El Gobierno retrasa la alternativa sobre Portmán para después del verano

El Ministerio para la Transición Ecológica recibió en los últimos meses nuevos informes de expertos en dinámica marina en los que se aboga sin ambages por no remover los estériles mineros de la bahía de Portmán. Su diagnóstico es claro: «Existe un riesgo evidente» de dispersar por el mar metales contaminantes como mercurio, cadmio y arsénico. Cualquier remoción de los estériles «cambia el equilibrio en que se encuentran los materiales con el agua del mar y crean una serie de incertidumbres en relación a la suspensión de los materiales, disolución de sus elementos, generación de lixiviados y aeróbicas diferentes», dicen algunos de estos estudios, a los que ha tenido acceso esta Redacción.

De igual manera que «desaguar y separar fracciones de los residuos y llevarlos a las cortas mineras de la sierra, implica una gestión problemática tanto del sólido como del líquido generado». Así que, a modo de resumen, «no parece razonable excavar o remover, salvo cantidades puntuales, pues siguiendo estrictamente criterios ambientales, el riesgo es relativamente elevado».

Aunque la Secretaría de Estado de Medio Ambiente continuará con su compromiso de informar «debidamente» a los integrantes de la comisión de seguimiento del proyecto de regeneración, la decisión sobre la alternativa que se escogerá para acometer las obras se pospone «para después del verano», admitieron fuentes cercanas al Ministerio. A finales de mayo, la empresa encargada de la redacción del proyecto, Proes-Ibermed, presentará el estudio de alternativas –que se trasladará a la comisión de seguimiento– y de ahí se abrirá un período de reflexión no inferior a dos meses hasta una eventual toma de decisión sobre la opción de regeneración.

En las últimas reuniones, los representantes ministeriales han intentado ser didácticos en sus mensajes a vecinos y colectivos. El riesgo cero de extender la contaminación por el mar pasa por no mover, excavar o dragar ninguna porción de los residuos mineros.

De este modo, la zona aterrada se sellaría con arcilla o se encapsularía con geotextiles y otros materiales. Pero en el Ministerio son conscientes de que esa alternativa es rechazada por los vecinos y el propio Ayuntamiento.

Sin embargo, aunque también plantea problemas ambientales (que serían determinados por una nueva Declaración de Impacto Ambiental) la propuesta por la que más se inclina el departamento que dirige Teresa Ribera es la orientada a recuperar parte de la línea de costa (unos 200 metros) mediante un perfilado de la superficie, excavando y colocando un tablestacado hasta un nivel adecuado, protegido con arena limpia y escollera. El dragado de residuos sería mínimo, entre 500.000 y 750.000 metros cúbicos, aportando una cantidad similar para generar la nueva playa. Ambas opciones, para proteger la playa que se perfile de las mareas y los temporales, necesitaría un dique de escollera sumergido.

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