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Un nuevo peligro se cierne sobre las poblaciones de arruí en la Región, que en los últimos años han mermado de forma muy relevante ... por las labores de control de esta especie desarrolladas desde la Consejería de Medio Ambiente, que han supuesto la eliminación de más de 4.000 ejemplares, según fuentes de toda solvencia consultadas por LA VERDAD. La amenaza, conocida como sarna sarcóptica, está causada por el ácaro Sarcoptes scabiei y ya ha demostrado en infinidad de ocasiones que tiene capacidad para diezmar los rebaños de los rumiantes silvestres, llegando a causar auténticas mortandades en especies como la cabra montés.
En el Noroeste de la Región de Murcia, la enfermedad provocada por este parásito está presente de manera endémica desde hace largos años y no es infrecuente la aparición de animales afectados, como lo demuestra que cada año se suelen abatir entre 60 y 100 cabras montesas con sarna en esa comarca. Sin embargo, tal como señala un portavoz de Medio Ambiente, «desde 2016 se ha observado un aumento de las prevalencias y el desarrollo de una ola epidémica».
En estos últimos años, la sarna se ha ido extendiendo a través de esta especie desde la zona de Moratalla hacia Calasparra y Cieza, y el año pasado se observó, como se expandía hacia el sur, hasta entrar en el término municipal de Mula. Es en la zona de la sierra de Pedro Ponce y en torno a la pedanía muleña de Casas Nuevas, en la umbría de Sierra Espuña, ya en las estribaciones del parque natural, donde se vienen observando desde hace unos meses ejemplares de arruí infectados por el ácaro. La sospecha es que la enfermedad les ha llegado a través de la cabra montés.
Por parte de las autoridades ambientales de la Región se sostiene que por el momento el problema afecta solamente a algunas decenas de ejemplares, lo cual no es óbice para que admitan su «preocupación» por esta incidencia, toda vez que el arruí es un animal muy gregario y no es extraño que forme grandes rebaños, a veces por encima del centenar de ejemplares. Ello supone que el riesgo de rápida propagación sea muy elevado. «Podría hacer que los grupos se redujeran considerablemente si la sarna se transmite entre ellos», señalan desde la Consejería de Medio Ambiente.
El mejor ejemplo de la dimensión que puede alcanzar este problema es la epidemia de sarna que ya se desató en 1992 con el arruí, pues de más de 2.000 ejemplares apenas sobrevivieron un centenar, que hubo que capturar y sanar con ivermectina.
Desde 2017, la Administración regional desarrolla un operativo de seguimiento y control de la sarna, consistente en una red de alerta que se activa con el avistamientos de animales infectados y su abatimiento selectivo.
En los cotos privados, los propietarios están a su vez autorizados a abatir los ejemplares enfermos para evitar la propagación del ácaro. En caso de decretarse la situación de plaga en un coto, los agentes medioambientales podrían actuar de oficio por razones sanitarias.
La aparición de la sarna en el arruí ha despertado una honda preocupación en los colectivos vinculados a la actividad cinegética, que son muy conscientes del daño que esa enfermedad puede causar en una especie que es uno de los principales exponentes de la caza en la Región.
Francisco Bastida, presidente de la Federación de Caza de la Región de Murcia (FCRM), asegura estar «preocupadísimo» por la situación que está generando la transmisión de la sarna entre los rebaños de este rumiante, también conocido como muflón del Atlas. «Estamos hablando de un problema gravísimo, porque en estos momentos podemos asegurar que por encima del 20%, e incluso hasta el 30% de los ejemplares de arruí están ya infectados por el ácaro. Nos podemos encontrar con que el año próximo esta especie se haya visto totalmente diezmada y hay que tomar medidas urgentes», indica Bastida, consciente de la trascendencia del arruí en el panorama cinegético regional y como fuente de riqueza e ingresos derivados de esa actividad.
Desde la Federación de Caza se ha reclamado que los esfuerzos de los agentes medioambientales se dirijan a abatir los animales enfermos, con el fin de evitar la expansión de la enfermedad, y la creación de equipos de cazadores con autorización para actuar en esa misma línea. «Es el momento de hacer una auténtica gestión, porque el problema se nos puede ir de las manos».
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