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Las crisis empresariales también dejan a veces finales felices. Así pasa con Mensajero Alimentación, que afronta por fin el futuro con optimismo y un horizonte ... financiero más despejado. Atrás queda una losa de más de 20 millones de euros que se ha podido levantar con mucho tesón, resiliencia y nuevos aliados. Y es que la histórica conservera de Bullas, fundada por la familia Pérez Escámez a finales de los años 60, que después continuaron con un proyecto renovado los herederos de los hermanos impulsores del proyecto, ha demostrado finalmente ser un buen ejemplo de resistencia en este periodo convulso. De hecho, el pasado mes se declaró, definitivamente, el levantamiento del proceso concursal en el que estaba inmersa desde 15 años.
«El esfuerzo de la familia, la confianza de los proveedores y la continuidad de los trabajadores han sido los tres pilares que de alguna manera han contribuido a que la empresa haya superado la situación», destaca a LA VERDAD Joaquín Pérez Fernández, actual consejero. De ese modo, la firma ha conseguido mantener una plantilla que actualmente cuenta con 50 empleados fijos y otro centenar de trabajadores fijos discontinuos, en función de las distintas campañas. Unas cifras relevantes, aunque inferiores a las computadas en momentos más álgidos, donde se alcanzaban picos de 300 trabajadores con todo el personal eventual. Por lo que se refiere a la producción se centra, especialmente, en alcachofa, albaricoque, melocotón y salsas de tomate, entre otros.
La travesía de la empresa ha dejado momentos muy difíciles, como consecuencia de la enorme deuda acumulada a raíz de la inversión realizada en 2024 para construir las nuevas instalaciones y concentrar las tres fábricas repartidas por la localidad. Lo que sucedió es que con la llegada de la crisis inmobiliaria, la operación de financiación diseñada se fue el traste, toda vez que quienes iban a comprar esos recintos no pudieron pagar una parte. Ello provocó una situación de insolvencia, que obligó a suspender pagos y solicitar el concurso en 2009.
No obstante, «a los dos meses ya teníamos la propuesta de convenio con los principales acreedores financieros y comerciales; lo que pasó es que se tardó en su aprobación hasta 2013», aclara Pérez Fernández. Y prepara ya su salida de la sociedad después de muchos años de batalla, donde desempeñó además el cargo de director general.
De hecho, desde ese mismo año se cumplió con los pagos acordados, mientras que la mercantil continuaba con su actividad productiva. A pesar de la incertidumbre inicial, «se siguió trabajando con normalidad desde el minuto cero», sobre todo «porque los proveedores entendieron la situación, y pudimos mantener su confianza», añade Fernández.
La compañía, cuya trayectoria se cimenta en varias generaciones conserveras del municipio, algunas con origen en el año 1921, comercializa los productos en el mercado nacional bajo su legendaria marca El Mensajero, así como también Escámez y Kines. Aunque la realidad es que la exportación para clientes extranjeros representa el 75% de su producción, que en global ronda los 20 millones de kilos. Mientras, en facturación supera los 15 millones de euros.
Y lo más importante de todo es que las previsiones estratégicas, bajo una ambiciosa gestión que pilotan a la par los actuales directores financiero y comercial, Pelegrín Moreno y Juan Ignacio Pérez (primo de Joaquín), apuntan a un crecimiento del 10% este año. Sin duda, todo un revulsivo.
No se puede olvidar que la adquisición de la compañía por parte del fondo de inversión Blackpearl Capital en abril de 2023 también resultó finalmente determinante para acabar de completar el equilibrio económico. Porque, más allá de la propia transacción accionarial, aportó otras mejoras en la gestión, así como minimizar la tensión de liquidez. En este sentido, su desembarcó logró completar una tercera parte del pasivo pendiente, una vez que la familia propietaria pudo cancelar ya dos tercios de las deudas concursales, casi 14 millones de euros.
El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Murcia, en sentencia con fecha del pasado 21 de noviembre, despejaba ya el último obstáculo pendiente tras desestimar la demanda promovida por la Tesorería General de la Seguridad Social contra la Administración concursal y contra la mercantil, por su desacuerdo con el descuento financiero al adelantar el pago del convenio. «En todo momento nuestra misión era de la cumplir con los compromisos, y que todo el mundo cobrara; y así se ha llegado hasta el final para terminar de satisfacer la totalidad de la deuda», concluye Joaquín Pérez.
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