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«Quité hace ya tiempo las máquinas tragaperras porque suponían un auténtico peligro para la integridad del local, pues son un foco de robos». Así ... se expresa el ciezano Pepe Guillén, que en la actualidad regenta el restaurante Mónaco en el municipio de la Vega Alta.
En realidad, Pepe Guillén nunca llegó a poner este tipo de expendedoras en su ubicación actual de la céntrica calle Carreterica de Posete de localidad ciezana, donde se trasladó en el año 2016. Pero, con anterioridad, en compañía de su padre y de sus hermanos, regentaba otro establecimiento de hostelería con el mismo nombre en el conocido como Cruce de Blanca, a diez kilómetros de Cieza, donde sí tenía máquinas recreativas con premio económico.
Según comenta a LA VERDAD Pepe Guillén, «en la anterior localización del Cruce de Blanca entraron varias veces a robar, y lo hicieron con el principal objetivo de reventar las máquinas tragaperras». «Por eso optamos, cuando nos vinimos a Cieza, por prescindir de estas máquinas». Y no es porque no dejen dinero, ya que según indica este barista sí que lo hacen, «sino porque, a la larga, si te entran dos o tres veces a lo largo del año a robar, es más el perjuicio económico que el beneficio, porque las tragaperras son también un reclamo para los ladrones», recalca Pepe Guillén.
«De hecho –dice el hostelero ciezano–, los que se dedican a reventar negocios saben dónde están estas máquinas, y si no las hay, no entran, porque saben que no hay nada más», explicaba el pasado viernes Pepe García mientras, como cada mañana, se disponía a servir los desayunos de primera hora del día.
El ejemplo de Pepe Guillén es extensible prácticamente a todos los bares y restaurantes de Cieza y de la Región de Murcia, donde ya no hay máquinas tragaperras en los bares y restaurantes. Estas han quedado relegadas a los salones de juego.
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