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Jorge Muñoz, con sus herramientas de trabajo. V. Vicéns
«Un monje nos pidió que le cortáramos el pelo como a los frailes del siglo XV»

«Un monje nos pidió que le cortáramos el pelo como a los frailes del siglo XV»

Jorge Muñoz, barbero, toma las riendas de una barbería icónica de Santa Eulalia

Viernes, 6 de julio 2018, 07:50

Medio siglo después de que abriera sus puertas la babería de Santa Eulalia, en Murcia, y cuando todos creían que cerraría sus puertas tras la jubilación del maestro Antonio, un aventajado discípulo, Jorge Muñoz, toma el relevo para regocijo de los parroquianos. Además, el joven profesional ha imprimido cierto aire de modernidad al tradicional negocio que durante generaciones ha sido epicentro de la moda en ese barrio en cuanto a arreglos del pelo masculino. Ahora el local se llama la Barbería de Jorge.

-¿Qué supone para usted seguir con la tradición del maestro?

-Es todo un orgullo profesional seguir con una tradición ya marcada en el barrio. Abierta en el año 1971, supone todo un privilegio seguir creando historia. Hemos convertido la barbería en un referente del barrio; ha sido lugar de encuentro de varias generaciones de vecinos porque han pasado desde los abuelos a sus nietos. Y siempre conservando el espíritu del maestro Antonio.

-¿Cuál fue su primera impresión cuando llegó al barrio?

-Me pareció una zona muy amable, un barrio con la esencia del barrio de toda la vida. Yo hago vida de barrio, vivo en él. Es una zona emergente, residen parejas jóvenes, marcando así un futuro para Santa Eulalia.

-¿Somos en esta Región muy coquetos a la hora de arreglarnos?

-Con respecto a la barbería, sí. Nuestros clientes son de hacerse servicios completos; me refiero al cuidado integral. También nos solicitan bastante nuestro servicio más exclusivo: el afeitado americano.

-¿Cómo ha evolucionado la barbería en las últimas décadas?

-El negocio estuvo a punto de desaparecer. Sufrió un estancamiento muy notorio; no tenía un buen proyecto de evolución. Sin embargo, en los últimos diez años ha sido la profesión con más demanda del mercado laboral. Nos hemos convertido en parte esencial de la vida diaria del hombre de hoy. Cuidados especiales, rituales, cabellos, moda, estética, asesoramiento en general, son el día a día del hombre del siglo XXI.

-¿Hay un remedio infalible contra la caída del cabello?

-Si realmente lo hubiera, crea usted que se lo diría. No hay remedio milagroso, pero sí existen rituales de prevención. Nosotros en nuestro establecimiento aconsejamos el mejor remedio que es, y será siempre, un buen champú.

-¿Está decayendo la moda de los bigotes y las barbas o, en cambio, evoluciona?

-Decayendo, no. Como en todas las tendencias, evolucionan, cambian los estilos y los modos de vida; y también han de cambiar las barbas y los bigotes. En la Barbería de Jorge siempre estamos al tanto de las tendencias. Aconsejamos a nuestros clientes de forma personalizada, dependiendo de su estilo y estatus de vida, tanto social como laboral. En nuestra barbería todos los estilos tienen cabida, todos los clientes encuentran su estilo.

-¿Qué beneficios tiene un buen afeitado, el de toda la vida?

-Muchos, el de toda la vida lo hemos adaptado a las necesidades del hombre de hoy. No solo es quitar pelo con una navaja. Se trata de afeitar, hidratar, nutrir, purificar, cuidar la piel, en resumen, el afeitado de toda la vida lo hemos convertido en uno de los rituales más demandados de nuestra barbería. Hemos creado una sensación de salud y bienestar para nuestros clientes.

-¿Cuál es el corte más raro que le han pedido?

-En todos los años que llevo de profesional nos han pasado muchas cosas curiosas. Nos han pedido diferentes estilos y formas, muchos de ellos originales y otros poco acertados, pero nos ceñimos al gusto del cliente. Sí hubo un corte que nos llamó la atención en particular; y no por raro, sino por la experiencia del corte y del personaje al cual se lo realizamos. Vino un monje y nos pidió que se lo cortáramos como en el siglo XV. Creamos un corte de coronilla, a laterales, con la circunferencia bien marcada. En resumen, le hicimos un corte-fraile a un fraile.

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