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La inspectora jefa Silvia Pérez junto a la policía Eugenia González. vicente vicens / AGM
Ni siquiera una de cada diez

Ni siquiera una de cada diez

Las mujeres cumplen 40 años en la Policía Nacional, pero solo son el 8,5% del cuerpo en la Región

Viernes, 8 de marzo 2019, 02:31

Cuarenta años cumple en 2019 la incorporación de la mujer a este cuerpo de seguridad del Estado. Cuarenta años, 480 meses, 14.600 días, 350.400 horas, casi tres millones de minutos. Casi nada. Pues en todo ese tiempo, la presencia femenina en la Policía Nacional solo ha podido alcanzar el 14,3% del total del cuerpo. Un porcentaje que es mucho menor en la Región, donde las mujeres solo suponen el 8,5%. Ni siquiera una de cada diez. Esa es la probabilidad que hay de encontrar por casualidad a una agente patrullando por las calles o en una comisaría de la Región.

Dos de las 127 agentes que trabajan en las comisarías regionales creen que no hay «una razón de género» tras la poca presencia femenina

A pesar de que después de cuarenta años ellas siguen siendo una abrumadora minoría, la mujer con el cargo más alto dentro del cuerpo en la Región, Silvia Pérez Pavía, inspectora jefa y jefa de la Brigada Provincial de Policía Científica, asegura que no hay «una razón de género dentro del cuerpo» que explique por qué son tan pocas las policías. En total, de 1.417 efectivos que componen el cuerpo, 127 son las mujeres que hay repartidas por la geografía regional. De ellas, 103 ocupan el puesto más bajo de la escala: policía. El resto se reparte en once oficiales, cinco subinspectoras, cinco inspectoras y dos inspectoras jefas.

Silvia Pérez Pavía

  • Rango Inspectora jefa y jefa de la Brigada Provincial de Policía Científica.

  • Otros puestos Fue la primera inspectora que llegó a una comisaría de distrito en Barcelona.

  • En el cuerpo desde 1997.

  • Nacida en Lorca.

  • Volvió a la Región en 2002 tras solicitar una plaza vacante.

Ausencia de referentes

Pérez no se imagina por qué la Policía Nacional en la Región tiene casi la mitad menos de mujeres que el resto de España; no sabe si es que ellas no piden este destino cuando salen plazas o si es que no hay murcianas con méritos suficientes dentro del cuerpo que trabajen fuera de la Región, como fue su caso. Lo que sí puede explicar es que haya tan pocas en las escalas más altas, y es que «cuarenta años no son nada. Las primeras que entraron son las que ahora están llegando a altos puestos. A las que entramos después, todavía no nos ha dado tiempo a tener los requisitos que se exigen en los baremos de promoción porque, en la mayoría de los casos, te piden que hayas estado unos años en ciertas escalas o que hayas sido jefe un tiempo para poder optar», explica.

Eugenia González

  • Rango Policía. Actualmente atiende las llamadas al 091.

  • Otros puestos Unidad de Extranjería de Junquera (Gerona). En Murcia ha sido policía en Seguridad y Calabozos y en Seguridad Ciudadana, en la comisaría de El Carmen.

  • Nacida en Cabañas de la Dornilla , Ponferrada (León).

  • En la Región desde 2013.

De cualquier forma, si ella tuviera que explicar el bajo porcentaje femenino dentro de la Policía Nacional, buscaría el origen en causas sociales, como «la poca visibilidad y reconocimiento que se realiza de las mujeres en sectores que tradicionalmente han sido de hombres». Así sucedió también en su caso. Tras estudiar Derecho y después Criminología, ser policía nacional no entraba dentro de sus planes «porque, aunque mi padre era policía nacional, yo crecí en un mundo en el que las mujeres no podían serlo. Y el hecho de no tener ninguna mujer referente, pues hizo que yo no me plantease ser policía hasta mucho tiempo después de acabar los estudios», relata. Por esa razón, la inspectora jefa cree que «es muy importante concienciar a las niñas actuales de que pueden ser cualquier cosa que ellas se imaginen».

Ellas copan las brigadas científicas y las que tratan conflictos del entorno familiar

Eso le pasó a Eugenia González, una leonesa que lleva seis años trabajando como policía en la Región. «Yo hice auxiliar de peluquería y, cuando el contrato se me acabó, me puse a estudiar para entrar al Cuerpo, porque desde siempre me había llamado la atención. Yo quería ser policía», cuenta. Y lo consiguió en 2008. Ella, que actualmente se encarga de atender las llamadas al 091 pero también ha patrullado las calles de Murcia, asegura que «en todos estos años siempre me he sentido uno más. Nunca noté distinción alguna por ser mujer».

«Éramos algo exótico»

Ni discriminada, ni infravalorada, ni menospreciada se sintió nunca Silvia, que entró al cuerpo once años antes que Eugenia. «Lo que sí me sentí fue minoría. Y sentirse minoría significa que te miren de forma rara o se sorprendan de verte ocupando un cargo de responsabilidad», explica. Algo así le sucedió cuando, tras jurar el cargo de inspectora -entonces todavía en masculino- en el año 2000, se incorporó a una comisaría de distrito en Barcelona. «Claro, yo era la primera mujer en conseguir aquello, y tener a una mujer de jefa pues era algo exótico, ¿no? Aunque he de decir que lo que sí noto es que las promociones nuevas están cada vez más acostumbradas a encontrar jefas». Esta es la gran diferencia que ella apunta cuando se le pregunta por la evolución de la mujer dentro del cuerpo: «Aunque seguimos siendo minoría, por lo menos, ya hemos dejado de ser algo exótico».

La inspectora jefa no cree que las mujeres tengan más obstáculos a nivel profesional que los hombres dentro de la Policía Nacional: «Lo que sí tenemos son otros obstáculos añadidos que nosotras, por el hecho de ser mujeres, ya traemos desde casa, que son las obligaciones del cuidado y del hogar. Las mujeres tenemos que despojarnos de esa carga, tenemos que dejar de asumirla como nuestra por naturaleza si queremos avanzar en nuestras carreras profesionales, porque no te enfrentas igual al trabajo, sea en el ámbito que sea, si ya llevas una carga mental todo el día con otras obligaciones. Eso hay que repartirlo entre la pareja», concluye.

Empatía y organización

Aunque «el trabajo bien hecho no tiene sexo» dentro de la Policía Nacional, ambas no se imaginan un cuerpo sin mujeres y coinciden en que su presencia aporta más «empatía, capacidad de organización y de resolución». Estas cualidades hacen que ellas sean muchas más en las labores que requieren ese tipo de sensibilidad, como dentro de la Unidad de Familia y Mujeres (Ufam) de la Región, donde son ocho de los catorce agentes que la componen.

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