Secciones
Servicios
Destacamos
Director del departamento de investigación de IBM y asesor tecnológico de la Casa Blanca, Darío Gil (Murcia, 1975) ha creado el sistema de superordenadores más ... potente de la historia para luchar contra el coronavirus; la mayor capacidad de supercomputación alcanzada nunca, y que permitirá realizar simulaciones para saber qué estrategias serán más eficaces frente al virus. Para dar una idea de esa potencia, aporta datos: cada uno de los 8.000 millones de habitantes del planeta tendrían que hacer 50.000 millones de operaciones en un solo segundo para alcanzar la potencia de cálculo del consorcio. Con más de 3.000 científicos del gigante tecnológico IBM a su cargo, Gil sigue apostando por la intuición de los investigadores para salir de la crisis sanitaria.
– Coordina el Consorcio de Computadores de Altas Prestaciones Covid-19. Han conectado los ordenadores más potentes del mundo en la lucha contra el coronavirus. ¿Qué avances han registrado estas semanas?
– Hemos recibido hasta el momento 45 propuestas científicas para utilizar las capacidades de supercomputación del consorcio y 25 proyectos ya están activos. Básicamente, hay tres grandes clases de problemas científicos que los proyectos que hemos recibido están abordando. El primero de ellos busca entender la estructura de la proteína del virus mediante simulaciones moleculares. El segundo consiste en la utilización de capacidades de inteligencia artificial para identificar moléculas que puedan dar lugar a medicamentos efectivos. Y el tercer ámbito tiene que ver con el análisis predictivo de la propagación de Covid-19 con el objetivo de, por ejemplo, ayudar a los sistemas sanitarios a tomar mejores decisiones y planificar con mayor precisión el uso de recursos. Son todos proyectos de enorme importancia, con diversos y prometedores abordajes.
Consorcio
– ¿Ha encarado en alguna ocasión un reto tan estimulante?
– En los laboratorios de IBM trabajamos en proyectos apasionantes, pero este consorcio es realmente singular por el momento que estamos viviendo, por la ayuda que puede aportar para superarlo, y por la urgencia con la que estamos todos trabajando.
– La capacidad de la alianza formada por las mayores empresas tecnológicas del mundo, seis laboratorios nacionales de EE UU, varias universidades y organismos públicos, entre ellos la NASA y la Fundación Nacional para la Ciencia, suena infinita...
–Es la mayor iniciativa de colaboración en el ámbito de la supercomputación que se haya puesto en marcha nunca. Estamos hablando de reunir, ahora mismo, una potencia computacional de más de 400 petaflops. Eso son 400.000 billones de operaciones por segundo. Para hacerse una idea de qué significa esa cifra, cada uno de los 8.000 millones de habitantes del planeta tendríamos que hacer 50.000 millones de operaciones en un solo segundo para alcanzar la potencia de cálculo del consorcio. La clave, y ese es el principal objetivo, es poner todo ese potencial al servicio del trabajo de los científicos que están desarrollando proyectos esenciales para ganar lo más rápido posible esta lucha.
Inteligencia Artificial
–¿Qué puede aportar la supercomputación a la lucha contra el coronavirus?
–Fundamentalmente tiempo, que es un factor clave en la ecuación de la lucha contra esta pandemia. La supercomputación contribuye a acelerar los procesos de descubrimiento científico, gracias a su capacidad de simulación del mundo real, que reduce parte del proceso experimental y comprime los tiempos necesarios para alcanzar descubrimientos. Antes de que el propio consorcio se formara, ya hemos tenido evidencias de esa capacidad. El mayor superordenador del mundo, el IBM Summit, fue utilizado por un centro de investigación de Estados Unidos para identificar moléculas que pudieran atacar al coronavirus. En menos de dos días, analizó más de 8.000 moléculas y logró identificar a 77 especialmente prometedoras. Sin supercomputación, habríamos tardado meses.
–¿Cómo se aplica en el abordaje de una pandemia?
–Una pandemia es un proceso muy complejo. Los superordenadores pueden ayudarnos a simular –y, por tanto, a entender mejor– muchos de sus componentes y desde áreas como la modelización molecular, la bioinformática o la epidemiología. A su vez, la inteligencia artificial nos puede ayudar a extraer más conocimiento de la multiplicaidad de datos que se generan. Covid-19 es una enfermedad nueva y, por tanto, no existen aún protocolos sobre cómo abordarla. Pero, al mismo tiempo, ya hay muchísima información de los cientos de miles de casos clínicos de los pacientes que están siendo tratados. La inteligencia artificial puede ayudarnos, por ejemplo, a descubrir patrones e inferir qué tipo de abordajes médicos están siendo más efectivos a partir de toda esa información.
– ¿Y qué pueden aportar los modelos matemáticos en la lucha contra la pandemia?
– Pueden ayudarnos a ejecutar modelos con mayores grados de complejidad, lo que se traduce al final en simulaciones con más detalle y profundidad analítica.
Nuevos hábitos
– Pero no hay nada que pueda sustituir los ensayos clínicos en humanos...
–No, los ensayos clínicos siguen siendo una parte indispensable del desarrollo de fármacos y vacunas. No hay otra manera de comprobar la efectividad real de un fármaco ni el riesgo de sus posibles efectos secundarios.
–¿Cómo pueden aplicarse los modelos matemáticos para planificar una relajación del confinamiento? ¿Podría hacerse por barrios, por áreas de población, en las zonas con más tasa de inmunización?
–Los modelos matemáticos ayudan a simular posibles escenarios y a jugar con diversas variables. Esa capacidad es muy valiosa para predecir el posible comportamiento de un sistema complejo como es la evolución de una pandemia y la interacción entre los múltiples factores interrelacionados. Con ese modelo, puedes empezar a analizar qué puede funcionar mejor.
–También son fundamentales los test que permitan calibrar el grado de inmunización de grupo...
–Desde luego. Además de su evidente valor desde un punto de vista epidemiológico y del control médico de la pandemia, conocer bien la situación real te va a permitir siempre tomar mejores decisiones en todos los ámbitos. Al final, un modelo matemático o una simulación es tan buena como la precisión y calidad de los datos con que nutres el modelo. Cuanto más completos y precisos sean los datos que tienes, más acertados serán tus análisis y tus decisiones.
–Y la intuición de un científico, de un equipo de investigadores, ¿cree en ella?
–Completamente. La intuición es un atributo humano, uno de los más singulares y brillantes que tenemos, y no es en absoluto ajeno al proceso científico. La intuición no es magia, es una forma de creatividad, una forma de saber o de aventurarte al saber que suele tener mucha importancia en todo proceso de descubrimiento. Savas Dimopoulos, un profesor de la Universidad de Stanford, dice que lo que diferencia a los mejores científicos suele ser una cualidad casi artística para discernir entre lo que es una mera buena idea, de lo que es realmente una idea preciosa, una idea que te lleve a abordar un reto lo suficientemente interesante y lo suficientemente difícil y que aún no haya sido resuelto, pero cuyo momento para resolverlo haya llegado ahora. La intuición de un científico suele estar detrás de esta cualidad artística.
–¿Qué sabe hacer hoy por hoy un ordenador cuántico?
–Los ordenadores cuánticos serán los superordenadores del futuro. Ahora mismo, lo más importante es que están sabiendo hacerse realidad. La primeras nociones teóricas de la teoría de la información cuántica son de 1970. Desde entonces, paso a paso, hemos conseguido hacer posible algo tremendamente difícil. Después de muchos años y pequeños pasos, desde mediados de la década pasada, el progreso ha sido enorme. En 2016 IBM crea la primera plataforma de computación cuántica abierta a todo el mundo en la nube y hoy disponemos de 16 ordenadores IBM Quantum. Esos ordenadores están trabajando ya en múltiples proyectos y, sobre todo, nos permiten avanzar hacia el gran objetivo de disponer de sistemas cuánticos de propósito general capaces de abordar problemas reales de la máxima complejidad. Estamos convencidos de que ese sistema nacerá esta misma década, pero la exploración ha comenzado ya. Nosotros ya trabajamos con más de 100 empresas y universidades en ese camino, incluyendo, por cierto, al CSIC en España. Con Delta Airlines, por ejemplo, estamos explorando la aplicación de la computación cuántica a la industria del transporte aéreo. Con Daimler, la exploración se concentra en cómo desarrollar una nueva generación de baterías eléctricas.
–Es director mundial del área de investigación de IBM. Lleva 17 años en el gigante tecnológico, y ahora está al mando de 3.000 investigadores de 12 laboratorios dedicados a la I+D. Un éxito y una responsabilidad...
– Es, sobre todo, un trabajo maravilloso, que tiene, efectivamente, mucha responsabilidad. La más importante de todas es cómo facilitar que el talento y las brillantes capacidades de estos 3.000 investigadores puedan alcanzar todo su potencial y sigamos descubriendo y haciendo posible el futuro de la computación y su valor como un motor esencial de innovación y progreso social.
Investigación
–¿Tiene la sensación de estar creando futuro, algo nuevo?
–Cada día. Es la esencia de nuestro trabajo. IBM Research ha creado buena parte de las tecnologías que han ido conformando el sector de las tecnologías de la información y nuestro propósito es seguir liderando el futuro de la computación. Y eso es una combinación de pequeños pasos y de superar grandes desafíos que lleven más lejos los límites. El año pasado, por ejemplo, presentamos Project Debater, el primer sistema de inteligencia artificial capaz de debatir con humanos. Para mí, el futuro de la tecnología de la información va a estar basado en la convergencia de la computación tradicional, de sistemas diseñados específicamente para Inteligencia Artificial, y de los ordenadores cuánticos. En esa combinación de lo que yo llamo bits + neuronas + qubits (el equivalente cuántico del bit) vamos a poder transformar el proceso de descubrimiento en un enorme ámbito de aplicaciones.
–¿Considera que ha llegado el momento de poner en marcha un nuevo 'Proyecto Manhattan'?
–Creo que necesitamos acentuar los procesos de colaboración y que tenemos que dotarnos, como sociedad global, de los instrumentos y capacidades que nos permitan aunar todos los esfuerzos necesarios en la superación de grandes retos colectivos. El consorcio de supercomputación es una muestra perfecta. El 17 de marzo llamé a Michael Kratsios, director de Tecnología de la Casa Blanca, para comentarle la idea y cinco días después lo anunciamos y estábamos en marcha.
–La pandemia ha obligado a generalizar el teletrabajo. ¿Cree que habrá un antes y un después en las formas de trabajo?
–El teletrabajo, el uso de capacidades virtuales para gestionar en remoto múltiples actividades, va a consolidarse cuando todo esto acabe, aunque no es nada nuevo ni sorprendente en muchos sectores. En IBM llevamos practicando fórmulas de teletrabajo desde hace dos décadas y en los 12 laboratorios repartidos por todo el mundo que integran IBM Reseach trabajamos con enorme naturalidad en equipos globales virtuales. La gran singularidad de esta experiencia de teletrabajo es su enorme intensidad, que está sirviendo para demostrar su valor para que podamos seguir adelante en este momento increíble de excepcionalidad.
–¿Y en las formas de ocio?
–El ocio telemático tenía ya mucho peso en nuestras vidas. Basta pensar en todo lo que hacemos diariamente con un teléfono móvil. El futuro despliegue del 5G y el progresivo avance de tecnologías como la realidad virtual seguirán creando nuevas posibilidades para el ocio virtual. De todas maneras, afortunadamente, ese ocio telemático será un complemento y seguiremos primando el ocio presencial. Una reunión de trabajo virtual funciona muy bien. Un encuentro virtual con amigos te puede salvar del apuro, pero no es, ni mucho menos, lo mismo.
–Los contagios se han disparado en Nueva York. ¿Cómo lo vive?
–Con mucho respeto. Antes de que la pandemia comenzara a crecer tan drásticamente en Nueva York, yo ya era muy consciente de la seriedad de la situación a través de mi familia en España. Una prima mía es médica y, como tantos profesionales de la sanidad, está en la primera línea de lucha. Unos días antes de que me decidiera a llamar a la Casa Blanca para proponer la creación del consorcio, mi madre me contó que mi prima había dado positivo por coronavirus.
–¿Cómo organizan el trabajo estos días?
– Con toda la dedicación posible y tratando de priorizar al máximo. Todo pasa muy deprisa y hay que tratar de convivir con esa velocidad.
–¿Mantiene algún vínculo con su región de nacimiento, Murcia?
–Sí, claro. Mantengo muchos vínculos familiares y de amistad en Murcia. Trato de ir todos los años con mi mujer y mis hijas, y solemos pasar unos días en La Manga y en Totana durante el mes de agosto.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.