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Hay ya cerca de 200 túneles submarinos construidos en todo el mundo, pero ninguno entre dos mares. El primero estaría justo donde se cruzan las ... aguas del Mar Menor y el Mediterráneo, en el canal navegable del Estacio, si prospera el estudio que acaba de realizar el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Región por encargo del Ayuntamiento de San Javier. Abrir un paso submarino había 'flotado' hasta ahora en esa sopa densa que ha sido el eterno debate sobre el futuro de La Manga, pero ahora los expertos han concretado cómo hacerlo viable y le han puesto un precio aproximado: unos 10.311.000 euros.
Para el alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, el túnel acabaría con «las quejas y la inseguridad que genera el puente, y sobre todo ante el miedo permanente a que surja un problema grave en la zona norte y no puedan acceder camiones de bomberos o ambulancias.
La conclusión decisiva del informe deja claro que «la zanja se hará en terreno relativamente fácil de excavar, como arenas y margas arcillosas», lo cual hace posible la infraestructura submarina en esta gola que en el siglo XIX funcionó como encañizada para la pesca del mújol y otras especies. Sus sucesivas transformaciones han sido decisivas para la laguna, sobre todo el intenso dragado y ensanchamiento que se hizo en 1975 para hacerlo navegable, lo que desencadenó una pérdida de la salinidad del Mar Menor y la consiguiente entrada de especies invasoras que antes no soportaban las aguas altamente salobres, que habían dado fama al pescado de la albufera.
Por los sondeos geológicos que ha manejado el Colegio, considera que se podría excavar para situar el túnel a una profundidad de entre 14 y 16 metros bajo el nivel del mar. Advierte de que la zanja no debe llegar a la profundidad de 22 metros, «a partir de la cual se encuentran las calcarenitas, que complicaría la excavación de la zanja donde se ubican los cajones del túnel».
Asimismo, sería necesario, en primera instancia, retirar la capa de fangos y arenas grises, que ocupan una franja superficial de unos nueve metros de la columna geológica.
El informe técnico elaborado aconseja optar por la modalidad de los cajones sumergidos, «ya sea apoyados en el fondo marino o mediante excavación», según precisa el estudio, aunque como el canal del Estacio apenas tiene cuatro metros de profundidad, habría que excavar para que siguiera siendo navegable.
Es la misma técnica que se tuvo que emplear para realizar el tramo subfluvial del Metro de Bilbao, donde se excavaron los limos fangosos para depositar después los cajones previamente construidos. Tras depositar los cajones en el lecho excavado, se consolidaría la obra con una capa sólida que aísle el tubo del mar.
En el caso del Estacio, al tratarse de una longitud de solo 40 metros, «no haría falta tuneladora, sino otro tipo de maquinaria», explica el decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Manuel Jódar, quien aclara que «este estudio aporta una solución técnica pero no es el proyecto definitivo».
Para el trazado recomienda el espacio existente entre el puente antiguo y el nuevo, con unos accesos con muros pantalla. En la zona norte tendría una longitud de unos 220 metros, con una pendiente del 5,76%, y habría que modificar la glorieta. Al lado sur, la entrada en descenso ocuparía 280 metros de largo y alcanzaría una cota de 9,3 metros bajo el nivel del mar. El túnel tendría unos 11 metros de ancho para contener dos carriles –uno por sentido– de 3 metros de ancho cada uno, dos arcenes de un metro cada uno y, a un lado un carril bici de 1,5 metros de ancho y, al otro una acera peatonal de 1,5 metros de anchura.
Los sistemas de control prevén cámaras de seguridad, iluminación, señalización lumínica, drenaje por bombeo y medios de impermeabilización y presión del agua.
El informe apunta a que la Ley 21/2013 de Evaluación Ambiental «no se aplica sobre los planes que tengan como único objetivo la defensa nacional o la protección civil en casos de emergencia», como está orientado el túnel, aunque el decano destaca que el estudio de impacto ambiental tendría que hacerse «para evaluar el mínimo daño al Mar Menor».
Y precisa que «sí hay medios para minimizar ese impacto, como pantallas antiturbidez», pero deja claro que «impacto cero no puede haber». Sobre su efecto sobre los flujos naturales de intercambio de aguas entre los dos mares, Jódar responde que «está por estudiar si lo alteraría».
Con la premisa de la seguridad de los residentes de la zona norte, el decano ve «positivo abrir el túnel, porque la vida de ese entorno está condicionada a la hora en que baja el puente, y es una incertidumbre que necesita una solución definitiva».
Luego están las pegas urbanísticas. Con el Plan General de Ordenación Urbana aún pendiente en San Javier, el informe señala que «desde el punto de vista urbanístico, la viabilidad del proyecto está condicionada a la modificación» de los espacios libres del entorno a una nueva calificación como Sistema General de Infraestructuras.
«El corredor donde se ubican los accesos y el túnel se encuentra en dominio público, tanto del Ayuntamiento como del Estado, por lo que no son necesarias expropiaciones, pero sí tramitaciones urbanísticas», indica. Y, sobre todo, precisaría el visto bueno de Costas.
«Acabaría con el gasto de los 150.000 euros de mantenimiento que cada año hay que pagar por el puente, que además se avería con frecuencia y provoca quejas e inseguridad», asegura el alcalde de San Javier.
El puerto de Tomás Maestre y el Ayuntamiento financian al 50% el importe. Luengo ve previsible que la dársena deportiva más grande de España, con 1.700 puntos de amarre, tuviera que implicarse en la nueva inversión, sobre todo ahora que la concesión administrativa está pendiente de renovación. «Ganaría en competitividad sin las restricciones de paso», afirma el regidor municipal.
Las dos hojas se abren cada dos horas –entre las 8 y las 22 horas– para que pasen las embarcaciones cuyo palo supera los 7 metros de altura, que es la medida del gálibo del paso basculante. Los yates a motor no suelen tener problemas para transitar entre los dos mares sin tener que esperar, pero las embarcaciones de excursiones turísticas si se han quedado en ocasiones amarradas en espera del arreglo de la plataforma. Desde la Asociación de Puertos Deportivos y Clubes Náuticos se han quejado con motivo de alguna avería sobre cómo los dueños de las embarcaciones se sienten cautivos a uno u otro lado del canal si una rotura les cierra el paso.
Para la Asociación de Vecinos de la Zona Norte de La Manga, el túnel sería «la solución que nos dé seguridad». Según el presidente vecinal, Pedro Sánchez, «cuando está dos o tres días el puente roto, no ha podido pasar ni el transporte escolar». «Ya tuvieron que mandar una vez un helicóptero porque no podía llegar la ambulancia», recuerda.
El portavoz de los vecinos cree que «se revalorizarían los apartamentos, que actualmente son más baratos que en el resto de La Manga». «Incluso si llamas a un técnico para que repare algo en casa, te cobra más por llegar hasta aquí», afirma Sánchez.
«Es un cambio importante con respecto a anteriores proyectos, que planteaban túneles de cuatro carriles», admite el portavoz de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), Pedro García. Sin embargo, admite que «veo con preocupación la alteración del intercambio de aguas durante un tiempo considerable, que puede llevar a un efecto catastrófico». Cree que «en La Manga lo que hay que plantear son soluciones para preservar la línea de costa, y no un incremento cada vez mayor del tráfico. Sobre la inversión económica en un túnel bajo el canal del Estacio, García argumenta que «es una gran paradoja que en cambio no puedan invertir en despejar la caleta donde iba a estar Puerto Mayor o evitar que La Manga se quede sin playas».
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