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La búsqueda de piso para un estudiante en la mayoría de ciudades universitarias de España suele ser un laberinto, un camino tortuoso donde muchos ... jóvenes sufren una pesadilla antes del inicio de cada curso. A los costes propios de la actividad académica y a los gastos del día a día durante los diez meses de estancia, se suman los precios prohibitivos del alquiler de pisos compartidos que, en muchos casos, son lo más parecido a un zulo de pocos metros cuadrados y que se encuentran principalmente en grandes ciudades.
Barcelona es la ciudad con el alquiler más caro de una habitación en un piso compartido, con un coste medio de 565 euros, y Madrid y Palma de Mallorca, las otras dos capitales más caras con un coste promedio de 500 euros, según datos del mes de agosto del portal inmobiliario Idealista. Por debajo de esta cifra se paga a una media de 400 euros el alquiler de habitaciones en Pamplona, Málaga, Santa Cruz de Tenerife y Bilbao, mientras que en Valencia son 395 euros. En Murcia el precio medio por habitación se sitúa en los 285 euros y no existe un problema de oferta, según los expertos inmobiliarios. Por el momento, escapa a la tensión que sufre el sector enfocado a los estudiantes en las principales capitales del país. «Comparado con Madrid, Barcelona, Salamanca y Pamplona, Murcia es Disneyland», apunta Jerónimo Jover, portavoz del colegio oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de la Región. El experto inmobiliario asegura que la oferta es más que suficiente para el número de estudiantes que demandan alojamiento. A ellos se une que los precios se mantienen con la mera subida del IPC (el 3%), «porque está aumentando la oferta y eso conlleva más competencia y la estabilidad en el precio».
Precios por habitación
2024, consumo medio por inquilino no incluido
Media precios individual/doble
3
2
1
4
5
6
La Ñora
1
Hab. Individual: 250€
Hab. Doble: 300€
Guadalupe
2
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 340€
3
Espinardo
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 330€
4
Centro
Hab. Individual: 320€
Hab. Doble: 350€
5
El Carmen
Hab. Individual: 300€
Hab. Doble: 350€
6
El Palmar
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 320€
Consumo medio / inquilino
Luz, agua, WiFi, mantenimiento
y cerradura privada
40€
Fuente: InterRoomMurcia, AlquiloFácil
Precios por habitación
2024, consumo medio por inquilino no incluido
Media precios individual/doble
3
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La Ñora
1
Hab. Individual: 250€
Hab. Doble: 300€
Guadalupe
2
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 340€
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Espinardo
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 330€
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Centro
Hab. Individual: 320€
Hab. Doble: 350€
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El Carmen
Hab. Individual: 300€
Hab. Doble: 350€
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El Palmar
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 320€
Consumo medio / inquilino
Luz, agua, WiFi, mantenimiento
y cerradura privada
40€
Fuente: InterRoomMurcia, AlquiloFácil
Precios por habitación
Media precios individual/doble
2024, consumo medio por inquilino no incluido
Espinardo
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 330€
Guadalupe
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 340€
La Ñora
Hab. Individual: 250€
Hab. Doble: 300€
Centro
Hab. Individual: 320€
Hab. Doble: 350€
El Carmen
Hab. Individual: 300€
Hab. Doble: 350€
El Palmar
Hab. Individual: 280€
Hab. Doble: 320€
Consumo medio / inquilino
Luz, agua, WiFi, mantenimiento
y cerradura privada
40€
Fuente: InterRoomMurcia, AlquiloFácil
El laberinto en la capital de la Región es unidireccional, no hay pérdida, siempre y cuando la búsqueda se haga con antelación. «Ahora mismo está todo copado, queda poco producto, los retales. El mercado enfocado a estudiantes comienza a moverse en junio y suele cerrar en agosto», recalca Jover. A diferencia de lo que ocurre en otros sectores, los chollos no se encuentran a última hora, sino que la fortuna sonríe a los previsores y son los rezagados los que deben afrontar la odisea para encontrar algo bueno, bonito y barato.
«Tengo un compañero que se puso a buscar una habitación a mitad de agosto y no encuentra nada por el centro. Lo que le queda son habitaciones que están en pedanías, como Algezares o La Alberca, por unos 250 y 280 euros. Nada barato, teniendo en cuenta lo lejos que están ubicados, pero al final tendrá que acabar allí», afirma Montse, una universitaria que estudia su segundo año de Enfermería en la Universidad de Murcia.
En cambio, Montse hizo los deberes hace tres meses y se aloja en un piso en el barrio de San Lorenzo, en pleno corazón de la zona universitaria, junto a La Merced. La estudiante lorquina asegura que Murcia es una ciudad donde los precios de los pisos compartidos «son asequibles» y donde, con cierta previsión, no es difícil encontrar alojamientos «apañados». Comparte la casa con dos amigas y pagan 220 euros con el agua incluida en un piso de 80 metros cuadrados. «Es viejo, las cañerías hacen mucho ruido y huele a cerrado, pero es amplio, luminoso y está bien situado», afirma. LA VERDAD ha hablado con varios universitarios que la próxima semana comenzarán a instalarse en sus respectivos alojamientos para afrontar un nuevo curso de la carrera que estudian. Dada su experiencia personal y la de gran parte de sus compañeros que se encuentran en su misma situación, coinciden con los profesionales del sector que Murcia es una ciudad donde no es difícil encontrar una habitación a un precio razonable, «teniendo en cuenta lo que hay ahí afuera».
Pero esa percepción varía dependiendo del bolsillo de cada cual, y hay excepciones. A Carmen Cánovas, estudiante de último año de Biotecnología, de Orihuela y de 21 años, y a su compañera sí les costó encontrar una casa que se ajustara a su presupuesto. «Eran todos supercaros. Lo que veíamos a través de inmobiliarias rondaba los 250 euros sin luz ni agua. Los pisos nuevos, bien situados y mejor acondicionados no bajaban de 300 euros. A través de redes sociales encontramos un anuncio en que se buscaba compañeras para completar un piso. Y así fue como acabamos en el barrio de Vistalegre en un apartamento por el que pagamos 216 euros cada una».
«Hola, somos dos chicas de 19 y 20, somos estudiantes de Historia del Arte y Educación Infantil, no fumamos y somos ordenadas y limpias. Buscamos piso por la zona de Santa Eulalia, Merced, plaza Circular, para compartir con chicas. Sería para entrar desde septiembre hasta junio. Si quieres unirte con nosotras para buscar piso o tienes un piso y buscas gente, ¡no dudes en escribirme, gracias!!».
Este anuncio fue publicado el pasado mes de mayo en el portal milanuncios.com por Alejandra, una estudiante almeriense de 20 años. Buscaba piso y a una tercera persona para completar la estancia. Encontró a la compañera y la vivienda en el barrio de Santa Eulalia por el que pagan 240 euros cada una con el agua incluida. El inmueble donde está es antiguo, tiene cocina, salón, dos baños y tres habitaciones, «no es muy grande, pero sobre todo buscábamos que fuera céntrico, y este está en una muy buena zona. Eso compensa».
El piso en el que vive Irene, estudiante de Periodismo y natural de Caravaca, es aún más céntrico si cabe que el inmueble en el que vive Alejandra. Dejó el piso en el que estaba el año pasado, y por el que pagaba 180 euros al mes, porque tenía previsto marcharse de Erasmus, pero al final no lo hizo y tuvo que buscar un nuevo alojamiento. En su caso, afirma, no le costó hallar una nueva vivienda, ya que las redes de amigos y conocidos funciona como una especie de buscador instantáneo de alojamientos entre estudiantes.
«Todas las personas de mi círculo de amistades que están en una casa compartida la han encontrado a través del boca a boca. Donde yo estoy ahora vivía antes una conocida. Me dijo que se iba a ir y yo me quedé en su puesto». Irene paga 200 euros, con los gastos de luz y agua aparte, por un piso con tres compañeras ubicado en pleno corazón de Murcia «y con el tranvía pegado a la puerta del edificio. Una ganga». Si se trasladara ese mismo piso a otra ciudad universitaria como Pamplona, y a una zona similar como es el barrio de Iturrama, el precio por una habitación oscilaría entre los 350 y los 650 euros. La diferencia se explica por un cambio de modelo que emerge en el sector del alquiler de viviendas.
El portavoz del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria admite que han detectado un incremento en el alquiler por temporadas, que antes era residual, provocado por la nueva ley de vivienda que, a ojos de los propietarios, les perjudica por las disminuciones de la deducción fiscal, las trabas burocráticas para alquilar y el aumento del tiempo para recuperar una casa okupada, entre otras medidas. «La norma ha hecho que los propietarios se estén pasando del alquiler de vivienda habitual al de temporal, porque es un modelo que no se acoge a la ley de arrendamientos urbanos (LAU), sino al Código Civil y, por ahora, da más seguridad al dueño».
Pero para que un arrendamiento sea realmente temporal la clave, señala Jover, está en buscar inquilinos con unas características determinadas, estudiantes o trabajadores eventuales. «Porque la temporalidad no la marca el plazo fijado en un contrato, ya que cuando vence, automáticamente se prorroga hasta los 5 años. La transitoriedad la fija este perfil concreto de inquilino».
Jover añade que dentro de este sector específico, el alquiler por habitaciones es un modelo que, si bien ha sufrido un aumento, no está creciendo todo lo que debería. «Los inversores están expectantes, porque el Gobierno quiere regular los alquileres de temporada, precisamente por no estar acogidos a la LAU. Quienes invierten aguardan a que las reglas estén claras antes de empezar el juego, para que no se las cambien en mitad de la partida. Si esto quedara claro, habría aún más oferta y los precios incluso bajarían. Esto beneficiaría tanto a propietarios como a inquilinos». En este terreno fértil aún por labrar ya han comenzado a trabajar algunas empresas que se dedican exclusivamente al sector inmobiliario estudiantil.
En ese nicho de mercado aterrizó hace dos años la inmobiliaria InterRoom, gestionada por dos jóvenes emprendedores, que cuenta con ocho pisos y 24 habitaciones para alquilar situados en las zonas 'calientes' de Murcia. «Espinardo, La Ñora, Guadalupe, El Palmar y el centro de Murcia son las zonas más demandadas por los estudiantes», afirma Kike Saura, uno de los socios de InterRoom.
Desde la firma aseguran que este verano ha aumentado el perfil de estudiante que alquila de forma individual y no en grupo de compañeros, «lo que evidencia un cambio de tendencia en cuanto a los alojamientos por habitación en detrimento del alquiler completo de un piso entre varias personas».
Otra inmobiliaria que también recolecta en el mercado del alquiler temporal para universitarios es Alquilofácil, que presta servicios en la gestión de arrendamientos urbanos, entre propietarios e inquilinos. Alejandro Sanz, uno de sus responsables, destaca la estabilidad en los precios que no han variado apenas en los últimos dos años. «La media de una habitación está en 285 euros. Si te vas al centro serían 300 más gastos; si te vas por ejemplo a Guadalupe unos 270 euros una habitación con cerradura privada, wifi y servicio limpieza».
Desde las inmobiliarias añaden que los propietarios se han dado cuenta de que alquilar un piso completo tiene más riesgo que una habitación. «En cuanto a seguridad, por ejemplo, la okupación es muy improbable, ya que no conozco ningún caso en que un estudiante haya okupado una habitación. Y en tal situación, el propietario podría acceder libremente a las zonas comunes de la casa.
La rentabilidad de arrendar una habitación, por otro lado, es superior, sobre el 30%, y la morosidad es mucho menor», enfatiza Kike Saura. Otra ventaja para los dueños de los pisos que destacan desde las firmas de este mercado en alza es que las zonas comunes de los pisos se vuelven casi innecesarias y se evitan los conflictos que surgen por exceso de ruido y molestias para los vecinos. «Hay más respeto por las estancias que no son privadas. El salón, por ejemplo, deja de ser un lugar habitual donde se organizan fiestas o botellones, porque existen normas y la principal es no molestar al resto de inquilinos. En un piso compartido esto no existe, y los estudiantes que entran pueden ser cívico o no serlo, y eso no se puede controlar.
En el caso de las habitaciones existen reglas de convivencia. Hay una limpiadora que pasa todas las semanas y cada uno tiene su cerradura privada; cada uno se lava sus platos; hace su colada; se hace su comida. «Son actividades del día a día que generan conflictos en pisos compartidos y eso en una habitación no ocurre», sostiene Alejandro Sanz de Alquilofácil.
La odisea por la que ha pasado Isabel Almela, una estudiante de Ingeniería de Minas de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), de 22 años, es similar a la que sufrieron decenas de alumnos que eligen la ciudad portuaria para realizar sus estudios. «Soy de Murcia, pero durante el curso vivo en Cartagena. Este año me he cambiado de piso, porque nuestra casera nos subió el precio del alquiler por habitación cincuenta euros por persona. Ahora estamos en uno que merece más la pena, pero nos ha costado bastante encontrarlo. Aquí no hay mucha oferta», contó a LA VERDAD.
El precio que paga ahora es de 250 euros, pero en Cartagena es un coste barato si se tienen en cuenta que la media ronda los 300 euros, según las diferentes inmobiliarias con las que contactó este diario, una de ellos Santa Florentina, de José Luis Liarte.
El alquiler de un piso completo se ha acabado. Ahora, los dueños prefieren arrendar por habitaciones, porque la rentabilidad es mayor. Cada vez son más los propietarios que optan por esta alternativa, porque en una mensualidad pueden llegar a ganar el doble que con un alquiler convencional. En la zona del Ensanche y el casco antiguo, dependiendo de las calles, el precio por arrendar un piso de tres o cuatro habitaciones, con salón, dos baños y cocina, se sitúa entre 700 y 800 euros, pero por habitaciones pueden llegar a 1.200.
Es un negocio tan rentable que hay propietarios de viviendas que han optado ya por transformar el salón en dos estancias para obtener más beneficios. El servicio que ofrecen es una habitación con baño y cocina compartida. Así ganan más dinero y evitan que los estudiantes monten fiestas en el comedor.
El perfil de este tipo de inquilinos es el de un joven que llega a la ciudad para continuar sus estudios. «Los precios están disparatadísimos. Eso está haciendo que muchos estudiantes opten por otras ciudades. Durante nuestro periplo buscando alojamiento, los hemos encontrado hasta por 400 euros al mes y por persona. Eso sí, estaba totalmente arreglado, pero su precio es más bajo que el que te puedes encontrar en la residencia de la calle Sor Francisca Armendáriz», aseguró Isabel Almela.
El presidente del Consejo de Estudiantes de la Politécnica, Alfonso Bastida, cree que hay que luchar para solucionar esta situación «Tenemos un gran problema al que hay que poner coto cuanto antes», indicó.
La situación es tal que algunos universitario que eligen la UPCT para estudiar un cuatrimestre o el curso entero, se ven obligados a tirar de hotel mientras no encuentran un alojamiento en un piso. La mayoría opta por el LoopINN Hostel, ubicado en la calle San Crispín. Incluso, otros deciden marcharse al municipio vecino de La Unión, donde los precios son más asequibles y hay facilidades de transporte, en tren y en autobús.
De esta situación son conscientes en la asociación Erasmus Student Network de Cartagena, que ayuda a los recién llegado a encontrar un alojamiento y a adaptarse a la ciudad. Para facilitar esta labor a los que vienen de fuera, esta asociación ha creado un grupo en la red social Facebook, para unir a los dueños de pisos que admiten a estudiantes por un corto espacio de tiempo y a los demandantes de alojamientos.
Desde este colectivo echan en falta que las administraciones, tanto regional como local, faciliten o ayuden a los universitarios a encontrar un sitio. La UPCT y el Ayuntamiento de Cartagena coordinan el servicio 'Comparte piso'. Incluye una bolsa de casas en alquiler gestionada por el Espacio Vivienda del Espacio Joven.
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