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«El pan nunca puede faltar, ni en las guerras»
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Antes de que se enciendan las primeras luces en las ventanas de los más madrugadores, y de que se pulsen los primeros retrasos de la mayoría de despertadores, Javier Moreno ya está en el local de Beniaján donde prepara pan artesano. Cada día, a las cinco de la mañana, llega a la panadería 'La Madrugada' para comenzar su jornada. «Por eso le puse ese nombre», bromea.
Sabe que su trabajo no puede cesar ni en tiempos de crisis. «El pan nunca puede faltar –asegura–. Es algo casi simbólico, hasta en las guerras, que no haya pan supone el desastre total». Por eso, aunque es consciente del riesgo de seguir trabajando, no ha cambiado su día a día. «Tenemos que dar un servicio a la gente», señala. La demanda no ha bajado. «El primer fin de semana de la alerta se notó que había más clientes en la panadería y que se llevaban más cantidad. Ahora ya se ha tranquilizado la cosa y parece que la gente está más segura de que es algo que está garantizado y que no se van a quedar sin pan», afirma Javier.
Tampoco ha habido muchos cambios en la forma de trabajar. «En una empresa de alimentación, las medidas de higiene ya están implantadas. No tienes que hacer mucho más porque ya lo hacías antes. Seguramente llevas más cuidado, pero siempre se han respetado las normas –explica–. La desinfección, la limpieza y todo eso que para otros negocios es un extra, para nosotros es lo normal».
La excepción es el mostrador. «Ahí hay mascarillas y guantes –afirma–. Nosotros tenemos una máquina de cobro donde es el cliente el que deposita el dinero. Así que no lo manipulamos. Y tenemos gel desinfectante para que después de haber pagado se pueda limpiar las manos».
Con la tempestad económica en el horizonte, el gremio de los panaderos, del que Javier es presidente, afronta con cierta tranquilidad los días venideros. Su producto «es uno de los últimos de los que alguien se priva», señala. Aunque hay panaderías que lo están pasando especialmente mal, como «las que tenían un porcentaje mayor dedicado a la hostelería, que han notado bastante el bajón. Además –subraya– no sabemos cómo será la crisis que viene».
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