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Mercedes Escavy, profesora de Inglés en el IES José Planes (Espinardo), empezó hace un tiempo a darse cuenta de que, de la noche a la mañana, el paisaje urbano en los barrios y pedanías de Murcia estaba cambiando. Donde antes había un bar, ahora ... un cartel anunciaba apuestas deportivas. Como setas, proliferaban las fachadas con coloridas ruletas o las fotografías de futbolistas famosos en las puertas. Al mismo tiempo, en su centro los chavales comenzaban a hablar «con toda naturalidad» de las apuestas del fin de semana, «como una práctica que era habitual».
Preocupada, el curso pasado decidió poner en marcha un proyecto para la prevención de la adicción al juego, bautizado como 'Adictlescentes'. Pronto se implicaron alumnos de diferentes cursos del instituto y, manos a la obra, se lanzaron a averiguar cuál era la situación en su centro, en Espinardo y en el resto de la Región.
357 salones de juego, bingos, casinos y locales específicos de apuestas hay en la Región, según datos de la Consejería de Hacienda a cierre de 2018.
Las impresiones de Escavy cuando en sus paseos veía la proliferación de casas de apuestas no iban en absoluto desencaminadas. Según se desprende de los datos recogidos en una respuesta parlamentaria de la Consejería de Hacienda a una pregunta formulada por Podemos, el número de establecimientos de juego y apuestas se disparó un 78% entre 2015 y 2018 en la Región. De 200 locales de ese tipo se pasó en solo tres años a 357. La evolución es espectacular en Murcia -de 53 a 113 salones- y mucho más moderada en Cartagena (de 32 a 44). En algunos pueblos, este tipo de negocios dedicados al juego se han más que duplicado. Por ejemplo, en Abarán se pasó de uno a cinco, en Alguazas de cero a dos, y en Cieza de dos a seis. Las Torres de Cotillas presenta un balance especialmente llamativo. Hasta 2015 contaba con dos locales, y entre ese año y 2018 abrieron seis más. La proliferación de locales ha tenido su reflejo en las cifras que mueve este negocio. De acuerdo al último informe del Ministerio, las apuestas presenciales alcanzaron en 2014 los 44,8 millones de euros en la Región. En 2018, la cifra se había disparado hasta situarse en 75,5. A ello hay que sumar el creciente juego 'online', aunque en este caso el informe no ofrece datos por comunidades.
En septiembre de 2018, y ante una presión social cada vez mayor para poner freno a toda esta escalada, el Gobierno regional suspendió la concesión de nuevas autorizaciones a la espera de una nueva Ley del Juego que sustituya a la actualmente en vigor, que data de 1995. Pero para entonces, Murcia superaba ya, con mucho, el número de salones de juego de grandes capitales como Barcelona. Así, los 113 locales de Murcia contrastan con los 46 abiertos en la ciudad condal, según un reciente estudio de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid. Ese informe se hizo para denunciar la situación de la capital de España, con unos 400 locales de juego y apuestas. Pero esta cifra refleja una concentración de salones sensiblemente inferior a la registrada en Murcia, porque en Madrid estos 400 negocios van dirigidos a una población de 3,2 millones de personas mientras en la Región hay 357 para menos de millón y medio de habitantes.
Murcia está, en conclusión, a la cabeza de España en el 'ranking'. Sin embargo, la Consejería de Hacienda introduce un matiz en la lectura de estos datos. «En la Región no están permitidos los terminales de apuestas en establecimientos de hostelería o similares, como sí ocurre en otras comunidades como Valencia o Castilla-La Mancha», explican fuentes de este departamento. Es decir, aunque haya una mayor presencia de salones y locales de apuestas en Murcia, en realidad hay más máquinas en algunos otros territorios. La Consejería defiende que la «normativa regional es una de las más restrictivas de España», y explica que «las terminales de apuestas cuentan con un sistema de bloqueo automático, similar al de las máquinas de tabaco, para evitar que accedan a ellos personas no autorizadas», como menores de edad.
Sin embargo, las conclusiones a las que han llegado los alumnos del IES José Planes son muy diferentes. «Cuando empezamos con esto, nos dimos cuenta de que se había normalizado el juego. Era muy común volver el lunes y encontrarte a compañeros hablando de los partidos del fin de semana, de lo que habían ganado o perdido en una apuesta», explica Pura Rodríguez, quien participó el año pasado en el proyecto 'Adictlescentes'. «La norma actual no es nada restrictiva, porque permite que haya locales de este tipo junto a centros educativos», denuncia la profesora Mercedes Escavy. Los chavales ponen ejemplos. En El Carmen, en Murcia, los carteles de apuesta se encuentran al otro lado de la calle de un instituto. En el IES Miguel de Cervantes, ocurre otro tanto.
El análisis de 'Adictlescentes' es similar al que realizan las asociaciones de padres y madres, agrupadas en la FAPA. «Ni la Comunidad ni los ayuntamientos están protegiendo adecuadamente a los menores», señala Clara García, coordinadora del grupo de trabajo sobre jóvenes y adicciones. La Asociación de Usuarios de la Sanidad, por su parte, reclama que la Ley de Salud Pública introduzca la obligación de medir el impacto en salud de cualquier norma, incluida la futura Ley del Juego.
La Consejería promete que la nueva normativa establecerá una distancia mínima de 500 metros entre los nuevos establecimientos y los colegios e institutos, y la distancia entre dos locales de juego deberá ser de 1.000 metros (ahora son 400). En noviembre, PP, Cs y Vox tumbaron una ley alternativa del PSOE que elevaba a 800 metros la distancia mínima con los colegios, restringía el número de licencias y limitaba la publicidad.
Cuando a los chicos y chicas del proyecto 'Adictlescentes', desarrollado en el IES José Planes de Espinardo, se les pregunta si conocen a compañeros de su edad que jueguen o hayan jugado a apuestas deportivas, las manos se levantan al unísono. «Con este proyecto nos hemos dado cuenta del alcance del problema, que no solo afecta a este instituto, también a otros a los que hemos ido. Es algo bastante alarmante», explica Pura Rodríguez.
De los 270 alumnos del José Planes que participaron en una encuesta de 'Adictlescentes' el curso pasado, el 35% admitió haber apostado en algún momento. No es algo específico de los adolescentes de Espinardo, insisten los alumnos. Es, más bien, reflejo de un problema que se extiende por toda una generación en la Región.
«Hay casos de absentismo por esta causa -advierte Pura-; chicos que van a primera hora a apostar y terminan perdiendo toda la mañana, porque en esos sitios se pierde la noción del tiempo». También hay quien trata de utilizar la tarjeta de crédito de algún adulto para jugar 'online'.
Las familias, habitualmente, «no son conscientes», advierte Pablo Contreras, de Primero de Bachillerato. Cuando se percatan de lo que ocurre, en muchas ocasiones se ha desarrollado ya una adicción. Los estudiantes son especialmente críticos con la publicidad a la que se prestan grandes figuras del deporte, un gancho fácil para los más jóvenes. «Cuelgan la publicidad en su 'instagram', y la mayoría de sus seguidores son adolescentes», denuncian.
Del problema del juego se hablará este jueves (Edificio Moneo, 18.30 horas) en unas jornadas en las que participarán, además de representantes de 'Adictlescentes', la Asociación de Usuarios de la Sanidad, la Federación de Asociaciones de Padres y Madres (FAPA) y la Unión de Entidades Murcianas de Atención a las Adicciones (UMAD), que agrupa a Proyecto Hombre y La Huertecica, entre otras organizaciones. Todos ellos exigen un endurecimiento de la Ley del Juego.
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