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Los institutos murcianos arrastran un problema de segregación escolar, entendida como la concentración de estudiantes de familias con pocos recursos económicos en centros educativos ... concretos, frente a otros privilegiados, con una presencia escasa de rentas bajas, en los mismos barrios o territorios. La Región es la quinta comunidad española con más institutos 'gueto', en los que el nivel de concentración de alumnado con bajos recursos socioeconómicos supera el 50%. La segregación de los alumnos solo puede atajarse, alertan los autores del informe realizado por la ONG Save the Children y el centro de estudios EsadeEcPol, con cambios en el baremo de admisión de alumnos, que van justo en la dirección opuesta a los introducidos por el nuevo borrador de decreto de la Región.
El informe alerta de que España es el tercer país de la OCDE con más colegios 'gueto', solo por detrás de Turquía y Lituania. El estudio no detalla el grado de segregación de los colegios de Infantil y Primaria murcianos, sobre el que solo ofrece resultados nacionales y de Madrid.
Los datos españoles sobre la segregación del alumnado sin recursos de Primaria son pésimos, pero mejoran mucho en la ESO, donde España está casi en la media. En buena medida, porque hay menos institutos que colegios, lo que obliga a los alumnos a mezclarse. También porque a los 15 años, que es la edad que se ha tomado como referencia, muchos estudiantes desfavorecidos han abandonado ya el sistema escolar.
El estudio sí puntúa la segregación en los institutos de la Región, para lo que utiliza datos del Informe PISA, que evalúa a los alumnos de 15 años cada tres años. Según esos registros, la Región es la quinta de España donde más concentración hay en determinados institutos de alumnos pobres. Con todo, la Región tiene mejores datos que la media española, y está al nivel de la OCDE.
Las escuelas e institutos de la Región son, para el investigador y sociólogo Juan Carlos Solano, un fiel reflejo del sistema productivo. «Y una herramienta para mantenerlo. Una sociedad como la de la Región, con mayoría de trabajos precarios y mal pagados en el campo y la hostelería, no podría emplear a un porcentaje mayor de titulados», razona.
Las estructuras, públicas y privadas, están engrasadas, a juicio de Solano, para seguir reproduciendo esa segregación. «Mientras se sigan desviando fondos de la pública para subvencionar los conciertos, es complicado un cambio».
Los investigadores analizaron para llegar a esa clasificación los datos del perfil socioeconómico de PISA 2018, y extrajeron que la Comunidad de Madrid es la región que registra una mayor segregación en la ESO (0,41), mientras que Murcia queda en un 0,27. La media de segregación por motivos socioeconómicos en la ESO de España (0,29) está al mismo nivel que la media del resto de países de la OCDE (0,29).
La segregación escolar en los institutos murcianos, lejos de mejorar, va a más: la Región ha incrementado su tasa de 2018 en tres puntos con respecto a 2015, en lugar de mejorar, como hacen la mayoría de comunidades.
La poca diversidad en las aulas, alertan los autores del informe, es un fenómeno que crea escuelas 'gueto' y que provoca dificultades en la gestión, ineficiencia en el gasto público y, lo más preocupante, fracaso, abandono en el alumnado y desigualdad de oportunidades. Entre un estudiante que tiene compañeros procedentes de familias con rentas altas o heterogéneas y otro que estudia en una aula con chicos con pocos recursos, se llegan a registrar hasta 30 puntos de diferencia de nivel académico en PISA, lo que equivale a casi un año de escolarización.
El impacto de la segregación en el fracaso escolar es palmario. «El alumnado con un entorno más favorable no concibe otro escenario posible que el del éxito escolar; al contrario, los estudiantes de contextos desfavorecidos no están expuesto a otro tipo de aspiraciones y objetivos vitales diferentes a los suyos». Lo sabe de primera mano Diego Reina, profesor de Historia en Secundaria, quien durante más de una década impartió clases en uno de los centros con más alumnos sin recursos de Murcia, en El Palmar, y ahora lo hace en otro, el Alfonso X de Murcia, con alumnos de familias favorecidas. «El sistema se retroalimenta, es una corriente que arrastra a los estudiantes hacia el éxito o el fracaso escolar, y el resultado puede medirse claramente en la progresión académica de los alumnos».
A poco más de cien metros de distancia, en la Región es posible encontrar dos escuelas exponentes de la falta de diversidad. En la misma pedanía de El Palmar, conviven a cuatro calles de separación centros públicos con un nivel socioeconómico peor que bajo con otro concertado cuyo alumnado ofrece una fotografía fiel de la clase media-media alta de la Región.
Un sistema educativo poco diverso genera un exceso de fracaso y abandono escolar temprano (y también de desgaste y desafección entre alumnado, docentes y familias) y, por tanto «tiene consecuencias sobre la eficiencia del gasto educativo, la cohesión de las sociedades, el mercado de trabajo, la estabilidad de la profesión docente y la sostenibilidad de las cuentas públicas», razona el investigador murciano Álvaro Ferrer, especialista en equidad educativa y uno de los autores del informe de Save the Children.
La estructura residencial de las ciudades y la existencia de una doble red pública-concertada de centros inciden en el reparto desigual de alumnos, pero no menos las políticas educativas, que juegan un papel esencial en la segregación escolar, sostiene el estudio. Para atajar la brecha desde la acción política, propone una serie de medidas relacionadas en su mayoría con el sistema de acceso a los colegios, que marca el futuro académico de los chicos. Esas recomendaciones van precisamente en la línea contraria a las planteadas por el nuevo decreto de admisión de alumnos elaborado por la Consejería de Educación, y que actualmente se encuentra en exposición pública.
Para simultanear la reducción de la segregación escolar «y respetar (e incluso, para las más vulnerables, ampliar) la capacidad de elección de las familias», los especialistas en equidad de Save the Children sugieren que los baremos de admisión aumenten la discriminación positiva a grupos socioeconómicos, se promueva un sistema de doble reserva de plazas ajustada al contexto de la zona, se dote a los centros de financiación suficiente y control para evitar el cobro de cuotas, aumente el peso de los criterios socioeconómicos (renta o nivel educativo familiar) y se promueva la zonificación de los mapas escolares, entre otros. El nuevo baremo de la Región no incluye estas novedades, y más bien, promueve el mantenimiento del 'status quo' actual.
La nueva ley educativa, la 'ley Celaá', plantea una batería de medidas para frenar la segregación, pero como la decisión última está en las autonomías, que son las que diseñan los procesos de admisión, en la Región han quedado desactivadas.
La escuela concertada juega un papel decisivo en la composición de los centros educativos, destaca el estudio: los alumnos de rentas altas, nivel socio-cultural elevado, o de origen nacional tienden a acudir de forma desproporcionada a centros concertados y privados: estas diferencias están fuertemente mediadas por preferencias de las familias, la planificación de oferta escolar, «pero también por barreras económicas en forma de cuotas o donaciones que la mayor parte de centros concertados cobran», denuncia el estudio. Precisamente, el baremo elaborado por la Consejería de Educación deja la puerta abierta a que las familias realicen esas aportaciones a través de fundaciones y asociaciones.
«Las clases medias y altas llevan años 'emigrando' de la escuela pública a la concertada», remarca Isabel Cutillas, socióloga de la Universidad de Murcia e investigadora sobre equidad. El sistema de admisión de alumnos, coincide el sociólogo e investigador de la UMU Juan Carlos Solano, perpetúa la brecha.
La alta segregación, denuncia el informe, incrementa de forma notable los problemas de gestión y la desigualdad de oportunidades de los alumnos, con el resultado de unas tasas elevadas de repetición de curso y de abandono temprano de los estudios. «Se malgastan los recursos y el talento y aumenta la desigualdad social», concluye el estudio.
La segregación por el origen inmigrante es relativamente baja en España en relación a la media de la OCDE, y sorprendentemente, la Región aparece en el estudio como la segunda comunidad donde tiene menor incidencia. Un dato que, a juicio de sociólogos y educadores, no se corresponde con la realidad que viven las aulas de los institutos murcianos.
El estudio analiza la segregación por origen inmigrante entre los alumnos de 15 años, que son los evaluados por PISA. Una edad a la que, coinciden, «muchos han abandonado ya el sistema escolar». Es decir, no hay segregación, pero probablemente porque miles de inmigrantes se quedan en el camino.
Según los datos de la investigadora de la UMU Isabel Cutillas, mientras el abandono escolar temprano afecta a uno de cada tres estudiantes nacidos en la Región, la incidencia es de nueve de cada diez entre el alumnado de origen inmigrante.
El especialista en equidad educativa y coautor del informe Álvaro Ferrer, que considera que el abandono puede estar detrás del dato murciano, entiende además que «el hecho de que unos pocos centros escolaricen a muchos inmigrantes» también puede haber maleado el registro. Los centros de titularidad privada apenas acogen al 5% de los estudiantes hijos de familias inmigrantes, mientras que en los centros públicos, la cuota supera el 16,6%, según la última estadística del Ministerio de Educación.
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