
Georgina Orellano | Activista por los derechos de las trabajadoras sexuales
«Sancionar a los clientes incrementa la violencia hacia quienes ejercen la prostitución»Secciones
Servicios
Destacamos
Georgina Orellano | Activista por los derechos de las trabajadoras sexuales
«Sancionar a los clientes incrementa la violencia hacia quienes ejercen la prostitución»Georgina Orellano es trabajadora sexual, madre de un hijo adolescente y conocida activista. Secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), participa ... este martes en una charla en Murcia invitada por el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (Cats). Presentará su libro 'Puta feminista', donde se reivindica como tal frente a la corriente del feminismo que defiende la abolición de la prostitución. El debate está en España en plena ebullición.
- El PSOE se ha decantado claramente por las tesis abolicionistas frente a la prostitución. En su programa para la próximas elecciones municipales propone multas para los clientes. ¿Qué le parece este planteamiento? ¿Cómo cree que afectarán estas sanciones a las mujeres que ejercen la prostitución?
- Me parece un planteamiento lleno de prejuicios, desconocimiento y estereotipos. Se anula el poder de decisión y consentimiento que tenemos las trabajadoras sexuales; hay una infantilización. Se niega que podamos generar acuerdos y marcar límites, y eso está muy alejado de la realidad de muchas personas que ejercemos el trabajo sexual. La penalización al cliente ha generado mayor clandestinidad en los países en los que se ha llevado a cabo, sin que el trabajo sexual haya desaparecido o disminuido. En Argentina hay dos provincias que tienen ordenanzas que penalizan al cliente, y lo que han provocado es que las compañeras se alejen del centro de la ciudad y trabajen en lugares más ocultos. Ahora están expuestas a muchas situaciones de inseguridad, robo y violencia. Dicen que esta es una ordenanza para eliminar la violencia hacia las personas que ejercen la prostitución, pero en la práctica se termina incrementando.
- El PSOE también propone una ley para erradicar el proxenetismo en todas sus formas. ¿Qué es para usted proxenetismo, y qué no lo es?
- Proxenetas son aquellas personas que se quedan con una parte de nuestra ganancia por el trabajo sexual. Por ejemplo, en Argentina, los principales proxenetas de las trabajadoras sexuales son los policías, que históricamente se quedaron con un porcentaje de las ganancias mediante amenazas, hostigamiento y violencia. Hay que marcar ciertos límites, no todo es proxenetismo. Si una psicóloga alquila un piso para su consulta, no se considera que el propietario la está explotando por cobrarle el alquiler. Pero en el caso de las trabajadoras sexuales, sí. En Argentina no se puede ejercer el trabajo sexual en pisos porque es considerado trata de personas. La situación empeora cuando hay un grupo de trabajadoras sexuales que alquila un piso. La que figura en el contrato de alquiler o la que está al frente pagando los gastos del inmueble es perseguida por la Justicia como la proxeneta de las otras compañeras. Han encontrado una nueva manera de criminalizar a todo el entorno de la trabajadora sexual, porque creen que de esa manera nos vamos cansar de tener que lidiar con la persecución judicial y policial y mágicamente vamos a abandonar el trabajo sexual. Pero no es así, lo único que consiguen es que sigamos ejerciendo en condiciones mucho más clandestinas.
- En su libro, se declara feminista. El abolicionismo considera incompatible el feminismo, la defensa de los derechos de la mujer, con la prostitución.
- Sí, ese es un debate histórico en los espacios feministas que ya existía incluso mucho antes de que las trabajadoras sexuales fuésemos visibles: debatían sin considerar nuestras voces. En la experiencia de Argentina, cuando llegamos a esos espacios a participar en los debates nos encontramos con mucha lejanía. Sentíamos muy alejado de nuestra realidad lo que ellas contaban, lo que ellas decían sobre nuestro trabajo. Había una disociación y mucha victimización. Para nosotras es peligroso que solo podamos tener voz y ser escuchadas si nos victimizamos y estamos como arrepentidas del trabajo sexual. Creo que hay mucha moral, porque nosotras hemos ejercido otros trabajos mal pagados donde hemos sido explotadas, maltratadas, donde hubo un abuso por nuestra condición de pobreza, de vulnerabilidad. Esos otros trabajos no parecen importarle a cierto sector del feminismo. Por ejemplo, yo fui niñera, fui empleada de casas particulares, y la experiencia que tuve fue muy violenta. Por eso dejé de ejercer ese trabajo, porque no soporté la explotación, las condiciones, la humillación con la que me trataban. Yo no romantizo el trabajo sexual, en el libro cuento un montón de situaciones precarias y violentas que atravesé, pero las pude resolver de otra manera, pude marcar límites, encontrar compañeras que habían pasado por las mismas experiencias. Las trabajadoras sexuales tenemos un montón de redes y de estrategias de cuidados. Todo eso lo fuimos construyendo estando organizadas.
- Pero precisamente el abolicionismo lo que denuncia es que las mujeres llegan a la prostitución o bien directamente forzadas por las redes de trata o por situaciones de vulnerabilidad social.
- El trabajo de empleada de casas particulares es ejercido en el cien por cien de los casos por mujeres pobres, racializadas, vulnerables. También en el trabajo rural, o en el textil, hay situaciones de trata de personas, inseguridad, insalubridad. Y, sin embargo, los mecanismos estatales para resguardar los derechos de esas personas no pasan por el punitivismo, no consisten en prohibir las marcas de ropa o las industrias alimentarias que explotan a un montón de compañeras o compañeros. La intervención estatal pasa por reconocer y registrar esos trabajos para luchar contra la clandestinidad y contra la precarización laboral. La vara de medir es distinta con el trabajo sexual: lo primero que sale ahí es el punitivismo, el prohibicionismo. Nosotras creemos que eso sucede porque hay una cruzada moral, porque trabajamos con una parte del cuerpo que tradicionalmente ha sido pensada desde una concepción de la sacralidad. Yo pasé humillación en un montón de trabajos, pero a una parte del feminismo, esa explotación no le causa conmoción social. Pero cuando cuento que ejerzo trabajo sexual, lo primero que me dicen es que tengo que buscarme una salida laboral digna, como si fuese el trabajo lo que certifica tu dignidad. No hay trabajos dignos, hay trabajadores y trabajadoras dignas que se organizan para mejorar sus condiciones.
-¿Lo que reclaman, en definitiva, son condiciones dignas?
-Sí. El trabajo sexual existe. La discusión tiene que partir de ahí, no de la concepción de lo que debería ser la sociedad. Hay un montón de personas que ejercen el trabajo sexual en condiciones de inseguridad, en condiciones clandestinas, ocultas, y las migrantes lo pasan peor por no tener documentos ni acceso a la vivienda. La discusión tiene que ser planteada de una manera honesta: dejemos las utopías de lado y decidamos si queremos vivir en una sociedad en la que el trabajo sexual sea clandestino o esté registrado. Porque la realidad es que existimos.
Este martes, a las 19.00 horas en el Salón de Grados del campus de La Merced
Intervienen Georgina Orellano y Conxa Borrell, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Sexuales OTRAS
- Todo este debate se extiende a la pornografía, que es también vista como violencia contra la mujer, como un elemento que perpetúa los roles patriarcales.
- Para nosotras, el porno es parte del trabajo sexual. La pornografía no hay que eliminarla, sino transformarla. Hay un montón de compañeras que ejercen el trabajo sexual vendiendo contenido y haciendo un porno nuevo, feminista, autogestionado, que se sale de la lógica heterosexual y las prácticas machistas, que sitúa en el centro el disfrute de la diversidad de cuerpos y corporalidades.
- Usted es una defensora de los derechos de las mujeres trans. En España, la Ley Trans ha sido duramente criticada por una parte del feminismo que considera que la autodeterminación de género supone el borrado de las mujeres.
- El auge de la transfobia y el feminismo 'terf' en España ha llegado a Argentina porque todavía algunos feminismos están atravesados por una mirada colonialista: ven lo que pasa en Europa, copian ideas y las trasladan a contextos completamente distintos. Ha habido un corrimiento dentro de los espacios abolicionistas hacia posturas transfóbicas, pero hay conquistas de las que no nos vamos a bajar: no vamos a volver a discusiones que ya están ganadas y saldadas. El problema es que hay un feminismo que ubica como su sujeto político a un solo modelo de mujer blanca, de clase media, burguesa, donde no cabemos las putas, las gordas, las compañeras de los pueblos originarios, de los sectores populares. El peligro es que empiecen a marcar qué deseos son legítimos y cuáles no. Eso nos parece súper patriarcal. ¿Desde qué premisa puede alguien arrogarse la potestad de hablar y decidir por todas, cuando todas vivimos la vida, la sexualidad, de manera totalmente distinta?
- ¿Cómo ha vivido la maternidad en todo este contexto? ¿Su hijo ha tenido que sufrir estigmas o prejuicios?
- Viví la maternidad con mucha culpa, creyendo durante muchos años que lo que estaba haciendo era algo malo, algo por lo que tenía que sentir vergüenza. Viví con mucho temor a que mi hijo me rechazara y me cuestionara al saber a lo que me dedicaba, y también con mucho miedo al estigma que él pudiese sufrir en en la escuela, con sus amigos, en el barrio. Intenté generarle herramientas, primero, para que viva sin estar atravesado de prejuicios y estigmas, contándole siempre la verdad. No quiero ocultarle a mi hijo quién soy. En la escuela, he tenido que ir a hablar con la directora por varias situaciones pero, para sorpresa nuestra, en la mayoría de los espacios hubo mucha aceptación.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.