![Así han sido las dos semanas más duras de la pandemia en los municipios de la Región](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202101/23/media/cortadas/municipios-3-k5kD-U130300421572dAG-1248x770@La%20Verdad.jpg)
![Así han sido las dos semanas más duras de la pandemia en los municipios de la Región](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202101/23/media/cortadas/municipios-3-k5kD-U130300421572dAG-1248x770@La%20Verdad.jpg)
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Las últimas dos semanas han sido las más crudas de la pandemia en la Región de Murcia. Es también el periodo que ha transcurrido desde que se decretaron las primeras medidas tras el acelerón de casos en Navidad, por lo que sus hipotéticos ... resultados deberían empezar a apreciarse ya. Pero también son las semanas en las que ha aflorado el efecto devastador de las fiestas navideñas. La víspera de Reyes se superaron los mil casos. Era solo la primera señal de la avalancha que quedaba por venir y que ya ha desbordado a un sistema sanitario que arrastra meses de mucha presión.
Hay tantos datos y han alcanzado cotas tan elevadas que es fácil perder la perspectiva. Por mencionar uno general, la incidencia acumulada en la Región a 14 días (1.584 casos por cada 100.000 habitantes), el principal termómetro de la situación, prácticamente dobla el máximo de la segunda ola, que ya fue muy dura y se cobró la vida de centenares de personas.
Hay muchos municipios que pulverizan esos niveles. Moratalla es el que ha marcado el máximo, superando la tasa de 4.000, y también es el ejemplo de que nadie escapa al coronavirus. Hasta el 22 de diciembre, antes de la Navidad, había sumado 313 casos en toda la pandemia. En relación a su población, se situaba en la media regional. Desde entonces ha registrado 401 contagios. Ya es el cuarto municipio más castigado por la Covid-19.
Varios pueblos han seguido la estela de Moratalla durante todos estos días. Los vecinos de Caravaca, Yecla y Jumilla en el Altiplano, Mula, pueblos más pequeños como Albudeite, Fortuna y Campos del Río. Según la evolución epidemiológica, la mayoría ya parecen haber tocado techo, excepto Yecla. Sus datos siguen siendo exagerados, pero la experiencia de la pandemia nos dice que alcanzar el pico es el paso previo a la bajada. Lamentablemente el descenso siempre es más lento que la subida. También están en esa línea Ricote y Alguazas, que rozan una tasa de 2.000.
Por dar una referencia, más de 500 casos significa riesgo extremo, según los indicadores de la Consejería de Salud. Murcia, con casi un 2,5% de la población contagiada desde Nochebuena, sigue empeorando. Varias localidades de alrededores se han estancado en un escenario igual de grave, como Molina de Segura, Las Torres de Cotillas, Lorquí, Ceutí.
En Cartagena, que empezó el año en una dinámica parecida a Murcia, no se ha desbocado tanto la pandemia, pero la ciudad portuaria está sufriendo mucho más que en la segunda ola. Cieza, Blanca, Bullas y Abarán también empiezan a ralentizar el ritmo de transmisión, mientras que Abanilla es una de las pocas zonas donde la curva comienza a caer.
Hay muchos más municipios que rebasan los 1.000 casos en dos semanas. Son la mayoría. En Lorca, la subida más vertical se desencadenó dos semanas después de Año Nuevo, aunque se ha quedado por debajo de otras ciudades más grandes. Alcantarilla, que había aguantado bien hasta enero, casi ha calcado la curva lorquina estas semanas.
Además, los saltos de incidencia más destacados corresponden a Pliego y Ojós, localidades de poca población. Aunque tal vez las evoluciones más preocupantes sean las de Archena y Cehegín, cuya curva aún no se aplana. Villanueva del Río Segura sirve como ejemplo de que hasta en las localidades con pocos habitantes cuesta doblegar la curva.
Aunque el caso más desalentador es el de Los Alcázares. Desde diciembre está encajado en una horquilla de 700 a 800. Eso también mide el momento actual: hace un mes era el peor dato de la Región, pero ahora es de los más bajos. La mayoría de municipios de este último segmento ya aplanan la curva, salvo Beniel y Calasparra, que hasta el 10 de enero casi salía indemne. Solo dos municipios, Librilla y Aledo, no han pisado el máximo nivel de alerta de Salud.
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