Los restos hallados en Sierra Espuña pertenecen a Alberto Hernández, desaparecido en 2018 en Casas Nuevas

Los restos encontrados el pasado 7 de marzo en Sierra Espuña pertenecen a Alberto Hernández, desaparecido el 4 de agosto de 2018 en la pedanía muleña de Casas Nuevas. La identificación ha sido posible gracias a las pruebas de ADN realizadas por el Instituto de Medicina Legal de Murcia, que han sido comunicadas hoy a su familia.

El hallazgo de los restos se produjo el pasado viernes 7 de marzo durante las fuertes lluvias que azotaron la Región, dejando al descubierto parte de un cráneo cerca de una rambla, en un paraje abrupto. Vecinos de la zona alertaron a la Guardia Civil, que desplazó un equipo de la Policía Judicial para su investigación. Posteriormente, el Grupo de Montaña localizó el resto de los huesos en una zona más elevada de la sierra, algo que indica que los restos pudieron haber sido trasladados por animales o por la lluvia.

Jerónimo Hernández, hermano de Alberto, confirma a LA VERDAD que se trata de Alberto y lo explica con una profunda tristeza, aunque también con cierto alivio tras casi siete años de incertidumbre y angustia para toda la familia. «Ha sido una casualidad que las lluvias desplazaran el cráneo hasta un lugar visible, lo que permitió que alguien lo encontrara y se iniciara la búsqueda en la zona correcta», explica.

«Hoy es un día feliz además de triste. La familia por fin podrá descansar después de duros años de lucha, durante los cuales nos dejamos la piel tanto en el terreno como en las redes», señalaron los allegados de Alberto a través de una publicación en Facebook.

El paraje donde se encontraron sus restos, conocido como la Piedra Lisa, es una zona escarpada de Sierra Espuña. A pesar de que Alberto conocía bien el terreno, su familia no comprende cómo llegó hasta allí, ya que no era aficionado a la escalada ni solía transitar por zonas peligrosas. «Nos extraña que estuviera ahí, que hubiera subido hasta ahí porque es peligroso. El caso es que llevaba botas de montaña, o sea que no sé si quería dar un paseo por ahí o algo», afirma Jerónimo.

Entre los objetos hallados junto a los restos estaban su pantalón, su teléfono móvil y otros efectos personales, lo que ayudó a confirmar la identidad antes de la prueba de ADN. Sobre el estado de los restos, el hermano del fallecido señala que «lo primero que encontraron fue el cráneo, pero después, siguiendo la dirección hacia arriba, la Guardia Civil y los especialistas de Montaña hallaron el resto del cuerpo. Estaba mezclado con restos de animales», detalla.

La desaparición ocurrió en la tarde del sábado 4 de agosto de 2018, cuando Alberto, al caer la tarde, salió a pasear por las inmediaciones de la pedanía muleña de Casas Nuevas, en donde reside la familia en verano. Al no regresar, la familia dio la voz de alarma. Durante meses, la Guardia Civil, voluntarios de Protección Civil, vecinos y efectivos de Emergencias estuvieron peinando la zona durante meses y el dispositivo se centró en una zona donde supuestamente se perdió la señal del móvil, una zona situada a cuatro kilómetros de distancia donde finalmente se han encontrado los restos.

Estos datos de la triangulación de la señal del móvil de Alberto desvió la búsqueda inicial hasta esa zona alejada, lo que llevó a los familiares a concentrar sus esfuerzos en un área equivocada durante años. «Nos dieron una señal del móvil que estaba a 4 kilómetros de allí y resulta que estaba justo enfrente de Casas Nuevas, en una zona conocida por los vecinos», lamenta.

La familia ha expresado su deseo de despedirse de Alberto en un acto íntimo. «Han sido siete años de búsqueda incesante, y aunque duele, al menos ahora tenemos respuestas», concluye.

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