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Luis Manuel Boyer Cantó (Novelda, 1949), abogado, experto en Derecho Administrativo, profesor universitario, director general de Comercio de la Generalitat Valenciana entre los años 1991 ... y 1995, así como director territorial de Trabajo en su comunidad (1991-1993), preside la Fundación Mediterráneo, que abre hoy una nueva etapa con una renovada imagen, empezando por el nombre, que aparca definitivamente el término de Caja. Al frente desde julio de 2016, persigue el objetivo de que esta institución cultural y social de referencia en la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana –nacida al amparo de la extinta CAM– blinde su futuro con las máximas garantías.
–¿Cómo se afronta el cambio?, ¿qué futuro esperan?
–Coincidimos, sin buscarlo, con esta etapa difícil que afrontamos toda la sociedad dentro de la llamada 'nueva normalidad' por el coronavirus. Pero teníamos preparados los cambios de denominación y de imagen a partir de un trabajo que se venía haciendo ya desde hace unos años, internamente, pero que ahora se plasma al exterior. Así, diseñamos un plan estratégico para este etapa que acaba en este 2020 y para el próximo año prepararemos el nuevo.
–Pero, ¿las señas de identidad van a ser las de siempre?
–Las líneas generales tienen que centrarse en lo que tenemos y siempre vinculados a la sociedad. Contamos con un bagaje de espacios representativos y de experiencia en dos áreas, como son cultura y medio ambiente; sobre todo, en el caso de esta última tratamos de conectarla con todo el tema de las nuevas economías, como es el programa Emine (Espacio Mediterráneo para el Impulso de las Nuevas Economías), que está vinculado a la Agenda 20/30 de la ONU. Así que en esos campos vamos a seguir trabajando.
–Imagino que el protagonismo se centrará, igualmente, en el eje territorial de la Región y Alicante.
–Como ya le he dado traslado a los dos gobiernos autonómicos de Valencia y Murcia, pensamos que la Fundación Mediterráneo puede ser el foro de unión, además de debate y colaboración, entre las dos comunidades, al margen de colores políticos, sobre todo en tres cuestiones objetivas importantes: el agua, el Corredor Mediterráneo y la financiación autonómica. Así que estamos encantados de la vida si servimos como punto de encuentro, como ya hicimos alguna vez.
–¿De qué forma se desarrollaría ese papel de colaboración?
–Siempre desde el respeto institucional, podemos poner lo material y el 'know how' (capacidad y conocimientos), organizando los eventos necesarios, pero siempre desde un punto de vista aséptico políticamente. Tampoco se puede olvidar que somos una fundación privada por ley, pero su vocación es de servicio público. Y así lo estamos haciendo en estos tiempos, por ejemplo nada más saltar la Covid-19 nos dirigimos a los gobierno autonómicos para poner nuestras instalaciones a su entera disposición si hacían falta.
–¿A cuánto ascienden los recursos de la fundación?
–El volumen de recursos es de 80 millones de euros. En cuanto al presupuesto anual, está sobre 3 millones, aunque hay que insistir en que se ha hecho un grandísimo esfuerzo de ajuste, ya que una partida muy importante era la de personal. Y la plantilla se ha tenido que adecuar a la nueva vida de la institución, en concreto se ha reducido en un 50% desde el año 2016. Eso sí, siempre priorizando a los trabajadores con mayor edad y con compensaciones adecuadas.
–Aparte, está el valor patrimonial.
–Esta fundación, a diferencia de otras, tiene una gran cantidad de bienes y dispersos en muchos sitios, ya que la filosofía de la CAM era llegar a muchos lugares. Contamos con una multiplicidad de edificios, donde algunos no estaban ni tasados. Incluso, nos hemos encontrado con solares y algún piso. En torno a 150 inmuebles repartidos, que se llevan muchos gastos de mantenimiento. Por tanto, estamos en esa tarea de conocer el valor actualizado de todo el patrimonio inmobiliario. De esa manera, en el futuro plan estratégico podremos concretar mejor dónde debemos centrarnos. A partir de ahí trataremos de llegar a acuerdos con ayuntamientos, como ya hemos hecho con Jumilla, al igual que, próximamente, vamos a firmar con Lorca ante el legado de Joaquín Espín Rael.
–¿Impulsarán nuevas líneas de colaboración con las instituciones y los ayuntamientos?
–Lo que ha sido y es de la fundación siempre buscaremos acercarlo al ciudadano. Por tanto, si un ayuntamiento alquila uno de nuestros centros para organizar una exposición estaremos encantados de prestarles obras y documentos.
Objetivos comunes «Estamos encantados de ser punto de encuentro en temas de agua, Corredor Mediterráneo y financiación»
Bienes artísticos «Siempre hemos procurado mantener un diálogo abierto con el Sabadell, pero sin renunciar a nuestros derechos»
Patrimonio inmobiliario «Contamos con una multiplicidad de edificios, algunos sin tasar, por lo que se busca saber su valor»
Estrategia de futuro «Ayudaremos a impulsar las nuevas economías, así como las oportunidades de empleo verde»
Desarrollo regional «El dinamismo que tiene aquí el mundo empresarial es para sacarse el sombrero»
–Con todo, la fundación seguirá organizando su propia programación de actividades.
–Es que esa es la otra pata importante. No tiene sentido tener una fundación, contar con un amplio patrimonio inmobiliario y artístico, tener gente trabajando, que ahora mismo son 21 personas –16 corresponden a la plantilla de un colegio concertado en Carrús, en Elche (cuyos salarios paga la Generalitat Valenciana)– y, sin embargo, no realizar actividades.
–Un sello de identidad en el pasado fueron las conferencias.
–Sin duda, debemos retomarlas, porque se habían dejado un poco de lado. Y volver a contar con personas que estuvieron colaborando con la Obra Social de la CAM para que vuelvan a participar.
–En el campo de la cultura, cuentan con un patrimonio documental de importantes personalidades literarias y artísticas.
–Existe un gran legado, así que igual que hicimos una gran exposición de Azorín, se pueden realizar otras de figuras como Gabriel Miró, el compositor Óscar Esplá, entre otros, para que se den a conocer más, tanto en la provincia de Alicante como en Murcia. También tenemos la suerte de contar con la mejor colección de arte contemporáneo español desde los años 70 hasta 2008, pero sin embargo no se ha dado a conocer como debería. De hecho, en la exposición 'Orígenes', que hicimos en el Almudí, solo se pudo ver una cuarta parte de ese legado. En suma, potenciar lo nuestro.
–Con respecto a la totalidad de obras de arte, ¿han recuperado las que tenía el Banco Sabadell tras la integración de la CAM?
–Hay que partir de que con la gran debacle de la Caja de Ahorros del Mediterráneo se produjo una situación en la que el Sabadell mantiene en depósito o instalados en los propios inmuebles del negocio financiero segregado –sobre todo en las oficinas centrales, donde había grandes cuadros y esculturas–, una serie de piezas que están contabilizadas, y que nosotros solicitamos legalmente todos los años para que no prescriba. Porque es algo que hay que hablar y solventar, con el acuerdo jurídico que sea necesario para que todo ese patrimonio tenga una unidad.
–¿Por qué no se ha podido solucionar ya esta cuestión?
–Este tema ha permanecido en segundo plano porque hasta la sentencia del Tribunal Supremo de julio de 2017 –con respecto a la responsabilidad por las cuotas participativas–, donde se nos hace responsables de forma subsidiaria en el caso de que el Sabadell no pueda pagar, tuvimos que estar centrados en este asunto porque nos jugábamos la propia continuidad de la fundación. Pero una vez solventado, con un fallo donde en el cuerpo de la sentencia se nos reconoce también el derecho a reclamar al banco, entramos en una segunda fase. Por tanto, lo estamos pidiendo judicialmente, ejerciendo nuestros derechos, aunque paralelamente sigamos buscando una solución amistosa.
–¿Mantienen contactos concretos con el Sabadell?
–Siempre hemos procurado mantener un diálogo abierto, pero sin renunciar a nuestros derechos y sin dejar pasar plazos. Hay que tener en cuenta que hasta hace muy poco, por mor de la segregación que se hizo en su momento con más o menos rapidez, teníamos edificios compartidos. Así que ha habido muchas reuniones para decidir qué parte era de cada uno para su uso. Así que hemos tenido y mantenemos una relación a veces más cercana y otras menos.
–Volvamos si le parece a hablar del papel que puede jugar su entidad en favor del desarrollo económico y ayudar a los sectores.
–Claro, ayudaremos a impulsar las nuevas economías, aunque no estemos en el día a día. Hay que recordar que fuimos en su momento los que empezamos a hablar de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) cuando nadie lo hacía. Ahora nos toca contribuir a dar a conocer nuevas experiencias, tal como sucede con Emine, como es la iniciativa que daremos a conocer el próximo otoño, tras su retraso por el coronavirus, y relacionada con el medio ambiente, consistente en la presentación de un informe sobre la oportunidades de empleo verde en la Región.
–Hay que explorar todas las vías.
–Es que se trata de ver qué nichos hay en el mundo medioambiental y en las nuevas economías para ofrecer a las empresas información que ayude a generar puestos de trabajo. Porque el propio cambio climático también conlleva otras necesidades y demandas. Y lo mismo ocurre en relación al impulso tecnológico. En este sentido, colaboramos con el catedrático cartagenero Andrés Pedreño, quien fue rector de la Universidad de Alicante, que trabaja en el campo de la digitalización. Otra cosa es que ahora no tenemos los suficientes recursos para tener un Camon (laboratorio tecnológico) porque eso requiere unas inversiones millonarias para estar a la última, de las que no disponemos.
–Desde su experiencia, ¿cómo ve el desarrollo de la Región? ¿Existen los pilares para la reactivación tras esta nueva crisis?
–Creo que el esfuerzo se está haciendo. Sé que Murcia es una de las zonas donde menos repercusión está teniendo la pandemia. Y las cosas se están haciendo bien. El dinamismo que tiene aquí el mundo empresarial es para sacarse el sombrero. Cada municipio tiene una potencialidad enorme. Por lo que si no hay una debacle, tanto aquí como en Alicante saldremos adelante. Pienso que la crisis puede ser una oportunidad para salir más reforzados y ayudar a dinamizar. Porque no se trata de quedarnos quietos, sino donde se pueda acelerarnos.
–¿Se plantean trabajar en ámbitos más sociales, asistenciales?
–A lo mejor dentro de unos años puede ser otra la línea de la fundación, pero ahora estamos centrados en nuestros ámbitos de cultura, medio ambiente y las nuevas economías. Creo que no podemos dispersarnos más, por lo que tenemos que reconducirnos en tres o cuatro apartados para que la gente nos conozca por eso.
–Cada uno debe saber su límite.
–La labor de la Obra Social La Caixa es muy importante, pero cuenta a favor poder contar detrás con el banco Caixabank. Pero nosotros es ahora cuando tenemos que centrar los objetivos en lo que sabemos, tras quedar aliviados del problema de las cuotas participativas, puesto que hemos sido los únicos en España que lo hemos tenido.
–De cara al futuro, ¿cómo se plantean que tendrá que financiarse la fundación?; ¿qué vías habrá?
–Vamos a generar más recursos, algo que hemos empezado ya con el alquiler de instalaciones y en algún caso con ventas. Igualmente, buscamos la mejor gestión financiera del dinero, bien asesorados, siempre en fondos garantistas. Además, hablamos con las administraciones públicas, gobiernos autonómicos y ayuntamientos para abrir vías de colaboración. Pero no mediante subvenciones, sino ofreciendo lo que tenemos para llegar a acuerdos económicos.
–Incluso, parece que se van a adentrar en el 'merchandising'.
–Aunque sabemos que eso no va a dar muchos recursos, sin embargo en los centros que tenemos abiertos vamos a vender objetos relacionados con la fundación.
–¿El cambio de nombre e imagen de la institución es una oportunidad en sí misma?
–Conseguir la denominación de Mediterráneo tiene un valor añadido. Porque ha costado mucho esfuerzo lograrlo, ya que lo recurrimos hasta el final ante las dificultades surgidas. La página web renovada mostrará esos cambios, predominando los colores azules, así como el nombre Mediterráneo en tres niveles de altura, en vez de la palabra seguida, empleando la tilde de la 'a' acentuada como elemento conceptual del logotipo.
–¿Se reforzará el vinculo con la sociedad murciana?
–Esa ha sido mi lucha como presidente. Ser una fundación implicada por igual en todos nuestros territorios, sin distinciones. Así lo entiende toda la plantilla. Porque si no fuera así perderíamos todos.
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