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La pandemia del coronavirus ha sacudido todos los ámbitos de la sociedad y trastocado, quién sabe si para siempre, actividades económicas, costumbres, hábitos sociales, filias ... y fobias. También a los partidos políticos, elementos esenciales de la sociedad, pero a unos más, mucho más, que a otros.
La Covid-19 pilló a varias organizaciones con sus coches en boxes, cuando les cambiaban las ruedas, reparaban alguna avería mecánica o simplemente repostaban combustible. El problema es que, casi dos meses después de que se decretara el estado de alarma, siguen ahí, al ralentí, esperando que les den permiso para volver a la carrera.
Es lo que les ocurrió a Ciudadanos, Vox, Podemos y Más País. El coronavirus sorprendió a los tres primeros con órganos de dirección interinos y sus procesos de renovación pendientes, y al cuarto cuando se preparaba para constituirse en la Región.
Los grandes favorecidos de esta situación han sido el PP y el PSOE, que después de unos años en que su posición de máximos referentes de la política regional parecía amenazada por los partidos emergentes, ven ahora cómo las últimas encuestas apuntan a un resurgir del bipartidismo y toman de nuevo distancia con sus perseguidores.
El que mayor desgaste acumula es Ciudadanos, quizás por eso no ha esperado a la 'nueva normalidad' para tratar de poner orden en la casa y este fin de semana culmina de forma telemática su quinta Asamblea General para ratificar a Inés Arrimadas al frente del partido.
En la Región, sin embargo, aún habrá que esperar para que suture sus heridas y recomponga su devaluada dirección. Las perspectivas no son buenas, puesto que no hay un liderazgo claro capaz de aglutinar voluntades y resucitar ilusiones. Dentro de la formación naranja gana enteros el favoritismo de la consejera de Empresa, Ana Martínez Vidal, para encabezar la organización por delante de la vicepresidenta Isabel Franco, y se cita a Jerónimo Moya, portavoz de la actual gestora y próximo alcalde de Cehegín, como un valor en alza dentro de la futura dirección. Pero, ¿quedará algo por dirigir?
Tras el batacazo de las elecciones generales de noviembre, en las que Cs perdió los dos diputados nacionales que poseía en la Región, y la disputa entre Francisco Igea e Inés Arrimadas por la presidencia de la organización, dirigentes naranjas temen que el partido se enzarce en la Región en una nueva pugna fratricida, con primarias incluidas, que podría acabar con el escaso crédito que aún conserva. Hay quien elucubra con que de repetirse ahora las elecciones autonómicas el partido no sacaría más de dos diputados, un tercio de los que obtuvo hace un año.
Los primeros en resolver la provisionalidad de su cúpula directiva han sido los de Vox, algo lógico en una organización tan jerarquizada, que rechaza las primarias y con una dependencia tan elevada de la dirección nacional que lidera Santiago Abascal. Tras la dimisión de la ejecutiva que presidía Pascual Salvador en noviembre del pasado año, la dirección nacional del partido designó una gestora y puso al frente de ella al concejal de Murcia José Ángel Antelo, quien ya ha sido ratificado como presidente regional de la formación por el mismo y digital procedimiento, sin necesidad de congreso ni asamblea de afiliados. Su mano derecha es la concejal de Lorca Carmen Menduiña, que ejerce como tesorera, aunque al partido aún le quedan por cubrir algunos puestos importantes en su organigrama, como son los de vicesecretario de Organización y gerente, según explicó el propio Antelo a LA VERDAD.
Otra gestora rige los destinos de Podemos en la Región desde que su líder, Óscar Urralburu, abandonara en septiembre el partido, acompañado de buena parte de su equipo, para unirse a Más País. Sin embargo, a diferencia de Vox, en la formación morada existe una parálisis orgánica total.
Pablo Iglesias dio las riendas de la gestora y del partido a su hombre de confianza en la Región, el diputado nacional Javier Sánchez Serna, a quien sus responsabilidades en el Congreso, donde ocupa la secretaría primera de la Diputación Permanente, no le dejan mucho tiempo para dedicárselo a la organización regional, cuya actividad está centrada en hacer aquí oposición al Ejecutivo autónomo y en defender en Madrid la acción de gobierno de sus líderes. El proceso para elegir la nueva dirección, además, está en suspenso hasta que se celebre Vistalegre III, la asamblea estatal de Podemos que estaba prevista el 21 de marzo pero no se llegó a celebrar por la pandemia.
A Más País, la Covid-19 ni siquiera le permitió nacer. Precisamente el viernes pasado, 1 de mayo, debía haberse celebrado en Madrid el congreso fundacional del partido de Íñigo Errejón, cuya acta bautismal en la Región de Murcia estaba programada para los meses de junio o julio. Urralburu y su gente tenían avanzados los documentos políticos y el organigrama, pero el virus lo dejó todo en el aire. El líder de la nueva formación piensa ahora en octubre como fecha probable para ponerla en marcha en la Región.
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