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Tubo de ensayo etiquetado con el coronavirus. REUTERS
Las pruebas que nunca se hicieron

Las pruebas que nunca se hicieron

LA GUERRA DE LOS COVID ·

La falsa confianza en que aquí no llegaría y un sistema sanitario dañado han limitado la aplicación precoz de test diagnósticos

Viernes, 20 de marzo 2020, 02:24

Comienzo una serie, si me dejan terminarla, de episodios con opiniones personales que puede que no convenzan a todos, acerca del enemigo que nos une, Covid-19. Tras el primer episodio en el que abordé el origen en China, el de hoy lo dedico a las –demasiado tarde pero es actualidad– pruebas frente al virus enemigo. Pero antes de empezar, me van a permitir resaltar que una sociedad madura es capaz no solo de unirse en un mensaje positivo de lucha frente al enemigo, sino también de ser autocrítica y aprender sobre la marcha de sus errores. Y como sanitario implicado en esta batalla, me siento partícipe en esa lucha común, pero también en la obligación moral de preservar nuestra capacidad de aprendizaje sobre lo que estamos viviendo.

No hace falta estudiar mucha epidemiología, el sentido común manda, para entender que el diagnóstico precoz es fundamental en cualquier enfermedad grave, como lo es, por ejemplo, en el cáncer. Sin embargo, nos empeñamos en usar pruebas solo en pacientes donde la infección era ya muy clara, bien muy graves o bien con síntomas y provenientes de zonas de riesgo. Es evidente que esa estrategia no ha funcionado, a los hechos actuales me remito: no porque haya una pandemia, sino porque las consecuencias de la misma en España están claramente por encima de otros países.

¿Por qué no ha funcionado? Sencillo, era incorrecta. La experiencia de China nos decía que era una enfermedad grave, y la de Corea del Sur y otros países, que haciendo muchas pruebas diagnósticas precozmente se podía controlar. Los datos del sudeste asiático estaban disponibles, solo había que querer interpretarlos. En Corea se han realizado 295.000 pruebas, unas 5.700 por millón de habitantes, y en un país de 51 millones de habitantes ha habido 8.400 casos y solo 91 muertes. ¿Es esto debido a que se han hecho muchos test? No. Es debido a que se hicieron muchas y de forma precoz, lo que permitió llevar a cabo estrategias dirigidas de cuarentena a portadores y población cercana en riesgo con o sin síntomas y en el momento clave, al inicio de la enfermedad.

Ante una enfermedad grave, esta lo era y lo es, el diagnóstico precoz facilita la contención de la misma. ¿Por qué no se ha hecho esta estrategia en España? La falsa confianza en que aquí no llegaría y un sistema sanitario dañado, donde las políticas de ahorro llevan años debilitándolo, han limitado la aplicación precoz de pruebas diagnósticas. Pero sobre eso, errores técnicos y políticos, y sobre todo políticos, pues son ellos quienes toman las decisiones y eligen a los asesores técnicos. En este sentido, me estoy refiriendo al Ministerio de Sanidad del Gobierno central, pues fueron ellos quienes eligieron esta estrategia. Recientemente, el Ministerio ha declarado, no lo había hecho, que se han realizado 17.500 pruebas, lo que supone unas 370 por millón de habitante, muy lejos de las 5.700 por millón de Corea a pesar de que España tiene 8.000 casos positivos más que en Corea.

Ahora la OMS, viendo lo ocurrido en Italia y España, insiste en recomendarnos hacer más pruebas. Y ahora, el Gobierno nos dice que va a hacer muchas. Ya no la famosa 'pcr', costosa y laboriosa, sino nuevas pruebas rápidas que cualquier laboratorio analítico público o privado va a poder realizar en 1-2 semanas, y que varias compañías producen. Y ¿para qué va a servir esta liberación de pruebas accesibles y rápidas? Es probable que ayuden algo a controlar la pandemia, pero me temo que es tarde, y lo más que harán es maquillar este dantesco escenario, reduciendo el porcentaje de mortalidad situada en un insoportable 4,5%, al subir el denominador de los casos positivos. Pero, por desgracia, no podrá reducir el número de fallecidos, por encima de 800 en el momento de escribir esta reflexión. Y es que al final es posible que tengamos el mismo número de pruebas que Corea, pero las habremos hecho en el momento incorrecto. Solo nos servirán para constatar nuestro problema, pero no para evitarlo. Ya estamos echando de menos las pruebas que no se hicieron.

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