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«No criminalicen a los latinos», dijo Edwin, representante del colectivo boliviano de Totana a las puertas del centro Covid-19 de Lorca, en la pedanía de Campillo. «El virus no distingue de colores ni de raza». En ese punto se realizaron ayer hasta 180 pruebas PCR a personas sospechosas de padecer la enfermedad. Fue una jornada de infarto para el personal sanitario que, enfundado en los trajes de protección integral, tomó las muestras desde los coches de los posibles afectados, a 38 grados a la sombra. A las cinco de la tarde, más de una decena de conductores aguardaba turno en sus coches, en el circuito de seguridad que da acceso al consultorio médico, en cuyo exterior el Ayuntamiento instaló una carpa en marzo cuando estalló la pandemia.
Bajo la lona de PVC blanco, y sin presencia policial, dos sanitarios tomaban muestras de forma simultánea a los ocupantes de los coches con los hisopos de algodón. En cada vehículo, entre una y tres personas. En algunos casos se trataba de padres con hijos jóvenes, con contactos en el brote local del pub Plaza Cool Beat, y muchos latinos relacionados con el brote de Totana, el más numeroso de los que están activos en la Región y que las autoridades sanitarias consideran punto de partida de la expansión del virus en Lorca.
Una clienta del gimnasio Box Training Center aguardaba cola para el test. No quería dar su nombre, pero contaba a LA VERDAD que tras el positivo de un usuario está encerrada en su casa desde el lunes. Con el afectado solo tuvo contacto indirecto a través de un tercero, que es compañero de entrenamiento de ambos, pero ha decido guardar cuarentena. Así se lo comunicó a su empresa y ayer por la tarde se sometió a la prueba «por tranquilidad».
Su caso no es el único. La mujer y el hijo de un camarero del Plaza infectado también aguardaban en un coche para realizarse el PCR. «Hemos dividido la casa en dos partes para mantener el aislamiento», relataba el padre de la chica, que ocupaba el siguiente automóvil en la cola, y que junto a su esposa también se someterá a la prueba por prevención.
Una vecina de Totana, cuyo marido dio positivo el miércoles, también esperó en Campillo a que le tomaran las muestras. Su esposo ha desarrollado síntomas de la Covid-19, pero ella no. Junto a su familia, ambos guardan cuarentena en un huerto de su municipio.
Para las autoridades sanitarias, que el día 29 ya realizaron un centenar de pruebas en el consultorio lorquino y que hoy prevén alcanzar las 200, no ha sido una sorpresa el aumento de casos en el brote de Lorca. Las estadísticas comenzaron el lunes con 16 positivos, una cifra que se mantuvo el martes, que el miércoles creció a 17 y que ayer casi se duplicó al alcanzar los 29, entre los que se encuentran dos jugadores de Lorca Deportiva, cuya plantilla está ya en cuarentena.
El grupo municipal de IU-V exigió «celeridad y transparencia» en la comunicación de los nuevos casos positivos para frenar la «expansión de rumores en las redes sociales», dijo su portavoz, Pedro Sosa. Pidió test masivos y se quejó de que las listas de espera para la realización de los PCR «estén llevando a que muchos ciudadanos tengan que pagar 150 euros a laboratorios privados para no poner en riesgo a sus seres queridos». También el concejal de Vox José Martínez reclamó la realización de pruebas masivas. El edil de Sanidad, el socialista José Ángel Ponce, hizo un llamamiento a la «tranquilidad» y aseguró que se está rastreando «caso por caso».
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