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El incremento de las temperaturas que se está registrado estos días en la Región ha hecho que los agricultores de la Vega Alta hayan comenzado a realizar las labores de aclareo en flor de la producción de fruta de hueso. En pocos días, unos 2.000 trabajadores se irán incorporando de forma paulatina para poder adelantar todo el trabajo que, debido al frío, no ha podido realizarse hasta ahora, ya que la floración acumula un retraso de más de veinte días.
Manuel Martínez, productor de la zona de Cieza, indicó que estas labores de aclareo «ya no pueden esperar más, independientemente de que pueda volver el frío a partir de la semana que viene, tal y como predicen los partes meteorológicos». Para Martínez, «estamos en una campaña muy rara cuyas consecuencias son por el momento impredecibles». El aclareo es una técnica que consiste en descargar al árbol de más del 60% de las flores que puede llegar a reproducir. Se hace para que luego el fruto sea más grande y para que las ramas no quiebren con el peso. Un segundo aclareo se produce con las piezas ya formadas, de manera que en un determinado ejemplar solo se deja un 10% del total de su fruta potencial.
El productor recordó que el otoño fue muy cálido, y también la Navidad y los primeros días del enero, hasta el punto de que muchas variedades tempranas comenzaron a florecer. Después, «llegaron las heladas con más de un mes de temperaturas bajo cero a primeras horas, lo que hizo que un gran porcentaje de la floración más precoz se helara».
Destacó, además, que ahora «hay que recuperar el tiempo perdido y, para ello, durante los próximos días se va a necesitar mucha mano de obra». El primer contingente con unos 2.000 trabajadores se incorporará de aquí a dos semanas solo en la Vega Alta y ya después, cuando comiencen las labores de recolección, el total de peonadas puede superar las 5.000. En este sentido, Manuel Martínez apeló a la «profesionalización del sector», ya que, según precisó, «para trabajar en el campo hay mucho personal disponible, pero gente que esté preparada y que realmente sepa lo que hace en cada momento hay muy poca». No obstante, agradeció «a los muchos temporeros que en las próximas semanas llegarán a la Región, puesto que sin ellos, ni esta campaña ni las venideras se podrían sacar a adelante».
La ausencia de lluvias prácticamente desde el año pasado es la principal preocupación de los agricultores «y no por las reservas que puedan quedar, que también, sino por la gran sequedad que acumula el suelo», aseguró Martínez. Explicó que el lavado natural de la superficie y de la propia madera de los árboles «no se ha producido este año, por lo que habrá que esperar para conocer sus consecuencias».
«En general –manifestó este empresario– estamos ante una campaña agrícola que consideramos bastante atípica a causa de la meteorología; y todavía hay que esperar al mes de abril, cuando es previsible que lleguen las lluvias y las tormentas».
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