

Secciones
Servicios
Destacamos
La magistrada Raquel Lillo Paredes, decana de San Javier, es una de esas profesionales que cada día tira del carro de la Justicia en ... la Región. Titular de uno de los juzgados de Instrucción sanjaviereño –el cinco–, tiene claro que la carrera judicial, tras años de mayoría masculina, «se está compensando». Esta mayor presencia femenina, remarca, «tiene que tener una traslación en los altos cargos». Unos aires de cambio que, sostiene, ya soplan, «pero a un ritmo más lento del que se esperaría, teniendo en cuenta la presencia tan abrumadora de la mujer en la judicatura».
Nada en el camino de esta aguileña marcaba su futuro como magistrada. No tuvo vocación de jueza, confiesa, hasta que se cruzó en su camino un «referente» que cambió la idea que tenía hasta el momento de la Justicia. Era la magistrada Fátima Saura, titular de uno de los juzgados de violencia sobre la mujer de Murcia, que se convertiría en su preparadora, abriéndole paso en la judicatura.
«Quizás la imagen que yo tenía de los jueces estaba bastante distorsionada, probablemente bastante cercana a la que a veces tiene la sociedad de nosotros: una imagen fundamentalmente masculina y no muy accesible», explica. En quinto de Derecho, las prácticas de la carrera le llevaron a conocer a Saura. «Cambió completamente la percepción que yo tenía de los jueces. Me gustó la forma en que ella entendía la judicatura. Vi que se podía aunar todo lo que yo buscaba en la profesión». La magistrada Lillo hace hincapié en que «fue una mujer la que hizo nacer en mí esta vocación».
En 2015, con 27 años, aprobó la oposición, convirtiéndose en jueza. Tras un primer paso por el Juzgado de Primera Instancia número 11 de Murcia, su primer destino fue en la localidad almeriense de Roquetas de Mar. El trabajo la llevó después a un órgano mixto de la localidad alicantina de Villena, donde tenía competencias en materia de violencia sobre la mujer. En agosto de 2023, llegó al partido judicial de San Javier, donde ejerce actualmente como decana al frente del Juzgado de Instrucción número 5.
Lillo destaca la organización y la búsqueda de la perfección como cualidades presentes en las féminas. «Nos hace contribuir a la Justicia con un trabajo, no digo que mejor que el de los hombres, pero creo que es una contribución digna y escrupulosa». La magistrada explica que las féminas «parece en ocasiones que tenemos que demostrar, por ser mujeres, que somos tan capaces como cualquier hombre. A veces es un arma de doble filo que nos carga con un peso que no nos debería corresponder».
La jueza considera que la menor presencia de mujeres en los altos escalafones se compensará con el tiempo y lo achaca, en parte, al peso de la vida familiar. «Son cargos que precisan de mucho tiempo que se tiene que restar de otras facetas», remarca.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Descubre la fruta con melatonina que te ayudará a dormir mejor
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.