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El PP de la Región, que tanto critica a Pedro Sánchez por ceder ante Puigdemont, ha hecho esta semana auténticos malabares para conseguir el ... apoyo de Vox a los Presupuestos regionales, hasta el punto de votar a favor de una moción que condena el Pacto Verde Europeo, en cuyo debate un diputado vino a decir que la UE pretende que comamos «harina de grillos y manteca de gusanos». El PSRM, que tanto critica a Fernando López Miras por plegarse ante Vox, no ha alzado la voz ni con la amnistía, ni con la financiación singular ni con ninguna de las prebendas a Junts.
Ambos son una clara muestra de una tendencia instalada en la democracia española desde hace algunos años, y es esa alergia que parecen tener los dos grandes partidos mayoritarios a alcanzar acuerdos entre ellos. Todo lo contrario que en Alemania, donde conservadores y progresistas se vuelven a dar la mano para la estabilidad del país, cortando de raíz cualquier paso a esa ultraderecha de tan mal recuerdo para la nación centroeuropea.
«Es la trágica anomalía de la lógica política española», resume el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Murcia y director adjunto de investigación de la Fundación Hay Derecho, Germán Teruel. «Desde la moción de censura de 2018, el sistema de partidos ha mutado a un bibloquismo partidista, donde los partidos otrora moderados dependen de los extremos. De tal manera que, a pesar de que la mayoría de la población española sigue votando por opciones moderadas, la gobernabilidad de España y de autonomías como la Región de Murcia depende y se ve condicionada por partidos extremistas», resume Teruel, quien observa ya «graves consecuencias sobre el orden institucional y el orden territorial», pues se va imponiendo «una hoja de ruta extremista».
Este modelo, a juicio del profesor de la Facultad de Derecho, no es sostenible a medio y largo plazo. «Si no corregimos esta deriva, el sistema político-institucional está abocado al colapso, pues el deterioro del Estado democrático de derecho está cada vez más presente. Si no hemos estallado es porque todavía la economía se mantiene. Pero como haya una depresión económica, no creo que el sistema aguantara», vaticina Germán Teruel, que suele recomendar a sus alumnos la lectura de las obras de dos autores: Manuel Chaves Nogales y Stefan Zweig. Referentes que no estaría de más que revisaran los responsables políticos actuales.
Por su parte, el decano del Colegio de Politólogos de la Región, Carlos Abad, no se muestra muy optimista respecto a un posible gran pacto entre PP y PSOE, ni ahora ni en el futuro más cercano. Abad apunta varias razones para explicar el comportamiento de populares y socialistas. «Por un lado, el clima de polarización afectiva de la política española y regional, con los partidos centrados en imponer su relato, el 'conmigo o contra mí'». En segundo lugar, observa el decano que la relativa juventud del sistema democrático español hace que no haya una verdadera cultura de consenso entre los grandes partidos estatales, principalmente entre sus bases militantes.
«Además, PP y PSOE compiten por el mismo espacio, que es el centro ideológico, y esto hace que sea más sencillo para ellos negociar con partidos que no supongan una amenaza para su rédito electoral ni su subsistencia financiera, en clara sintonía con la tipología de partidos cártel a la que pertenecen ambos», subraya.
Según Abad, tenemos que ver la Transición como «algo puntual y extraordinario» y no hacernos ilusiones sobre la apertura de una etapa de grandes acuerdos de Estado. «Y menos cuando parece que vuelve el bipartidismo», avisa.
La última vez que un secretario general del PSRM-PSOE pisó el Palacio de San Esteban era obligatorio el uso de la mascarilla. Fue en abril de 2020, en plena pandemia, y Diego Conesa, entonces líder de los socialistas murcianos, lucía una mascarilla con la bandera de la Región. Además, saludaba al presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, con un choque de codos, el frío saludo protocolario que se puso de moda en la 'era covid' para evitar el contacto de manos.
Cinco años se cumplen de aquella reunión y, desde entonces, no ha vuelto a San Esteban ningún líder del PSRM. Pepe Vélez se marcha de la Secretaría General sin haber mantenido una sola reunión oficial con Fernando López Miras, más allá de los contactos de los actos institucionales en los que coincidieron siendo delegado del Gobierno, el primero, y jefe del Ejecutivo regional, el segundo.
Francisco Lucas, de momento, continúa sin recibir la invitación del presidente de la Comunidad para visitar San Esteban, pese a que se lo está pidiendo de forma insistente desde que accedió al cargo en marzo. Los populares se escudan para dar largas de momento a Francisco Lucas en que Pedro Sánchez tampoco se prodiga mucho en su diálogo con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ni con los presidentes autonómicos del Partido Popular. Sin ir más lejos, Fernando López Miras solo ha pisado dos veces el Palacio de la Moncloa en los últimos siete años. El modelo alemán es una quimera en la Región y en España.
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