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Su apuesta por la ciencia y el impulso de la investigación es personal y profesional. Director de la Fundación Séneca, Antonio González Valverde (Murcia, 1964) ... celebra el cuarto de siglo de la puesta en marcha de la Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia (dependiente de la Consejería de Empresa, Empleo, Universidades y Portavocía), volcada en crear y mantener un ecosistema de investigación y producción científica en la Región y en impulsar la aplicación de los resultados. Doctor en Derecho y experto en políticas e instituciones de investigación, encara los 25 años de la fundación, que dirige desde 2004, con una sensación optimista: la ciencia y la tecnología están de moda.
–La apuesta fundamental de la Fundación Séneca estos 25 años ha sido por el talento. ¿Podemos ponerle números?
–Son casi 2.000 contratos y becas y 2.500 acciones de movilidad. También hemos apostado por generar conocimiento como un bien público, lo que sirve para atender los retos y los desafíos. Y en un momento de transformación tan profunda como este, la ciencia tiene un compromiso que cumplir. Está en juego un marco de relación más cercano y profundo entre los ciudadanos y la ciencia en relación, precisamente, a la cuestión de cómo la ciencia es capaz de estar presente en los problemas medioambientales, de envejecimiento, energéticos, que a la gente se le hacen ahora tremendamente cercarnos, sobre todo después de la experiencia del Covid. Y ese es el reto.
–La experiencia de la pandemia ha hecho que empecemos a creer de verdad en la trascendencia de la ciencia en nuestra vida.
–La Covid nos ha enseñado lo que puede hacer la inteligencia global. Igual que podemos ser muy estúpidos globalmente, como quedó demostrado con la crisis de Lehman Brothers, los científicos están preparados para actual globalmente de una forma inmensamente productiva y eficaz. La pandemia también nos ha enseñado el valor de la investigación básica. Pensamos que la vacuna ha estado lista en un año, pero detrás hay mucho trabajo. De esa investigación que hace avanzar el conocimiento, que se suele decir que no tiene un propósito claro, pero siempre tiene un propósito claro. Los avances en genética de los últimos años han permitido la vacuna. La pandemia también ha provocado un efecto desde el punto de vista de la comunicación. Y es que es la primera vez que ha habido que retransmitir la ciencia minuto a minuto. Eso ha desconcertado a los ciudadanos, que pensaban: 'ayer decían esto y hoy lo contrario'; pero es que la ciencia avanza así, no puede ser retransmitida. Los ciudadanos valoran mucho el resultado, pero no tengo tan claro que los científicos estén en la primera línea. Los investigadores han hecho la vacuna, pero la gente piensa en el producto y en las marcas, Pfizer, Moderna... No estoy seguro de que se esté dando valor a todo el trabajo que hay detrás, sigue siendo invisible.
–La difusión, llevar la ciencia a la calle y a las empresas, es uno de los cometidos clave de la fundación.
–La fundación ha tenido siempre cuatro vectores. Uno es el de formar y atraer talento, y también el de generar conocimiento de mucho nivel; se han financiado unos 1.500 proyectos de investigación. También la internacionalización: todos los investigadores pasan tiempo en el extranjero; uno de los elementos básicos es que liga del conocimiento es una liga internacional, y nuestros investigadores tienen que estar allí donde se estén desarrollando los mejores proyectos. Ese conocimiento tiene que crear valor, y la fundación es un lugar para crear oportunidades, para el talento, la investigación, que es un bien público que tiene que irradiar social y económicamente, pero también tiene que crear valor. Ese valor ha crecido. La ciencia ha crecido en importancia social, y el valor que crea empieza a verse como un valor tangible, un valor que puede resolver desafíos y es capaz de transformar. Esa conciencia es relativamente nueva, y esa conciencia de transferencia a la educación, la sanidad, la formación, nuestro reto es convertirla en una actividad cotidiana.
Comunicación: «Por primera vez ha habido que retransmitir la ciencia minuto a minuto»
Internacionalización: «La liga del conocimiento es internacional; nuestros investigadores tienen que estar en los mejores proyectos»
Apoyo social: «La investigación ha crecido en importancia social, y el valor que crea empieza a verse como un valor tangible»
–¿Cuáles son hoy los grandes retos de la investigación en la Región de Murcia?
–Los retos son globales; y nuestras urgencias también. El envejecimiento es clave; ya se empieza a hablar de centenarios, y terminará siendo un área propia; las cuestiones demográficas, climáticas, de transformación digital. En esta Región hay muchísimo potencial biomédico y de inteligencia artificial. Hay además una investigación básica de enorme valor, y en temas de salud de todo tipo. El reto de la energía es enorme. También hay retos importantes para las humanidades, en una sociedad que cada vez entendemos peor.
–Los psiquiatras alertan de que, sin la colaboración de esas ciencias sociales y humanidades, no serán capaces de enfrentar la pandemia de salud mental que tanto preocupa...
–Casi ningún problema grave puede hoy ni prescindir de la ciencia, ni resolverse solo con la ciencia. Es algo que los científicos han aprendido: a sumar saberes. Sin la ciencia ni solo con la ciencia. La integración de los saberes es importante: los problemas son cada vez más complejos, y nuestra capacidad individual es muy pequeña. Y lo que acaba siendo una habilidad valiosa es integrar saberes para enfocar el resultado.
–En plena pandemia fue relevante el papel de las ciencias sociales durante el proceso de vacunación...
–La investigación en humanidades suele tener menos visibilidad, pero en la Región hay un potencial muy grande. Lo mismo ocurre con la investigación básica, que tiene una larga tradición y calidad.
–Si se repasan las solicitudes de plaza a las dos universidades públicas publicadas esta semana, se podría concluir que las ciencias puras y las ingenierías están de moda: Matemáticas, Física, Química, Biología, las ingenierías... han recuperado el tono.
–Las ciencias están y se van a poner de moda. Lo digital ha generado muchísimas oportunidades laborales; consume matemáticos, físicos... Hemos trabajado con las carreras 'stem', pero además, según la Fundación CyD, la Región es la que tiene mayor especialización en ciencia para la salud de España. Tenemos que trabajar más en la ingeniería, y está claro que se está empezando a ver su potencial transformador, y las ingenierías se van a poner muy de moda.
–De momento las notas de corte de la UPCT han subido por la demanda...
–La transformación digital consume muchísimos perfiles profesionales para la programación, la seguridad, la inteligencia artificial, que evolucionan hacia allí. Los bachilleratos tecnológicos y científicos se están llenando. En esta Región gran cantidad de instituciones públicas y privadas se han puesto de acuerdo en que hay que estimular la dedicación, el aprecio y el valor social de las ciencias y la ingeniería.
–El reto sigue estando en las chicas, que son minoría aún en muchas de esas áreas...
–Pero solo en las ingenierías, y la Región no tiene malos porcentajes. En toda España suelen estar una a cuatro. Y esa chica de cada cuatro tiene siempre los mejores resultados. La Consejería de Universidades generó las becas Pilar de la Cierva para incentivar las matrículas de las chicas.
– Pero sigue costando que entren.
–Es absurdo decir que son carreras fáciles, porque son duras. El poder transformador de las ingenierías en este momento es enorme, y esa corriente está empujando a mucha gente que no busca solo una profesión, sino una profesión que pueda ejercer de forma consciente más allá de un trabajo. Es algo muy presente en la generación de ahora, la conciencia es más global.
–La nueva Ley de Ciencia blinda una financiación creciente y estable hasta alcanzar el 1,50 del PIB. Nos queda más de medio punto para llegar en la Región.
–Estamos en el 1,14, somos la séptima, con una inversión de la Comunidad de 341 millones de euros. Hay elementos positivos; estamos creciendo, lo hicimos un 5,5% entre 2019 y 2020, y somos la segunda comunidad con mayor esfuerzo inversor.
–La ley propone llegar al 3% con el empuje del sector privado. ¿Lo ve posible?
–Hay un compromiso importante. La Región ha sido la primera en crecimiento de empresas innovadoras. Es importante valorar también que estamos participando muy bien en programas europeos. Pero ese 3% es un objetivo muy largo. Los trabajos que la Consejería de Empresa, Empleo, Universidades y Portavocía está desarrollando en el ámbito del plan de ciencia están muy valorados. Lo que importa es que haya dinero en el sistema, y va a llegar dinero al sistema. Pero esa financiación no se da para cualquier cosa, solo para un modelo de desarrollo social y económico nuevo sustentado en la ciencia. Y eso es lo que la Región está intentando hacer.
–¿Se podrá vivir de la ciencia con cierta estabilidad, sin encadenar contratos temporales?
–Estoy seguro de que sí. Tenemos unas generaciones excepcionalmente bien formadas a las que se ha dado oportunidades. Y al mismo tiempo tenemos una comunidad investigadora elevada que tiene que pasar a otra función y necesita renovación, una renovación que solo puede hacerse atrayendo talento y reteniendo el que tenemos.
–¿Cómo podemos competir en esa 'caza mundial' de talento que se está librando? Con los sueldos es difícil...
–Competimos con todo lo que tenemos. Con centros de investigación que están a muy buen nivel. Esta Región genera el 3,5% de producción científica de impacto, y un 15% está en el 10% mejor. Los buenos centros atraen a los investigaciones, que vienen también por las buenas condiciones de vida y laborales. La ley avanza para que exista una carrera clara y previsible que tenga al final estabilización. Los elementos gastronómicos, climatológicos, también ayudan. Aprovechamos todo lo que tenemos.
–20.000 investigadores públicos se jubilarán de aquí a 2030 en España. En la UMU, la sangría de catedráticos es constante. ¿Se ha podido preparar el relevo?
–Hay mucha cantera, gente excepcionalmente preparada esperando una oportunidad. No se ha dejado de forma a gente, aunque algunos hayan abandonado la carrera porque la rigidez de las crisis han impedido un acceso regular. Mucha gente se ha ido, pero mucha gente también quiere volver.
–La reforma simplifica la maraña de burocracia que, se quejaban los investigadores, lleva aparejada cualquier proyecto.
–Los investigadores dedican muchísimo tiempo, demasiado, a la burocracia. El control del dinero público no es mayor que en otras áreas, pero es verdad que los investigadores no pueden estar permanentemente rellenando papeles, y se puede simplificar. Es importante poner el foco en los resultados obtenidos. Los investigadores quieren que se les pidan cuentas de los resultados y los objetivos cumplidos.
–La nueva ley introduce también mejoras laborales para los gestores y técnicos de la investigación.
–La gestión de la investigación y de la innovación es una profesión que demanda más y más profesionales, y la calidad de la investigación que se realiza tiene que ver con la calidad de ese personal de apoyo.
–Dedican buena parte de su presupuesto a la formación de jóvenes investigadores.
–El presupuesto se ha triplicado con respecto al año pasado, son más de 17 millones de euros. Hay fondos europeos que han impactado en dos áreas estratégicas, que son ciencias marinas –coordinado a nivel nacional por la Dirección General de Investigación–, y agroinvestigación, y están cofinanciados entre la Comunidad y el Estado.
–¿Se puede hacer, como defiende el investigador Pablo Artal, ciencia de primerísimo nivel desde el campus de Espinardo?
–Estoy convencido de que sí; la ciencia es una actividad que se hace en colaboración, cada vez más. Hay muy buenos grupos con colaboraciones internaciones de primer nivel, y hoy se trabaja en comunidades de conocimiento; tenemos muchísimo nivel en muchos ámbitos.
–Hace 25 años que desarrollamos el programa de divulgación. Desde el primer día pusimos en marcha programas de educación en la ciencia. La Región tiene muy buenos divulgadores, que se han entrenado en esas semanas de la ciencia, en las noches de la ciencia... Lo hemos trabajado mucho; también los temas de 'Stem', diez años antes de que cobraran protagonismo.
–Y lo hace casi por petición popular. Es un éxito: pone de acuerdo a casi 50 instituciones para hacer un esfuerzo de divulgación. Todos hacen el esfuerzo de ver cómo comunicar lo que hacen. Recibe a 20.000 visitantes, y los proyectos han ido adquiriendo el lenguaje adecuado. Es importante que los jóvenes respiren atmósfera científica, y eso se ha logrado. Es una ocasión de interpelar directamente a un investigador en plena calle, y también una forma de rendir cuenta de las inversiones y de presumir de resultados.
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