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Uno de los sondeos que se realizaron en el entorno del Mar Menor para el estudio de Tragsa. CHS
Crisis del Mar Menor: Un trabajo clave del Ministerio para lograr el 'vertido cero' acumula un año de retraso

Un trabajo clave del Ministerio para lograr el 'vertido cero' acumula un año de retraso

La empresa pública Tragsa todavía no ha acabado el estudio para calcular cuánta agua contaminada del acuífero se infiltra en el humedal

Miércoles, 23 de octubre 2019, 03:48

Uno de los trabajos clave para poder combatir la degradación que sufre el Mar Menor y alcanzar el objetivo del 'vertido cero' lleva un considerable retraso. La empresa pública Tragsa, encargada de calcular el volumen de agua contaminada del acuífero que descarga en la laguna salada, aún no ha terminado el estudio, pese a que debía presentar sus conclusiones el pasado mes de enero. Sin estos datos, no se puede actuar sobre el acuífero Cuaternario, cuya infiltración sigue dañando el ecosistema con altas concentraciones de nitratos procedentes de la actividad agrícola. Para establecer dicho volumen, Tragsa empezó a montar una red permanente de 34 sondeos en el arco litoral de la laguna, pero se encontró con problemas que han dilatado esta operación.

La Confederación justifica el retraso porque las obras afectan a la Red Natura 2000 Una de las principales actuaciones es drenar el acuífero que daña la laguna

Este trabajo fue encomendado por el Ministerio a Tragsa a finales del año 2017 con un presupuesto de 911.000 euros. La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) reconoció ayer que dicho estudio lleva retraso, que achacó a la Red Natura 2000, ya que algunos sondeos debían realizarse dentro de zona protegida y hubo que solicitar permiso. Las mismas fuentes del organismo de cuenca indicaron que esperan que el trabajo esté terminado en diciembre o enero, un año después de lo previsto.

Una de las principales actuaciones es drenar el acuífero que daña la laguna

Pinchar en el subsuelo

Los sondeos se ejecutaron con un diámetro de 31,2 centímetros y una profundidad que oscila entre los 50 y los 100 metros. El estudio de Tragsa es imprescindible para poder aplicar una de las principales medidas del plan de 'vertido cero', que consiste en la extracción directa de aguas subterráneas para el drenaje del acuífero, que es una actuación combinada con el aprovechamiento posterior de esas aguas para usos agrícolas. Esta obra doble tiene un coste de 206 millones de euros, la tercera parte de la inversión global prevista para regenerar la laguna. Debe ser sufragada por la Confederación Hidrográfica del Segura y la Dirección General del Agua del Ministerio, además de por los regantes y el Gobierno regional.

Distribución de los puntos de la red de sondeos sobre el acuífero. CHS

La prohibición para utilizar las desalobradoras hace que se extraiga menos agua del subsuelo, por lo que el nivel freático ha subido considerablemente, y por consiguiente la descarga es mayor en el Mar Menor. Con las mediciones de esta red de sondeos se comprobará cuánto rebosa el acuífero, y de esa manera se sabrá qué volumen de agua se debe extraer 'pinchando' en el Cuaternario y rebajando su nivel y las zonas de interacción con la laguna. No solo se trata de cuantificar los flujos subterráneos, sino también los puntos de infiltración y conexión con la laguna. La red de sondeos abarca desde Cabo de Palos hasta San Pedro del Pinatar, en una franja de tres kilómetros tierra adentro.

Red de control permanente

Previamente se hizo una prospección geofísica mediante 75 sondeos eléctricos verticales y cinco tomografías, para determinar el espesor total y la distribución espacial del acuífero. Estos sondeos preliminares sirven de 'radares' para conocer las características del terreno y determinar en qué puntos hay que construir los sondeos definitivos. Utilizan ondas eléctricas para conocer el material del subsuelo.

La Confederación Hidrográfica recordó ayer que el proyecto tiene dos objetivos: el primero es cuantificar el volumen de descarga de agua subterránea que llega desde el acuífero Cuaternario del Campo de Cartagena al Mar Menor, así como su calidad química y, en especial, de su carga contaminante. El segundo objetivo es la construcción de una red de monitorización hidrogeológica permanente en el entorno del Mar Menor, para el control y seguimiento cuantitativo y cualitativo de esa descarga de agua.

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