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Permacrisis

PRIMERA PLANA ·

Son demasiados años de incertidumbre e inestabilidad política en torno al futuro del Trasvase. Frente a cualquier otra consideración ahora prevalece una decisión sobre el plan del Tajo, destinada a mitigar el impacto electoral allí donde el PSOE de Sánchez se juega una mayor erosión en las urnas

Domingo, 8 de enero 2023, 07:21

El diccionario Collins eligió para definir el año 2022 la palabra 'permacrisis', un término anglosajón que alude a los largos periodos de incertidumbre e inseguridad como consecuencia de eventos catastróficos. De alguna forma el mundo se halla en permanente inestabilidad desde la crisis financiera de 2008, aunque con la pandemia de Covid que irrumpió en 2020 y la invasión de Ucrania hace diez meses, con todas sus consecuencias globales, se ha agudizado esa sensación de desequilibrio constante en el que cualquier acontecimiento es ahora posible. Muchos economistas temen que estemos al borde de una recesión mundial, por efecto de la inflación, las nuevas políticas monetarias de los bancos centrales y la persistencia de la crisis ucraniana. Pero todos los pronósticos son erráticos porque hay muchas preguntas y pocas respuestas. ¿Acabará este año la guerra en Ucrania? ¿Terminará Putin en el Kremlin a final de 2023? ¿Puede China aprovechar el desconcierto global para pasar de las amenazas a los hechos con Taiwán? Ya veremos.

De lo que no cabe ninguna duda es que 2023 estará marcado en España, y en cada uno de sus territorios, por las citas electorales que arrancarán en mayo con los comicios autonómicos y municipales. No solo habrá nuevos gobiernos en las administraciones públicas. La mera convocatoria a las urnas determinará cómo se afrontan y se resuelven algunos de los principales retos. A estas alturas sería de una ingenuidad pasmosa, por ejemplo, pensar que la decisión política sobre el futuro del plan del Tajo, de tanta relevancia para el Trasvase, no va a estar condicionada por cálculos electorales. Esto ni mucho menos supone una novedad en un asunto de clave territorial con tanta incidencia en el voto. Las anteriores reglas de explotación del acueducto, fijadas por el PP tras la ley del Memorándum, se vendieron como el fin de la discrecionalidad en los envíos, lo que pronto se demostró alejado de la realidad ya que el Ministerio, del signo que fuese, mantiene un margen de decisión muy amplio cuando las reservas de cabecera están en cierto nivel. Ahora prima de nuevo el interés electoral. El Ministerio dirigido por Teresa Ribera pactó con los socialistas valencianos y murcianos una disposición que limitaba el impacto del caudal ecológico fijado, supeditándolo al buen estado de las masas de agua en el Tajo. Un acuerdo del que ahora se desdice con el peregrino argumento que no concitó el acuerdo en el Consejo Nacional del Agua por parte de Castilla-La Mancha, como si nada tuviera que ver el propio Ministerio en esa negociación. En una entrevista publicada este semana en LA VERDAD, el secretario de Estado Hugo Morán dijo que el Ministerio no puede cerrar acuerdos con unos o con otros porque eso nos llevaría a la situación anterior. Si fuera así, cómo entonces aparece la discutida disposición que limitaba las subidas de caudales en la documentación presentada por el Ministerio. ¿Con quién negociaron entonces José Vélez y Ximo Puig? La del Trasvase no encaja en la definición de permacrisis, pero son ya muchos años de incertidumbre e inestabilidad política en torno a su futuro. Frente a la explicación de Morán de que al final prevalece la voluntad ¿pactada? por ambas Confederaciones, yo veo una decisión política para mitigar el impacto electoral allí donde el PSOE de Sánchez se juega una mayor erosión. La misma razón por la que Moncloa soporta las descalificaciones de Page a la reforma del Código Penal y otras polémicas iniciativas del Gobierno central. No es un secreto que Sánchez parece más preocupado por los resultados de las generales en la Región que las autonómicas, por razones obvias.

El agua volverá a tener un peso importante en las autonómicas, pero no hay asunto de interés general donde algún partido no intente sacar tajada de una posición diferencial. Empezando por el Mar Menor, donde Vox mantiene tesis contrarias a todas las instituciones científicas de prestigio. Hay cuestiones urgentes, como el acuerdo para la financiación plurianual de las universidades públicas, en las que no deberían existir inquietudes electorales, aunque uno ya no sabe qué pensar cuando observa tanta falta de voluntad política en materia de política universitaria. Son muchos los asuntos en materia de políticas públicas que deberían abordarse en los próximos doce meses, pero la agenda electoral se echa encima y pocas novedades caben esperar. Conquistar o mantener el poder, esa es la cuestión, pase lo que pase en el resto del mundo.

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