hacia las cuencas receptoras, con un control e inspección del uso del agua. Igualmente se supervisará el plan de modernización de regadíos en la cabecera del Tajo; así como el saneamiento y depuración de las aguas residuales de Madrid, y el desarrollo de la desalación con energía fotovoltaica.
Señala asimismo que se respetarán los desembalses desde la cabecera del Tajo para los usos propios de la cuenca, que podrán ser modificados para cumplir los objetivos ambientales que se persiguen.
En la documentación enviada al Consejo Nacional del Agua, el Ministerio señala que el Trasvase «ha permitido desde su puesta en servicio garantizar el abastecimiento de aproximadamente 2,5 millones de personas y suministrar recursos a unas 145.000 hectáreas de regadío con alto valor añadido y muy tecnificadas», según recoge la Confederación Hidrográfica del Segura. Añade que los recursos que aporta el Trasvase «resultan esenciales para la consecución de los objetivos de la planificación del Segura. «Este aporte no debe comprometer la consecución de los objetivos de la planificación del Tajo, ya que solo pueden ser objeto de trasvase aguas excedentarias», recuerda.
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Fernando López Hernández
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