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Los maestros de Primaria y de los primeros cursos de la ESO ponen especial celo en que sus alumnos aprendan a escribir sin errores ortográficos. Sin embargo, admiten muchos docentes universitarios, cuando los estudiantes cursan estudios superiores, la exigencia se relaja, en buena medida porque se da por hecho de que debe ser un capítulo resuelto. «Y es un error», reconoce Jesús Molina, vicedecano de la Facultad de Educación, quien considera que la tensión debería mantenerse en el grado y, especialmente, el máster de profesorado. «Todo influye; el plan Bolonia no ha ido acompañado de clases menos masificadas, apenas se presentan trabajos manuscritos, y no se hace especial hincapié en la cuestión». Los evaluadores de Selectividad también perciben que los alumnos son cuidadosos en las pruebas de acceso, pero ya matriculados en el grado, relajan la escritura. En las pruebas de Selectividad no se aplica un baremo general para restar puntos a los alumnos que cometen faltas. Solo en el examen de Lengua, las penalizaciones están claras para los estudiantes. En el resto de asignaturas, sean de Ciencias o de Letras, queda a criterio del profesor que corrige el examen o del coordinador del área.
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