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Aceitunas afectadas por la 'Xylella fastidiosa', en un laboratorio. efe
Sin rastro de la 'fastidiosa' en la Región de Murcia

Sin rastro de la 'fastidiosa' en la Región de Murcia

La Consejería realizó el año pasado alrededor de 300 controles en 9.000 hectáreas de la Región en busca del temido 'ébola del olivo', aunque todos los resultados dieron negativo

Lunes, 2 de septiembre 2019, 08:05

No hay rastro en la Región de Murcia de la temida bacteria 'Xylella fastidiosa', también conocida como el 'ébola del olivo'. Así lo ha confirmado recientemente el Servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, que realizó el año pasado alrededor de 300 controles en 9.000 hectáreas de cultivos, fincas y viveros de la Región, arrojando todos ellos resultados negativos. La 'Xylella fastidiosa', que además del olivo se ceba especialmente con los cultivos de almendro, polygala, lavanda dentata, adelfa y café, ha arrasado ya cientos de hectáreas en la vecina provincia de Alicante, que hace solo unos meses detectó casi mil nuevos positivos, también en ejemplares de albaricoquero, romero y ciruelo. En la práctica, esta bacteria 'fastidiosa' puede colonizar a más de 200 especies.

La Región, por su parte, sigue fuera del alcance de la plaga. En parte, porque la Comunidad Autónoma «cumple ampliamente los objetivos establecidos en el plan nacional de contingencia, realizando prospecciones en los principales cultivos susceptibles como es el caso del almendro, frutales de hueso, cítricos y vid, además de controles sobre los viveros productores o comercializadores de especies ornamentales», como es el caso de la polygala, apunta el director general de Agricultura, Francisco José González. A las inspecciones de la Consejería, además, hay que unir los propios controles que se realizan por parte de los ayuntamientos en las áreas de su competencia.

Asociaciones agrarias como Coag y Asaja han puesto el foco en los últimos meses en las comarcas del Altiplano y el Noroeste, además de municipios y varias pedanías de la huerta de Murcia limítrofes con la provincia de Alicante, como zonas de riesgo para albergar la bacteria. Por eso, en el programa de prospección se han tomado una serie de indicadores de riesgo, «como es la intensificación de los controles en la zona de influencia de la comunidad valencia y el control sobre la entrada de material vegetal» desde determinadas zonas 'sensibles', apuntan las mismas fuentes.

El foco de Alicante se va extendiendo hacia el norte de la Comunidad Valenciana y «se aleja de nuestro territorio»

El foco de Alicante, según la Consejería, «se va extendiendo hacia el norte de la Comunidad Valenciana, alejándose de nuestro territorio». Los casos de la comunidad vecina se han detectado mayoritariamente en plantaciones extensivas de almendro, «donde los tratamientos fitosanitarios son prácticamente irrelevantes, lo que propicia la dispersión de los numerosos insectos vectores que lo transmiten, todo ello unido a la introducción en las zonas de ajardinamiento de nuevas especies rústicas».

Además, la Comunidad participa junto al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en un programa nacional para la identificación de los insectos vectores de la bacteria, localizando una pequeña chicharra ('Philaenus spumarius') que se encuentra en las zonas de pinares y que en primavera coloniza las hierbas existentes en las parcelas agrícolas pasado después a los arboles de los cultivos.

Cara y cruz

Por lo que se refiere a otras amenazas para la Región de Murcia en forma de plagas para los cultivos, la Consejería admite una cara y una cruz. Por un lado está la 'mosca de la fruta', que se ha frenado gracias a medidas de contención, medidas obligatorias de control fitosanitario y de transporte, y acuerdos bilaterales con los países del entorno. Así, en la mayoría de los casos se adopta un tratamiento en frío obligatorio antes de la carga o durante el transporte, durante un tiempo prolongado, que evite la llegada de adultos o larvas vivas, aspectos que se controlan oficialmente y cuyo coste corre a cargo de los exportadores.

Dentro de estas herramientas de control durante la fase de cultivo se ha investigado mucho debido a la escasez cada vez menor de los productos fitosanitarios, en los denominados sistemas de confusión sexual, suelta de machos estériles o de captura masiva los cuales se alternan con el uso de lo productos fitosanitarios. En este ámbito, la Comunidad Autónoma siempre ha sido un referente internacional.

El picudo, a sus anchas

Todo lo contrario ocurre con el picudo rojo, una plaga ya declarada por la Comisión Europea como establecida en muchas áreas del mediterráneo. Las medidas de erradicación han sido «infructuosas», por lo que la plaga ha conseguido hacer desaparecer ya determinadas especies de palmeras, como es el caso de la 'Phoenix carariensis'. Las medidas de control y erradicación llevadas a cabo por la Comunidad Autónoma supusieron una inversión de más de siete millones de euros.

La falta de insecticidas químicos y naturales para el control de plaga, así como la imperiosa necesidad de continuar las medidas fitosanitarias de por vida, hizo que muchos propietarios abandonaran el control de plaga. En la actualidad, las medidas que se siguen en las áreas afectadas por el picudo son de contención, por lo que «corresponde a los propietarios de las palmeras y no son sufragadas por la Administración», recuerda la Consejería.

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