Los muñecos se adueñan del Noroeste

Sara y Hugo, de doce y cinco años, respectivamente, colocan una bufanda en el cuello del enorme muñeco de nieve que acaban de esculpir, en uno de los campos que se encuentran en el margen de la carretera RM-730, junto al cementerio de Caravaca de la Cruz. Ambos son alumnos del CEIP Pérez Villanueva de Cehegín, pero ayer se suspendieron las clases por el temporal y su tía Alicia decidió llevarlos a disfrutar de un día de nieve. «Siempre venimos aquí cuando nieva; los niños se lo pasan fenomenal», explica la mujer, que lleva dos bolsas de plástico cubriéndose las botas. «La última vez que nevó, me calé los pies».

'Sarhugo' -así han decidido llamar los pequeños a la figura de hielo- está casi acabado. Solo le falta la boca. Para ello buscan una pequeña rama que, doblada hacia arriba, da a la figura de hielo un aspecto sonriente: «Y ahora, ¡guerra de bolas!», grita la niña persiguiendo a su hermano. A varios metros de ellos se encuentran los dos hijos de Ángel, alumnos de Primaria en el CEIP Santa Cruz de Caravaca.

Los gemelos, de ocho años, llevan varios minutos esquivando la helada munición que se lanzan mutuamente. Uno de ellos, Camilo, hace rodar una pequeña bola sobre la nieve. En escasos segundos se ha transformado en una enorme esfera del tamaño de una pelota de baloncesto. «Le voy a tender una trampa a mi hermano», afirma el pequeño. Mientras, su padre asegura que nunca había visto nevar tanto, y se muestra sorprendido por el gran espesor que ha alcanzado. «Hemos intentado ir a la zona de Archivel y Barranda, pero nos hemos dado la vuelta porque la carretera está peligrosa», indica el hombre, de origen venezolano.

En las vías que llevan a ambas localidades, la RM-730 y la RM- 702, las quitanieves no dejaron ayer de circular para apartar el hielo acumulado. Dichas carreteras sufrieron complicaciones durante parte de la jornada, y estuvieron cortadas al tráfico en distintos puntos para su limpieza, lo que permitió la circulación durante parte de la mañana y ofreció la cara más lúdica del temporal 'Gloria'. En el trayecto hasta Barranda, ambos lados de la carretera se llenaron de familias y grupos de amigos que levantaron decenas de heladas figuras.

Antes de llegar a esa localidad, Ana y Raúl han detenido el coche para fotografiarse con el paisaje nevado al fondo. Han viajado desde Orihuela donde, en el colegio de sus hijos, el CEIP San Bartolomé, han suspendido las clases por el vendaval. «Hemos aprovechado que los niños no tienen cole para disfrutar de la nieve. Somos como los norteamericanos, que van detrás de los tornados; pero nosotros vamos tras la nieve: donde caen copos, allí vamos», explica la madre.

A mediodía, en Archivel nieva con intensidad. A la entrada de la pedanía caravaqueña, Melisa se afana para retirar con un rascador la capa blanca que se ha acumulado en el parabrisas de su vehículo. «Hace tres años, el coche se cubrió de hielo, y el cristal delantero se rompió por el peso. No quiero que me ocurra lo mismo», indica. La vecina se muestra preocupada por la posibilidad de que se produzcan cortes de electricidad, como el que sufrió todo el pueblo el pasado domingo. «Desde las seis de la tarde hasta las nueve de la noche estuvimos a oscuras y sin calefacción. Hubo sobrecarga y puede volver a pasar», manifiesta.

En ese momento, Juana Mari, una residente, abre la puerta de su vivienda en pijama, envuelta en una bata y con zapatillas de casa. «Hoy es día de estufa y migas», afirma sonriendo. Sin embargo, el gesto se le tuerce cuando habla del temporal. «Vivimos en una de las zonas más frías de la Región, pero no hay infraestructuras adecuadas para soportar una borrasca como esta. Si sigue nevando así, mañana nos quedaremos aislados como ocurrió en el año 2017. Las carreteras no están preparadas, y las quitanieves hace un buen trabajo, pero si la tempestad arrecia, no será suficiente con las máquinas», expone la mujer, quien saluda seguidamente a una vecina. Se trata de Encarna, que se dirige a un supermercado. «Voy a comprar algo mientras el tiempo no empeora. Como siga cayendo así, mañana no podremos ni abrir la puerta de las casas», advierte.

En el centro del pueblo, el propietario del bar El Chita se esfuerza, pala en mano, para quitar el hielo que ha ocupado la terraza y la entrada a su local. «No quiero que se descalabre un cliente». Entre palazo y palazo indica que si hubiese nevado durante el fin de semana «habríamos estado desbordados. Viene mucha gente cuando nieva», comenta. Aunque es un lunes, el bar está lleno de gente. Muchos trabajadores no han acudido a su puesto por el mal estado de las carreteras.

Es el caso de tres empleados de una empresa del polígono de Bullas. Están en la rotonda de la entrada a Bullas haciéndose un selfi. El escudo del municipio, que domina la infraestructura, está totalmente cubierto. «Nunca hemos visto esto así. Hoy no trabajamos. El jefe nos ha dicho que no vayamos, porque la carretera que baja al polígono, la RM-B18, esta cortada», afirma uno de los jóvenes. En esa vía se produjo ayer un accidente de tráfico a primera hora de la mañana. Un coche cayó por un barranco cerca de la rotonda de la 'lágrima'. «Esta mañana nos quedaremos por aquí, pero por la tarde iremos a Archivel para hacer un muñeco y merendar en El Chita», concluye una de las empleadas.