

Secciones
Servicios
Destacamos
Hubo un tiempo en que el Mar Menor no tenía playas de arena y los bañistas se adentraban en la laguna sobre plataformas de madera ... para sumergirse en las aguas más saladas de la costa murciana. El deteriorado balneario de Las Monjas, en Villananitos, es el símbolo maltrecho de una época más natural, aunque tal vez menos acorde a la demanda turística de blancos arenales.
Es de los últimos ejemplos de la arquitectura costera, ya que muchos desaparecieron en llamas, arrasados por la moda de crear playas donde no las había, o por la nula conservación. Con la democratización de los baños estivales, ya que los balnearios eran –y conservan aún ese marchamo clasista– privados de las familias burguesas con palacetes en la primera fila, se extendió una corriente contraria a su uso. De aquella campaña de derribo se libraron pocos, que ahora son objeto de veneración en las promociones turísticas y las fotos de Instagram.
Solitario en la bahía de Villananitos, esta plataforma de madera de 21 metros de largo está catalogado de relevancia cultural. Sus grietas en las tablas, la oxidación de los elementos y los ataques que han derribado parte de la barandilla, serán objeto de reparación con los 30.548 euros que el Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar va a invertir para devolverle el lustre.
Dicen que allí bajaban las monjas a bañarse con mayor privacidad, ya que cuenta con una caseta de madera de 6 metros por 7,44 metros con dos ventanas. Con sus piezas decorativas y su pérgola abierta, fue diseñado por los arquitectos Ricardo García Baño y Francisco Guerao en 1992.
Las obras empezaron en 1994 y concluyeron en mayo de 1995, a raíz de la concesión otorgada por la Dirección General de Costas del Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente para construir un balneario que fuera útil a los servicios de Cruz Roja y Protección Civil, aunque esto se quedó en una intención. Cuando finalizó la autorización, en 2013, el Ayuntamiento solicitó la concesión para rehabilitarlo, aunque el vandalismo ha hecho mella en él varias veces, una incluso con fuego.
La nueva rehabilitación de la estructura de madera pretende mantener su imagen romántica de casa sobre el mar, reforzar sus estructuras para darle mayor seguridad y una mano de pintura que lo haga brillar de nuevo como hito singular en la costa del Mar Menor. Los trabajos deberán reparar también los elementos decorativos que le dan personalidad propia.
Desde su pasarela perimetral, alrededor de la caseta, se puede contemplar la bahía de Villananitos, el extremo norte de la laguna, donde el balneario se mantiene en alto, a pesar de los achaques, sobre los fondos fangosos que ocasionaron las modas de regeneración de playas que intentaron acabar con estas construcciones singulares.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.