Paseo en trineo con la mascarilla

'Filomena' ha dejado tras de sí imágenes idílicas a su paso por la comarca del Noroeste, especialmente en las tierras altas de Caravaca de la Cruz y Moratalla. Las restricciones por la tercera ola de la pandemia y el cierre perimetral de varios municipios condicionaron la masiva llegada de visitantes a estas zonas, como hubiese ocurrido este fin de semana en condiciones normales. Aun así, muchas familias y grupos de amigos visitaron los lugares cubiertos de blanco donde los más pequeños se divertían construyendo muñecos de nieve; los jóvenes más atrevidos improvisaban batallas con bolas y los amantes de los paisajes gozaban disparando sus cámaras o sus móviles para recoger las estampas que la nieve había dibujado en las montañas.

Las carreteras de toda la comarca estaban limpias y prácticamente no había placas de hielo, salvo en algunas zonas donde la conducción era un poco más peligrosa. Los bancos de niebla dificultaban la visibilidad y obligaban a los conductores a extremar la precaución.

Varios controles en los cruces de la RM-730 (de Caravaca a Puebla de Don Fadrique), que unen esta zona con varias pedanías de Moratalla, avisaban del cierre perimetral de este municipio y de la prohibición de dirigirse hacia esas localidades a no ser por un motivo justificado.

Los bares y restaurantes de la zona atendieron, sin el alboroto de otras ocasiones, a los grupos que decidieron probar la gastronomía de la zona. Las restricciones por la pandemia restaron afluencia a estos establecimientos, que en otras ocasiones habrían hecho una buena caja.

Aunque las carreteras estaban despejadas, los vecinos dedicaron buena parte de la mañana a quitar la nieve de la puerta de sus casas. En algunos casos, los propios vecinos se ofrecieron para utilizar sus tractores y despejar las entradas a algunos cortijos y casas más aisladas.

Muchos vecinos de Caravaca aprovecharon el fin de semana para visitar a sus familiares en las pedanías, interesándose tanto por su estado de salud como por las necesidades de suministros. En las pequeñas tiendas , al igual que en los establecimientos hosteleros, esperaban la llegada de furgonetas de abastecimiento.

En las inmediaciones del polígono industrial de Venta de Cavila, a siete kilómetros del casco urbano de Caravaca, se produjo la mayor afluencia de visitantes. En esa zona, la nieve acumulada era suficiente para disfrutar del paisaje. En zonas más alejadas, como los cortijos cercanos al límite con Almería o Granada, los paisajes nevados invitaban al paseo tranquilo para contemplar los picos más altos de la Región cubiertos de nieve. Cuando la niebla se disipó, las montañas como Revolcadores, Mojantes o el Cerro del Carro reflejaban los rayos del sol dibujando sobre el horizonte imágenes idílicas.