![Motín playero contra los «tapabocas»](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202104/02/media/cortadas/motinpla-U130889236749CzG-U1301016591618fq-1248x770@La%20Verdad-LaVerdad.jpg)
![Motín playero contra los «tapabocas»](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202104/02/media/cortadas/motinpla-U130889236749CzG-U1301016591618fq-1248x770@La%20Verdad-LaVerdad.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
¿Mascarilla en la playa, aunque no haya alma humana a 10 metros? Va a ser que no. A los pocos turistas que ayer pisaron ... la arena del Mar Menor, sobre todo por culpa del viento, les gusta poco o nada la ley publicada anteayer en el BOE, que obliga a llevar el cubrebocas en cualquier espacio físico, aunque no haya nadie alrededor. Taparse la cara con el trapo quirúrgico les amarga incluso más que que les prohíban acodarse en la barra de los bares.
Eso de tener que llevar la careta incluso si estás tomando el sol a varios metros de la toalla más próxima, le arruga el entrecejo a todo el mundo. «Complicado para tomar el sol. ¿Cómo te vas a quedar, a dos colores?», comenta Amalia, que ayer se acercó a pasar la jornada festiva con su familia desde Los Garres, donde residen, hasta la playa de Los Alcázares.
Las nubes y el vendaval de aire apenas les dejaron hacer unos castillos de arena a Fernando y Amalia con sus dos hijos pequeños. «Yo soy más de sombrilla, así que la llevaremos porque no nos gusta incumplir las normas», comentaba Amalia, sin confiar mucho en que el resto de los bañistas vaya a respetar «la ley del bozal».
La auténtica resistencia se fragua en el colectivo náutico, que ayer salió en estampida hacia la playa de Las Salinas, en Los Narejos, para volar sobre el agua arrastrados por los vientos de Levante de hasta veinte kilómetros por hora que barrieron la costa del Mar Menor. «No me la pienso poner», dice tajante Antonio mientras se mete dentro del neopreno. «Y si viene la Policía, me meteré corriendo al agua», se subleva.
«Es fatal llevar la mascarilla al aire libre», se indignan Paula y Lara, recién llegadas a Los Narejos para desplegar sus velas frente al chiringuito Spinosa. No se terminan de creer que los contagios pueden ser posibles en la playa. «Te tendría que estornudar encima alguien con coronavirus que esté muy cerca», impugnan por su cuenta al BOE.
A Paula le parece imposible combinar el «tapabocas» con el pelo mojado y el esfuerzo intenso de controlar la cometa. Más aún en la fase previa de hinchar la cometa. «Te asfixias dándole aire. Yo tengo que parar varias veces porque me falta la respiración, y eso que tengo fondo físico, así que no te cuento con mascarilla», replica David, estirando los aparejos de volar.
Tampoco se les ha pasado por la cabeza anudarse el filtro a las orejas a los amigos Miguel y Manolo, ni piensan en echársela al bolsillo en su próxima incursión a la playa. «Me la he dejado en el coche», se encoge de hombros uno de los deportistas. Puestos a refutar la norma, Manolo cree que «lo que va a provocar es que haya cientos de mascarillas luego en el agua, porque ¿qué hacemos con ella cuando salgamos con la vela?».
Este 'kiter' ya veterano se declara en rebeldía ante la mascarilla playera a pesar de que «yo la uso siempre, hasta para hacer el amor», afirma.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.