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Sara Gómez, la mujer fallecida tras someterse a una lipoescultura, junto a su hermana Nora. cedida
Sara, la vida que quebró el bisturí

Sara, la vida que quebró el bisturí

«Me voy a morir, me han perforado todos los órganos», le confesó esta agente inmobiliaria a su hermana tras su fallida operación en Cartagena

Alicia Negre

Murcia

Domingo, 9 de enero 2022, 07:21

A Nora Gómez se le quiebra la voz cuando recuerda las palabras que su hermana, Sara, le confió en el hospital horas después de someterse en la clínica Virgen de la Caridad de Cartagena a una lipoescultura que le acabaría robando la vida. «Me voy a morir. Me han perforado todos los órganos», le explicó con un hilo de voz. «De esta no voy a salir».

Apenas hacía un día que esta vecina de Molina de Segura, nacida y criada en Alcantarilla, le había explicado a su hermana que pensaba someterse a una operación de estética. «Ella se cuidaba mucho», relata Nora. «Como toda mujer, quería sentirse bonita y segura». Sara había conocido al cirujano J. M. A. -ahora imputado por un presunto delito de homicidio por imprudencia- a través de las redes sociales tras ver en Instagram los resultados de algunas de sus supuestas operaciones. Aunque tenían algunos amigos en común, no se conocían hasta ese momento. Fuentes de la familia de la fallecida explicaron que el médico -que se encuentra colegiado en la Comunidad- contactó incluso con algunas de sus clientas a través de Tinder, una aplicación de citas. «Él se vendía muy bien», lamenta su familiar. «Y ella cayó en la trampa».

«Me dijo que le habían asegurado que era algo superficial y rápido y que en cinco días estaría trabajando», relata su hermana Nora

Sara aprovechó la jornada que las hermanas se reservaban cada semana para comer juntas, contarse sus cosas y mantenerse unidas para explicarle a Nora que tenía previsto ese pequeño retoque. «Me dijo que le habían asegurado que era algo superficial y rápido y que en cinco días estaría trabajando», recuerda. «Ella iba con esa confianza».

Un viaje pendiente a Egipto

Sara, que acabó falleciendo el día de Año Nuevo tras cerca de un mes en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Santa Lucía de Cartagena, creía firmemente en el crecimiento personal y en la búsqueda de la mejor versión de sí misma. «Muy sana y familiar», era una enamorada del deporte. Cada día se castigaba en un gimnasio de Alcantarilla con un entrenador personal y en sus ratos libres disfrutaba también de patear cerros por la zona del Valle. «Tenía casi 40 años y siempre nos preguntaban quién era la pequeña», relata con cariño su hermana.

'Pingüina' -como la llamaban cariñosamente sus allegados por su gusto por estos animales- llevaba años ganándose la vida gracias a una inmobiliaria de viviendas de lujo y profesionalmente le iba muy bien. Había conseguido comprarse una casa en La Manga del Mar Menor en la que encontraba la calma y disfrutaba del mar, otra de sus grandes pasiones. Madre de dos hijos de 18 y 11 años, estaba «muy unida» a sus dos hermanos y a sus padres, Felisa Sánchez y Damián Gómez -guardia civil retirado-, una conocida familia de Alcantarilla.

Sara Gómez junto a su hijo menor, de 11 años. cedida

Recorrer el mundo era otra de sus pasiones. Este enero tenía previsto cumplir uno de los sueños de su vida viajando con su hermana a Egipto, una escapada que ya habían contratado. «Siempre habíamos querido ver ese país juntas», confiesa Nora.

Sara ingresó en el quirófano a primera hora del 2 de diciembre. El cirujano era externo a la clínica cartagenera -el servicio se contrató en la clínica Galena de Murcia- y había alquilado las instalaciones para la intervención, consistente en la extracción de grasa de la zona abdominal. La mujer había acudido acompañada de su actual pareja, un policía nacional, y estaba previsto que la intervención acabase sobre las 12.30 o 13.00 horas. «A las siete de la tarde me llamó su pareja diciéndome que fuese a Cartagena, que algo no iba bien y se la llevaban con los 'pirulos'», recuerda.

El abogado de la familia, Ignacio Martínez, sostiene en su denuncia que la mujer sufrió en el transcurso de la intervención hasta 27 perforaciones en órganos vitales. «Los médicos que la atendieron a su llegada al Santa Lucía se sorprendieron de su estado, porque nunca antes habían visto algo similar», explicaba el portavoz de la familia, Ezequiel Nicolás. «Llevaba seis horas desangrándose y con múltiples perforaciones».

Pérdida de sangre

Nora recuerda con angustia esas horas y días posteriores a la operación. «Apenas podía hablar. Ella sabía lo que estaba ocurriendo porque lo había escuchado en el quirófano», relata su hermana. «El cirujano ya comentó dentro del quirófano que le había perforado los órganos». Esta familiar asegura que la mujer le relató con detalle lo que había ocurrido en el transcurso de la intervención. «Perdió toda la sangre en el quirófano. Mi hermana vio ese escenario porque me lo dijo», asegura.

Tras varias transfusiones de sangre y muchas horas de espera, el centro dio aviso al 061, que trasladó a Sara al Santa Lucía. «En el hospital la dejaron totalmente tirada en la puerta de la UCI sin informe. No sabían qué tenía», recuerda Nora con amargura. «Las enfermeras solo me dicen que corrían con bolsas de sangre por los pasillos porque no llegaban. Ella llegó más muerta que viva». En esos momentos, la mujer confesó a su familia sus temores. «Ella me decía en todo momento 'hermana quiero vivir, quiero vivir'. Su cara era de terror, de pánico». Sara acabó falleciendo como consecuencia de un fallo multiorgánico en el primer día de este 2022.

La familia de esta mujer trata ahora de digerir lo ocurrido mientras protesta en las calles y relata en los medios de comunicación la brutalidad de su caso. «Ahí pasó algo y se tienen que aclarar los hechos», sostiene Nora. «Van saliendo datos que son terroríficos. Mi hermana entró sana y se la cargaron en el quirófano. Se podría haber evitado». Agotados y con el dolor a cuestas, esta familia de Alcantarilla tiene claro que peleará hasta el final. «No vamos a parar», advierte. «Vamos a ir donde haga falta pero se tiene que hacer justicia».

El cirujano defiende su inocencia y puede seguir ejerciendo

Tras el deceso de Sara, el letrado de la familia, Ignacio Martínez, se dirigió al Juzgado de Instrucción número 2 de Cartagena, donde puso una denuncia por homicidio imprudente. Solicitó a la juez la retirada del pasaporte y la inhabilitación profesional del médico. La magistrada lo citó a declarar el martes y, ante su incomparecencia, dictó una orden de detención . El cirujano, sin embargo, se presentó el miércoles ante la juez, que le retiró el pasaporte. «No le ha sido suspendida su habilitación profesional y puede seguir ejerciendo», explicó su letrado defensor, Pablo Martínez. «Lamento lo ocurrido», espetó el profesional.

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