El número de pacientes por médico de familia baja en las áreas de Murcia pero sube en el resto de la Región

Los datos que acaba de publicar la Comunidad en la página web del Centro Regional de Estadística ofrecen diferentes lecturas. La evolución es positiva si el foco se pone en las cifras globales. A finales de 2022, cada médico de familia de la Región atendía, de promedio, a 1.382 pacientes, frente a los 1.419 de 2021 y los 1.402 de hace una década. Aunque aún se está lejos del objetivo marcado por la Consejería –1.250 pacientes por facultativo–, el refuerzo de plantilla comienza a reflejarse en una reducción de los cupos. A cierre de 2022 había 941 médicos de familia en Primaria, 42 más que el año anterior y 113 más que hace una década.

Pero las contrataciones del año pasado no llegaron a las áreas de manera homogénea, y esto se traduce en que mientras unas zonas mejoran, en otras aumenta la presión que sufren los facultativos. El Mar Menor y Cartagena presentan los cupos más elevados de toda la Región, con 1.439 y 1.423 pacientes por médico de familia, respectivamente, lo que supone un claro empeoramiento con respecto al año anterior, cuando en ambas áreas la ratio se situaba en 1.389. La evolución es igualmente negativa en Lorca y el Altiplano.

Murcia Oeste y Vega Media representan el caso contrario: en estas dos áreas metropolitanas los cupos caen de forma destacada, desde los casi 1.500 pacientes por profesional a menos de 1.400.

«Las diferencias son un reflejo de la capacidad de las distintas áreas para atraer y fidelizar profesionales», subraya Jesús Abenza, presidente de la Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Smumfyc). Los datos apuntan en esta dirección. Mientras Murcia Oeste y la Vega Media ganaron 15 y 16 médicos de familia el año pasado, respectivamente, Cartagena perdió un profesional, el Mar Menor se quedó con la misma plantilla que tenía en 2021 y en Lorca apenas se aumentó en dos profesionales.

«Los datos parecen una foto fija año tras año, evidenciando aquellas áreas donde más profesionales faltan y donde más difícil es prestar una atención sanitaria a los pacientes por falta de médicos de familia, lo que ocasiona mayor demanda, mayor sobrecarga. Se genera un círculo vicioso a la hora de atraer profesionales», reflexiona Jesús Abenza, que pide «replantearse los incentivos para hacer más atractivas estas áreas».

En enero de 2023, el SMS extendió a todos los médicos de las áreas de Lorca, Noroeste y Altiplano los incentivos de los puestos de difícil cobertura. Además, en primavera arrancó la nueva Estrategia de Mejora de la Atención Primaria (EMAP), con la creación de 111 nuevas plazas de Medicina de Familia que están saliendo a bolsa de trabajo progresivamente. Lo previsible, por tanto, es que los cupos de pacientes por profesional disminuyan cuando se conozcan los datos de 2023. Queda por ver si, además, empiezan a reducirse los desequilibrios territoriales.

La Asociación en Defensa de la Sanidad Pública (ADSP) también pone el acento en las desigualdades. «Vemos cómo el Mar Menor o Lorca salen desfavorecidas, y esto coincide con otros indicadores que nos están diciendo que en estas áreas hay una peor atención, con listas de espera superiores», señala Mario Soler, médico de familia y presidente de esta organización. LA VERDAD se ha hecho eco en diversas ocasiones de quejas de pacientes del área III (Lorca) por demoras de hasta tres semanas para acceder al médico de familia, con agendas incluso cerradas en algunos centros de salud.

La ADSP recuerda, no obstante, que es necesario introducir matices en la lectura de esta estadística de ratios por profesional. «Nos ofrece unas medias, pero detrás de esos datos puede haber una gran variabilidad», advierte Mario Soler. Por ejemplo, en un centro de salud del que dependen muchos consultorios periféricos puede haber médicos «con 700 u 800 pacientes asignados, lo que bajará mucho la media, aunque en el centro de cabecera las ratios sean mayores».

En este sentido, «sería bueno contar con más información, con horquillas que nos permitan saber cuántos médicos superan las 1.500 o incluso las 1.800 tarjetas sanitarias, porque los hay».

Pero, además, al analizar estos datos hay que tener en cuenta las diferencias entre las distintas zonas básicas de salud. «A nosotros, una distribución uniforme en toda la Región, con 1.250 pacientes por médico, nos parece un error. Hay que distribuir a los profesionales en función de las características de cada zona de salud. Es muy importante tener en cuenta el envejecimiento de la población a la que atiendes, por supuesto, pero también el nivel socioeconómico. Por ejemplo, yo he trabajado en Molina de Segura: no tienen nada que ver La Alcayna y Altorreal con la zona sur del municipio, más deprimida», reflexiona Soler.

El Noroeste es un buen ejemplo de por qué es necesario adaptar las ratios a las características de la población. La situación en esta área ha mejorado, con 1.202 pacientes por médico de familia. Es la menor ratio de toda la Región, lo cual obedece al hecho de que el Noroeste es una zona con población más dispersa y envejecida, y con más pacientes crónicos que acuden más al médico. De hecho, esta comarca lidera los indicadores de frecuentación: cada vecino del Noroeste acudió 7,4 veces a su médico de familia el año pasado, cuando la media regional se situó en 6,2 visitas. La frecuentación también es mayor a la media en el Mar Menor. Pese a ello, sus médicos de familia son los que soportan los cupos de pacientes más elevados.