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MINERVA PIÑERO
Domingo, 20 de agosto 2017, 11:31
Joven y con una excelente puntería, Sergio Artero prefiere disfrutar de una despejada jornada de tiro al plato en el campo de Fortuna cualquier domingo por la mañana que trasnochar entre bares y garitos el día anterior. Después de trabajar como marmolista en la empresa familiar de su padre de lunes a viernes, su forma de relajarse está en el foso olímpico, disciplina deportiva en la que ha conseguido la medalla de oro regional durante dos años consecutivos. Gracias a su insistencia por mantener la forma física y a las horas de entrenamiento que realiza, en el último campeonato consiguió convertir en polvo 120 platos. El pleno se quedó a cinco fallos.
-¿Le da miedo vivir con armas dentro de casa?
-De momento, no he tenido ningún problema, ya que las dos escopetas que tengo están guardadas en un armero. Más bien, me alegro de que mi hija, con tan solo ocho años, se emocione cuando me acompaña a los campos de tiro y me diga que, de mayor, quiera ser tiradora. Desde pequeño he vivido con armas en casa. De hecho, la primera vez que cogí una escopeta, con tan solo doce años, pesaba el arma más que yo. En mi casa actual tengo dos escopetas de competición de plato. Aproximadamente, cada una cuesta nueve mil euros.
-En la feria, ¿se siente el rey de las casetas que tienen escopetas?
-Por suerte, en las tiradas de las fiestas podemos ganar fácilmente y, aunque no sea de mi agrado, mueven incluso más dinero que las competiciones federadas. En las casetas las inscripciones son mucho más baratas. Un punto a favor en este ámbito para los que conocemos la estructura de la escopeta es que podemos detectar aquellas que estén trucadas, hecho que se repite bastante en las ferias. Algunas escopetas de perdigón, aunque apuntes al sitio, están hechas para fallar. Si entiendes un poco, puedes abrir el cañón, observar el punto de mira, fijar tu objetivo, y detectar cómo el alza está en otro lado para que se desvíe el tiro. En contrapartida, no disfrutas tanto del nivel de los concursos más serios ni compites con gente de alto nivel.
-En este deporte, no es necesario adquirir excesiva fuerza, velocidad o flexibilidad. ¿Qué debe tener un campeón de tiro?
-Disciplina, concentración y entrenamiento. Lo más difícil de este deporte, sin duda, es conseguir darle al plato. Cuando estás tirando a 25 platos, vas por el veinte y sabes que tienes que romper los cinco restantes, es bastante fácil fallar por los nervios. Si sabes centrarte y controlarte, con un poco de entrenamiento, ya tienes muchos puntos ganados. La experiencia en el tiro al plato también es clave: cuanto más mayor eres, más has observado a los grandes tiradores y más has aprendido de ellos. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de fijarme en grandes profesionales como Alberto Fernández, campeón de España de foso olímpico.
-¿Cómo se puede ir esa concentración que tanto necesita?
-Los movimientos del competidor que tenga a mi lado y el sonido al sacar los cartuchos son pequeños detalles que pueden distraerte. Pensar en cualquier problema ajeno al plato, como el trabajo, también puede ser determinante. Cuando llegas a la cancha, te centras en el plato. Piensas en que el plato que va a salir, es el que tienes que romper. Si estás desempatanado en una competición, si no estás concentrado, seguro que fallas. Para ganar, tienes que estar despejado y mirar la plato con la mente en blanco.
-Relacionado con el mundo del tiro, ¿se siente atraído por la caza?
-Aunque de joven solía ir de caza con mi padre y me gustaba bastante, actualmente no me interesa. Como no utilizo las piezas de los animales ni me las como, es matar por matar. Últimamente se han prohibido muchas cosas en la caza y la gente que disfruta pegando tiros se está pasando al tiro al plato. Al prohíbir una cosa, si de verdad te gusta, te agarras a otra.
-Durante las competiciones, ¿le han dado ganas de apuntar contra algún contrincante?
-(Risas). Aunque te cabreas cuando fallas en un plato, en el tiro nos comportamos como una familia, ya que es un ámbito en el que se mueve gente sana y ordenada. En otras disciplinas, como el tiro de precisión, los competidores llegan con sus pistolas, se meten a la garita, pegan los tiros, cierran el maletín y finalizan la jornada. La idea de estar parado ante una diana fija en un ambiente tan solitario, no me atrae en absoluto. Nosotros, al terminar una serie, nos sentamos juntos, hablamos, organizamos almuerzos y comentamos hasta cómo han salido los platos de cada uno. Por encima de todo, lo que más se disfruta en las tiradas de plato en movimiento, es el gran compañerismo que existe.
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